Opinión Política
EDUCACIÓN E HISTORIA

De Kennedy-Nixon a Fox y Labastida

Los debates entre candidatos presidenciales comenzaron a transmitirse por televisión en 1960.

 

Por Alfredo Arnold

Anoche se llevó a cabo el primer debate entre los candidatos a ocupar, a partir del día primero de octubre y de acuerdo al resultado electoral del ya muy próximo 2 de junio, la Presidencia de México.

Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez estuvieron frente a frente por primera vez en la sede del INE para exponer sus ideas sobre: 1) Educación y salud, 2) Transparencia y combate a la corrupción y 3) No discriminación, grupos vulnerables y violencia contra las mujeres.

Este encuentro fue el primero de tres programados por el Instituto Electoral. Los siguientes serán el 28 de abril y el 19 de mayo. Los analistas políticos nos ofrecerán las conclusiones de este ejercicio que fue inaugurado en nuestro país en el año de 1994.

Hoy nos vamos a referir brevemente al origen de los debates presidenciales televisados, es decir, aquellos que acercan a los candidatos al escrutinio de los votantes. Es historia reciente, aunque muchos aún no habían nacido hace 64 años, en el caso de Kennedy y Nixon, y hace 30, en el caso de Fox y Labastida.

El primero de estos debates y probablemente el más famoso, es el que libraron los dos contendientes a la Presidencia de Estados Unidos en 1960: el vicepresidente Richard Nixon, por los Republicanos y el joven senador John Kennedy por los demócratas. Se realizó el 26 de septiembre de ese año en los estudios de la CBS en Chicago.

Nixon era favorito, tenía gran experiencia y venía precedido de un encuentro no formal que había sostenido el año anterior con el líder soviético Nikita Krushov durante una feria de productos de manufactura norteamericana que tuvo lugar en Moscú. En aquella ocasión se encontraron los dos personajes y polemizaron sobre las ventajas del capitalismo y el comunismo, y sobre la pertinencia de los inventos que se exponían. Aquel encuentro pasó a la historia como el “debate de la cocina”, porque se transmitió desde un sitio en el que había novedosos artículos eléctricos para cocina.

Aquello fue muy interesante, pero no se trató propiamente de un debate presidencial. En cambio, lo del 26 de septiembre de 1960 sería diferente. Había temas candentes como la guerra fría, la carrera espacial, la guerra de Vietnam y el problema de Cuba, entre muchos otros.

Se dice que Nixon, aun siendo favorito, no estaba en su mejor día; de hecho, asistió al debate afectado por una fuerte gripa. En cambio, Kennedy se preparó tanto en el contenido de sus palabras como en su apariencia física.

La imagen de los dos candidatos presidenciales fue crucial, pues si bien no existen datos contundentes, se afirma que Nixon ganó el debate entre quienes lo escucharon por radio, pero Kennedy arrolló entre quienes lo vieron por televisión. Se impuso el poder de la imagen sobre el discurso.

La televisión de entonces era blanco y negro, lo cual acentuó el mal estado de salud en que se encontraba Nixon y, en cambio, realzó el dinamismo de Kennedy. Fueron 70 millones de norteamericanos los que vieron el debate televisivo, cifra cercana al 40 por ciento de la población adulta que Estados Unidos tenía en aquel entonces.

El resultado es de sobra conocido: Kennedy fue elegido Presidente y buscaba la reelección cuando fue asesinado en Dallas en 1962, y Nixon también llegó a la Casa Blanca en 1969 y ahí se mantuvo hasta 1974 cuando renunció a causa del escándalo de Watergate.

Desde entonces ha habido debates televisados muy interesantes entre los presidenciables de Estados Unidos.

En México, los debates comenzaron en 1994 con los candidatos Ernesto Zedillo, Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cárdenas, aunque eran siete los candidatos registrados ante el INE. Sin embargo, el que más se recuerda es el del año 2000 cuyo foco estaba puesto en el panista Vicente Fox y el priista Francisco Labastida.

Debate Fox, Cuahutemoc y Labstida.

A diferencia del debate entre Kennedy y Nixon, que transcurrió con gran cortesía, saludo de manos, sonrisas y fotos, el de aquí, entre Fox y Labastida fue todo lo contrario. Las acusaciones, descalificaciones y sobre todo las ofensas personales estuvieron a la orden del día. Fox llamó “chaparro” y “la vestida” a su contrincante y le hizo señas obscenas, además de expresar que “a mí, lo majadero se me quita, pero a ustedes, lo corrupto, nunca”.

La insistencia del panista por continuar el debate que originalmente se realizaba en la casa de campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, se convirtió en eslogan. Fox quería ir al debate oficial en el INE esa misma noche y pronunció aquel famoso “Hoy, hoy, hoy”.

Aquel encuentro generó auténtica pasión y hasta peleas entre los partidarios de uno y otro candidato. Los debates de hoy han perdido frescura, espontaneidad e ingenio, aunque ese análisis será tema de otra índole. Por cierto, este fue el primer debate que puso frente a frente a dos mujeres.

 

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