De 12 gubernaturas que tenía a la llegada de Alejandro Moreno a la dirigencia nacional, el PRI hoy sólo gobierna dos estados y se queda al nivel de los partidos políticos menores con apenas el 11% de la votación nacional. Aun así, el presidente priista busca repetir en el cargo y quedarse hasta el 2032, ante la oposición de sus críticos dentro del partido.
Por Julio César Hernández
¿Qué sucederá si en la ruta que va el Partido Revolucionario Institucional (PRI) termina por desaparecer en unos años más, antes de que Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas termine sus tres períodos de reelección como aseguran sus detractores que pretende hacerlo al conseguir que sus incondicionales aprobaran reformas a los estatutos para que los dirigentes se mantengan hasta por 12 años al frente del Comité Ejecutivo Nacional?
La respuesta que muchos encuentran es: nada. No sucedería nada cuando de acuerdo con Encuesta Mitofsky el 70 por ciento de los ciudadanos consultados confesaron que nunca votarían por el PRI y cuando en los pasados comicios del 2 de junio únicamente logró sumar el 11 por ciento de la votación nacional, apenas el uno por ciento más que el partido Movimiento Ciudadano y pocos más que el Partido Verde Ecologista de México y que el Partido del Trabajo.
A ese nivel ha caído el Revolucionario Institucional, aquel partido que a punto de cumplir cien años de vida perdió por vez primera la presidencia de la República en el 2000 y no supo mantenerse en el poder después de recuperarla en el 2012 y dejarla en manos de quien fue el autor de su himno en tiempos cuando era un orgulloso priista: Andrés Manuel López Obrador.
En aquel año cuando Vicente Fox Quesada y el PAN sacaron “a patadas” -auguró varias veces en campaña el candidato- al PRI de Los Pinos, el partido era presidido por la yucateca Dulce María Sauri Riancho, quien ante la derrota presentó su renuncia, pero no le fue aceptada. Para entonces gobernaban 21 estados de los 32.
En 2016 estuvieron en juego 12 gubernaturas y el PRI recibió otro doloroso descalabro: perdió siete. Entonces el presidente del partido era el hoy senador electo Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien también entregó el cargo cuando llevaba apenas 10 meses al frente.
“Los priistas estamos obligados a hacer una profunda y seria reflexión sobre lo que ocurrió en la jornadaelectoral del 5 de junio (…). En congruencia con el compromiso y disciplina que asumí al tomar posesión del cargo de presidente del Comité Ejecutivo del PRI, hoy presento mi renuncia ante esta Comisión Política Permanente para permitir así que una nueva dirección encabece las transformaciones que nuestro partido requiere”.
MANLIO BELTRONES RIVERA / PRESIDENTE DEL PRI
DESPUÉS DE SUFRIR LA DERROTA EN LAS ELECCIONES DEL 2016.
En aquel entonces, el PRI aún gobernaba 15 estados.
En 2006, aprovechándose de una serie de marrullerías que provocaron otra fuerte rebatinga al interior del PRI que provocó la renuncia como secretaria general del partido de la maestra Elba Esther Gordillo Morales, Roberto Madrazo Pintado operó como presidente nacional del partido para ser el candidato presidencial frente a Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador.
La historia registró cómo el PRI y Madrazo Pintado fueron arrojados a la tercera posición con el 24% de la votación. Sin embargo, aún eran gobierno en 17 entidades.
EL POLÉMICO Y HÁBIL “ALITO”
Cuenta el excandidato presidencial Francisco Labastida Ochoa que el entonces precandidato a la dirigencia nacional, José Narro Robles, le comentó que Moreno Cárdenas le dijo que no participara en la contienda interna -en la que estaba apuntada también la ahora senadora de Movimiento Ciudadano, Ivonne Ortega, y Lorena Piñón, diputada-, porque él ya traía el apoyo del presidente Enrique Peña Nieto y de su sucesor, ya electo, Andrés Manuel López Obrador.
Cierta o no la versión -Narro no la ha desmentido-, el 11 de agosto de 2019 Alejandro Moreno y Carolina Viggiano Austria, como candidata a la secretaría general, obtuvieron un triunfo arrollador en un proceso abierto a la militancia y ciudadanos que les dieron un millón 603 mil 725 votos contra los 177 mil 298 que tuvo Ivonne Ortega y los 49 mil 251 de Lorena Piñón.
Hubo denuncias de que “Alito” ofreció tres mil pesos por voto, además de que se entregaron vales de despensa con valor de cien pesos-
Con 28 años de militancia -ingresó en 1991-, Moreno Cárdenas rindió protesta el 18 de agosto de aquel año como nuevo presidente del CEN del PRI para el periodo 2019-2023. Al término de este período, en medio de reclamos para que convocara a elecciones, “Alito” logró que el Tribunal Electoral le extendiera su mandato un año más, lo que le permitió no sólo operar el proceso electoral pasado sino, incluso, promover y obtener la reforma estatutaria que le permitiría mantenerse por tres ocasiones más al frente del PRI.
EL DERRUMBE EN LA ERA “ALITO”
En agosto del 2019, cuando Alejandro Moreno asumió la dirigencia nacional del PRI gobernaban 12 estados: Sonora, Sinaloa, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca, Colima, Guerrero, Campeche y el Estado de México.
En las primeras elecciones que enfrentó ya como dirigente nacional, el golpe de la derrota fue duro y “secó”: perdió ocho gubernaturas. Pasaron a manos de Morena: Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Zacatecas y Tlaxcala.
Ante la derrota, se alzaron las voces de Roberto Madrazo Pintado y Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, pidiendo la salida de “Alito” Moreno. El dirigente aguantó el vendaval de criticas y se mantuvo en la dirigencia.
Al año siguiente -2022- hubo elecciones en dos estados gobernador por el PRI y las dos las perdió: Hidalgo y Oaxaca.
Y en el 2023 estuvo en juego la llamada “joya de la corona”: El Estado de México… y la perdió.
En casi cinco años de ser dirigido por Alejandro Moreno, el PRI perdió 10 gubernaturas de las 12 que mantenía en su poder cuando llegó a la dirigencia. Hoy solo gobierna Coahuila y Durango, estado que jugó con un candidato de sus filas, pero en alianza con el PAN y el PRD.
De acuerdo a datos registrados por algunos medios, la fuerza del PRI cayó un 65.6% en 12 años, entre la elección de Enrique Peña Nieto del 2012 y la del pasado 2 de junio de este año, pero sumó un 25 por ciento más entre 2018, cuando su candidato fue José Antonio Meade, que no era priista, y ahora en 2024 cuando volvió a contender con un candidato que no fue de sus filas, Xóchitl Gálvez Ruiz.
Los números con Alejandro Moreno han sido negativos para el PRI, pues mientras en 2018 obtuvo para la Cámara de Diputados el 16.5%, ahora en el 2024 cayó al 11.1%; en tanto que para la Cámara de Senadores hace seis años logró un 15.8% y ahora este año el 10.8%. Su gestión arroja “números rojos”, pues en 2021 obtuvo el 17.7% de la votación y tres años después ´descendió al 11%. Bajó seis puntos en sus casi cinco años en la presidencia.
Se estima que durante la gestión de “Alito” Moreno el PRI habría perdido al 80% de su militancia.
“ALITO”: DE AQUÍ A LA ETERNIDAD
Ahora, en un proceso cuestionado y calificado de ilegal por sus adversarios dentro del PRI, y en el marco de un proceso electoral que oficialmente aún no concluye, Alejandro Moreno convocó a una Asamblea Nacional para, entre otros puntos, poner a consideración de los asambleístas, mayoritariamente incondicionales, la reforma al artículo 178 de los estatutos con lo que se revoca la prohibición para que la dirigencia nacional, las estatales y municipales puedan reelegirse.
Con esta reforma aprobada por los asambleístas -luego de que en tiempo récord de ocho horas se trabajó en cuatro mesas y los 100 consejeros de la Mesa de Estatutos la aprobaron-, Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano Austria, en la secretaría general, podrán reelegirse por dos periodos más para sumar dos sexenios al frente del partido, hasta el 2023.
Pero luego “Alito” Moreno se anotó otro triunfo, cuando el Consejo Nacional aprobó con 474 votos a favor (97.5%), cinco en contra y siete abstenciones, que la próxima elección de la dirigencia fuera mediante el método de la asamblea, despejando así cualquier riesgo de perder si aplicaran el método de elección abierta a la militancia y ciudadanía como fue su elección en el 2019.
¿QUIÉN EXTRAÑARÁ AL PRI…? ¿Y A “ALITO”?
La atracción que ha generado el conflicto al interior del PRI se debe más a la historia que le antecedió desde que se fundó en 1929 con el nombre de Partido Nacional Revolucionario, que luego se transformó en el Partido de la Revolución Mexicana en 1938 hasta quedar con el actual de Revolucionario Institucional desde 1946, su aportación al desarrollo del país y la generación de grandes figuras políticas cuyos nombres han quedado en la historia… para bien y para mal.
Con Alejandro Moreno en la presidencia, el PRI ha quedado al nivel de aquellos partidos que Diego Fernández de Ceballos calificó como la “chiquillada”, precisamente cuando el PRI ganaba todavía elecciones presidenciales y no pocas gubernaturas y cientos de presidencias municipales, y aún la mayoría en las cámaras de diputados y senadores.
EL PRI quedó prácticamente a la par de Movimiento Ciudadano, Verde Ecologista y Partido del Trabajo, y por eso quizás poco a poco se pierda el interés sobre lo que haga o deje de hacer, y quizás vuelva a ser noticia en cada proceso electoral si se concretan los augurios de las voces críticas dentro del PRI que auguran una caída cada vez más consistente hasta su desaparición como ocurrió el dos de junio con el Partido de la Revolución Democrática.
El desprestigio del PRI fue una pesada carga en la espalda de su candidata presidencial Xóchitl Gálvez Ruiz y del PAN, partido que ahora anuncia que es momento de marcar distancia con el tricolor y romper la alianza que habían concretado desde el 2021 y que de alguna manera queda “coja” ante la pérdida del registro del PRD. Hoy los panistas reconocen que fue un “error histórico” haberse aliado con el PRI.
Por eso hay quien ante este escenario se plantea: ¿Qué pasará si desaparece el PRI? Nada, es la respuesta prácticamente unánime. ¿Quién extrañará al PRI? Nadie, parece oírse al unísono, pues hoy ya no representa nada ni a nadie. Incluso, aquellos sectores que fueron pilares en su existencia, hoy están borrados del mapa: el obrero, el popular y el campesino.
Hoy el PRI ha quedado reducido a Alejandro Moreno, a quienes integran con él la dirigencia nacional y sus incondicionales en los estados donde aún se pelean por “migajas” que tampoco ya nada significan.