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El Invitado Indeseado

Por Alfonso Gómez Godínez

@ponchogomezg

El tiempo sexenal avanza y caminamos hacia el fin de la gestión del presidente López Obrador. En su momento vendrán los analistas, la sociedad y la historia a calificar su gestión económica. Sin duda que será polémica, claramente confrontada y polarizada.

En estos momentos, a unos cuantos meses de la finalización de su gobierno, López Obrador goza de una alta aceptación ciudadana. Lo anterior le va a permitir realizar, después de la elección presidencial, sus “giras del adiós” en todo el país. El supuesto fundamental es que ganará su candidata, se caminará hacia el llamado “segundo piso” de la Cuarta Transformación y se gestará una transición suave entre el gobierno saliente y el entrante con un marco de estabilidad y certidumbre económica.

A diferencia de transiciones gubernamentales pasadas de Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid, Salinas y Zedillo -todas del mismo partido-, que resultaron traumáticas y fueron conocidas como las crisis de fin de sexenio, la apuesta es que se realizará la transición de López Obrador sin sobresaltos económicos.

La candidata oficial, Claudia Sheinbaum, ha externado que le gustaría que el actual secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, repita en el cargo en su eventual gobierno. La declaración va en el sentido de ir cimentando los pasos para generar certidumbre y confianza en el entorno económico. Ramírez de la O es un economista de gran prestigio con credibilidad en los mercados. El mensaje es claro, no se va a improvisar, no habrá curva de aprendizaje que provoque dudas e incertidumbre. Así, la propuesta es que Ramírez de la O ejecute en 2025 el presupuesto que hoy está elaborando para su aprobación en el Congreso de la Unión.

En este contexto, todo apunta a una transición de gobierno sin contratiempos y amenazas sobre la estabilidad macroeconómica. Sin embargo, un invitado indeseado puede aparecer de manera abrupta y, dado el caso, se necesitará la pericia económica para atendarlo.

El invitado indeseado puede llegar del exterior. Hoy lo podemos personificar en los riegos de confrontación en Medio Oriente, una escalada del conflicto que afecte los precios de petróleo, afectando la inflación y el crecimiento global, y la eventual salida de capitales hacia los llamados refugios seguros, los bonos estadounidenses y los metales.

Otra personificación podría darse como consecuencia del resultado electoral en Estados Unidos y el crecimiento de las tensiones entre ese país con Rusia por el tema de Ucrania y con China, vinculadas a los reclamos por Taiwán y las luchas comerciales agravadas. Un discurso ultranacionalista en Estados Unidos, antinmigración, pudiera generar cierto ruido en las relaciones económicas con México.

Frente a esas posibles volatilidades provenientes del exterior, la solidez del Banco de México en su política monetaria y cambiaria y la existencia de las reservas internacionales dan posibilidades de amortiguar los choques externos.

Internamente un invitado indeseado llegaría como consecuencia de un conflicto poselectoral, de no reconocimiento al resultado electoral, que desborde a las instituciones y aliente la violencia y la confrontación.

Es posible que las fuerzas políticas que obtengan la presidencia de la República no cuenten con la mayoría calificada en el Congreso. Aquí se requerirá del talento y del compromiso democrático de ambas instituciones, del Ejecutivo y del Legislativo, para crear los puentes y consensos que permitan transitar en el 2025 con un presupuesto que se encontrará al límite y planteando recortes fiscales para mantener la estabilidad económica. También veremos cómo se mueve el actual conflicto con el Poder Judicial.

Escenarios posibles, alertas, focos amarrillos a los que debemos estar atentos y que no generen tensiones sobre la estabilidad macroeconómica en esta etapa de transición de gobierno.

 

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