Charlas en la Cafetería del Barrio
Por Alberto Mora
@alberto_mora
-El aprendiz de político entra en acción enamorado de la política, con orgullo invita a sus amigos a participar, defiende los valores y principios éticos de la política. Al paso de los años, se erigirá como líder, se enamorará del poder, olvidará lo que motivó y dio origen a su participación. Su vocación de servicio se transformará en hambre de poder; traicionará sus principios, incluso a algunos de los amigos que lo acompañaron en su proyecto original. Será un líder, posiblemente un gran líder, pero dejará de ser un político.
Así arranca la charla Jorge, profesor de Sociología en la universidad, cafetero exigente, siempre atento a la cremosidad, cuerpo, aroma y sabor del café que le sirven en la cafetería del barrio.
Rubén, quien se aficionó al café gracias a las charlas frecuentes que Jorge provoca desde hace algunos años en la cafetería del barrio, responde con su tono académico:
-Liderazgo y política caminan de la mano, pero no son lo mismo. El primero, es el que tiene la capacidad de influir y motivar a otras personas; el segundo es el que abraza una doctrina o principios filosóficos y se dedica a atender los intereses públicos.
“Es muy frecuente que se deposite en la misma gaveta a estos personajes, a mujeres y hombres que se enlistan en la competencia por cargos de representación o en la administración pública. Por eso es importante revisar el comportamiento, el carácter los criterios que rigen la conducta de estas personas.
“En política las acciones y omisiones son importantes. El político no se limita a observar o describir. El político busca determinar qué es bueno o malo desde el ojo de la Constitución, de leyes y reglamentos vigentes. Así provoca y encauza la vida humana en su ámbito de influencia.
“El líder puede ser positivo o negativo. Negativos son, sin lugar a dudas, los líderes autoritarios, se caracterizan por ser dominantes y abusar de su poder. Además, imponen los temas a tratar y cómo se deben abordar. No permiten la libre expresión ni siquiera de sus compañeros, solo les importa ganar sin reparar a que costo. Por otra parte, los lideres positivos son líderes que permiten que el resto del grupo opine y permite que haya mejores relaciones entre los distintos miembros del grupo, reconocen los errores para transformarlos en lecciones y estar abiertos a escuchar la posición de sus adversarios en temas comunes. En ese proceso, si llegan a reconocerse en causas y abrigan un catálogo de principios conductuales, pueden llegar a ser considerados como políticos en ciernes”.
Pablo, el más joven de la mesa, solicita una nueva ronda de cafés para continuar la charla. Se despoja de sus lentes, para dirigir su reflexión a los dos profesores que acompaña a quienes les guarda un profundo respeto intelectual y comparte el gusto por las charlas con café.
-Mis queridos maestros, por razones de edad puedo albergar la esperanza en que los políticos incipientes conserven y cultiven los valores, principios y ética que caracteriza originariamente a la política. Por mi experiencia y el análisis en el desempeño de los gobernantes de mi país, en las últimas 3 décadas, debo confirmar la hipótesis del maestro Jorge. Mujeres y hombres que se aventuran a navegar en las turbulentas aguas del poder, pierden su brújula y terminan siendo orientados por los representantes de intereses económicos; algunos menos oscuros que otros, pero al final intereses económicos.
“Hoy en día el poder lo representan y ejercen personas con intereses económicos muy precisos y, por tanto, hay que evitar en la medida de lo posible que lo ejerzan en forma indiscriminada, distorsionada, en función de beneficios particulares.
“Existe una enorme complejidad para entender el poder, pero sobre todo para someterlo a valores, a normas jurídicas que protejan su ejercicio en un marco ético que sea reconocido y respetado por la comunidad. Esta condición actualiza la urgencia de políticos, de esos que despliegan su profesión con la comodidad que le da aplicar el sentido ético en la política”.
Así, el más joven de los parroquianos cierra la charla en la cafetería del barrio.