El exdirigente estatal del partido, quien fue cercano colaborador de don Javier García Paniagua, pone fin a 55 años de militancia priista, en protesta por la reforma a los estatutos que permitirían a Alejandro Moreno reelegirse en el cargo hasta tres veces más.
Por Julio César Hernández
El lunes pasado, de manera sorpresiva para muchos de sus correligionarios -aunque otros ya sospechaban que eso sucedería-, José Socorro Velázquez Hernández, ex presidente del Comité Directivo Estatal del PRI (2016-2017) hizo pública una carta en la que daba a conocer su renuncia a más de medio siglo de militancia en el partido, pues, argumentó, “no puedo pertenecer a una organización política con un liderazgo ilegítimo”, y acusó que el tricolor “hoy por desgracia (va) caminando rumbo a su desaparición por la ambición desmedida de quienes confundieron la responsabilidad con la propiedad”.
-Eres el primer exdirigente estatal del PRI que renuncia a su militancia de 55 años…
-Bueno, ha habido otros exdirigentes que se han ido; ahí están Héctor Pizano, Eduardo Almaguer…
-Pero las razones que llevaron a la renuncia…
En estas circunstancias que se están viviendo en este momento, de una dirigencia nacional que, a mi juicio, ya es ilegítima, pues sí, creo que sí soy el primero, no conozco de ningún otro caso. Y menos de alguien que tenga 55 años de militancia en el partido.
-¿Cuál fue la reflexión que hiciste para tomar esa decisión, que llamó la atención por las razones que esgrimiste, que no son las mismas de Pizano o Almaguer?
-Sí, ellos renunciaron en su momento por otro tipo de situaciones, yo lo hago en protesta, porque no estoy de acuerdo con la manera en que el partido ha venido siendo conducido por la actual dirigencia nacional y, mucho menos, porque la actual dirigencia, encabezada por Alejandro Moreno, quiere eternizarse al frente del partido. Me parece que es una aberración política, y jurídicamente tampoco es aceptable, aunque puede tener recovecos jurídicos que le den legalidad, pero jamás tendrá legitimidad.
-¿Qué pensaste para tomar la decisión de renunciar? Porque tiempo atrás, en febrero, rompiste toda relación con las dirigencias nacional y estatal y decidiste no participar activamente en las campañas ni como consejero estatal.
-Así es, porque simplemente me di cuenta de que los actuales dirigentes no tienen palabra. Un dirigente que no tiene palabra, que no cumple sus compromisos y en el que se pierde la confianza, pues ya no te inspira ningún respeto. Entonces, yo asumí la responsabilidad de retirarme de toda actividad partidaria sin renunciar al partido.
“Pero en este momento, con las reformas que se aprobaron a los estatutos en la última asamblea nacional, a mi juicio ilegales, no puedo estar de acuerdo en que se eternice el dirigente, porque, así como por el momento le dieron trámite a una reelección de ocho años, al estilo de don Porfirio (Díaz) al rato vuelven a reformar los estatutos y ahí se queda.
“Y lo que hay de fondo es que se están repartiendo las migajas de la representación proporcional, se están repartiendo los recursos de las prerrogativas y se están repartiendo los espacios de poder que todavía le quedan al partido, en franca decadencia, y por supuesto, también, están considerando su permanencia como un escudo de impunidad frente a las posibles persecuciones justificadas que puedan tener, porque ninguno de los que están en la dirigencia nacional es la Inmaculada Concepción como para tener ahí la conciencia muy tranquila”.
-Después de que anunciaste tu distanciamiento con las dirigencias y decidiste no tener actividad partidista, se manejó que te habían ofrecido algún espacio o candidatura y no te cumplieron o ese fue el caso de tu sobrino Omar Hernández, quien era el secretario general del comité estatal y por prelación, además, le correspondía asumir la presidencia, pero lo hicieron a un lado…
-Yo nunca busqué ninguna posición ni me la ofrecieron, tampoco; y ya no estoy para buscar posiciones políticas, y tampoco esto lo hice como para llamar la atención y se acordaran de mi para una oportunidad, Ya las tuve todas, estoy muy satisfecho de lo que hice, pero ya no pienso participar activamente en política, sino que sólo seguiré siendo un observador de la vida política del estado y del país. Pero no, no hubo nada de eso.
“En el caso de Omar, sí, evidentemente, ahí fue un incumplimiento total al compromiso, a la palabra que había por parte del presidente del partido, de incluirlo en la lista de candidatos a diputados de representación proporcional, y no le cumplió. Como no le cumplió a mucha gente en todo el país, por eso hay una serie de renuncias, incluso de la que era presidenta del comité estatal en Campeche, que tampoco le cumplió. Y ají están las cartas de renuncia donde se afirma o que te estoy comentando.
“Entonces, sí me retiré porque ya no puedo confiar en una dirigencia que no cumple su palabra, en un dirigente que no la tiene, que engaña a todo mundo y que para satisfacer sus ambiciones y permanecer al frente de un grupo de amigos en el partido, hace cualquier cosa engañando a la militancia y eso yo no lo tolero”.
-A lo largo de sus 55 años de militancia cuántos dirigentes no viste pasar, pero ¿de veras Alejandro Moreno es el peor como dicen sus detractores?
-¡Pero sin duda! Y ahí están los números. No puedes comparar a Alejandro Moreno con ninguno de los que fueron presidentes del partido. Todos tenían cuando menos respeto por la institución, éste no tiene ningún respeto.
“Yo entré al partido cuando era presidente del comité nacional Alfonso Martínez Domínguez (1968-1970), siguió (Manuel) Sánchez Vite, (Jesús) Reyes Heroles, siguió (Porfirio) Muñoz Ledo, pero no, nunca había visto una dirigencia que confundiera, como yo lo digo en mi escrito (de renuncia), la responsabilidad con la propiedad; le dieron un nombramiento y creyeron que eran las escrituras.
“Yo no estoy de acuerdo, el partido no es propiedad de la dirigencia, es de todos los militantes; por eso no puedo seguir convalidando con mi presencia, con mi participación, a una dirigencia que considero ilegítima y en la que no creo”.
-También te opusiste a las primeras reformas a los estatutos que planteó Alejandro Moreno cuando llegó a la dirigencia…
-Sí, cuando todavía tuve participación voté en contra de algunas reformas a los estatutos que consideré centralistas y que estaban en contra de lo que yo siempre propuse como dirigente del partido, de que había que descentralizar el poder de la dirigencia nacional y darle mayor capacidad a los estados para resolver la cuestiones públicas internas, pero ahora todo está centralizado en el Comité Ejecutivo Nacional en una especie de dictadura que se acerca, más bien, al estanlinismo que al priismo tradicional.
-Tú trabajaste muy cerca de don Javier García Paniagua, quien fue dirigente nacional del PRI, cuando era el partido todopoderoso y el partido del gobierno. ¿Puedes marcar algunas diferencias en la manera en que se hacía aquella vieja política con la que se hace ahora?
-No, bueno, se cumplía la palabra, se cumplían los compromisos, se estaba cerca de la gente, se hacía política, y en lo que se quedaba, eso era. Era una política de respeto, de buscar los equilibrios, de buscar los consensos, de darle a cada quien lo que le correspondía en el escenario político, y de acuerdo a la participación y a la fuerza que tuvieran al interior del partido.
“No era una camarilla de incondicionales que estaba alrededor del dirigente. ¡No! Mucho menos como Javier que era generosísimo con todas las expresiones políticas, como era generoso en lo personal. Era totalmente diferente…. Estos, sí, supuestamente son muy demócratas de palabra, pero son autócratas en su actuar”.
-¿Cuándo se perdió el PRI? ¿En el 2000 cuando perdió la presidencia de la República por primera vez o cuando ganaron otra vez la presidencia en el 2012?
-Creo que se perdió cuando (Enrique) peña Nieto le perdió el respeto al PRI, imponiendo a Enrique Ochoa (2016-2018), ahí se perdió. Ahí se perdió, porque ya no fue lo mismo, y ahora me da risa oír a Aurelio Nuño (secretario de Educación con Peña y precandidato a la presidencia de la República), que defiende la democracia en el PRI, cuando él fue responsable, junto con (Luis) Videgaray de la imposición de Enrique Ochoa, que a mi juicio ha sido el segundo peor presidente del PRI.
“Y se perdió también por la corrupción que hubo en el sexenio de Peña. Peña fue el principal activista, con su gobierno, para que llegara (Andrés Manuel) López Obrador. Luego llega René Juárez (finado) a convalidar la derrota, y luego llega este nefasto, y ahí va el PRI como en un tobogán, en plena decadencia”.
-No en vano el PRI aparece en las encuestas como el partido por el que la mayoría nunca votaría…
-Es una pena, porque el PRI, también hay que reconocerlo y hasta sus más acervos críticos, fue un partido que hizo grandes contribuciones al país, al desarrollo de México, a la institucionalización de la Revolución y del fortalecimiento de la democracia en México.
-¿La dirigencia estatal es una extensión de la dirigencia nacional?
-¡Absolutamente! ¿Absolutamente! No tengo nada más que decir, pero es una extensión…
-Pero ¿qué pasó? Ustedes (los expresidentes) tenían mucha participación cuando Laura Haro era dirigente del partido y dijo que siempre los iba a tener cerca para que la aconsejaran. ¿Qué pasó?
-Antes de que resolvieran las diputaciones y faltaran a su palabra en los compromisos establecidos. Nosotros apoyamos a Laura para que llegara, pero ella… la deslealtad hacia nosotros fue por parte de ella… Ahí estábamos y le dimos nuestro respaldo, de lo que no me arrepiento, pero cuando no se cumplen los compromisos, se acaba el compromiso, porque los compromisos son de ida y vuelta y las lealtades también. Nosotros no rompimos esos compromisos, los rompieron ellos.
-¿Laura pudo haber hecho más por ustedes o simplemente estaba “amarrada” a las decisiones de su dirigente nacional?
-Pudo haber hecho mucho más, porque ella convalidó… es más, yo creo que ella hizo las propuestas para los diputados de representación proporcional ante su amigo el presidente del partido; entonces, ella es cómplice de “Alito” de todo lo que se hizo acá en Jalisco y no se cumplió.
-Laura ha sido muy dura en sus críticas a quienes terminan renunciando al PRI, y recientemente dijo que ni siquiera repartieron volantes en la pasada elección…
-¡Hombre sí…! Pero no puedo decir lo que pienso porque luego me acusan de violencia de género, pero no tiene razón (en lo que ha dicho). Creo que mayor cinismo no se puede concebir. Es tratar de ocultar la verdad con falsedades, no tiene sentido, Hay evidencias abundantes de lo que se hizo y de lo que se dejó de hacer.
¿Y del actual presidente del partido, Antonio Padilla?
-Es lo mismo, es otra extensión de Laura… pero más chiquita.
-¿Y qué opinas que a lo dicho por Miguel Castro en redes, lo primero que hizo fue pedirle cuentas de sus gastos de campaña a la gubernatura?
-Esa es una tontería, no tiene sentido. Miguel es un gran militante del partido. A Miguel el partido le quedó a deber. No sólo tengo respeto sino afecto por Miguel. Es injusta esa desafortunada declaración del presidente del partido.
-¿Te sientes, entonces, con la conciencia tranquila?
-¡Totalmente! ¡Totalmente! Pero con éstos, ni a la esquina, y menos con un partido que tiene dueño, yo no quiero ser parte de esa organización.
-¿Consideras que le entregaste al PRI lo que pudiste?
-Yo me entregué con todas mis capacidades a cumplir con la responsabilidad que en su momento se me dio. Yo fui no solamente presidente, fui secretario general, secretario de Organización dos veces, fui secretario de Acción Electoral, secretario adjunto a la presidencia, fui delegado en varios municipios, en estados… ¡en fin!
-Fuiste regidor, diputado local, dos veces diputado federal… ¿te faltó ser algo?
-A mi me hubiera gustado ser senador, pero las cosas son como son y no como uno quiere que sean, pero estoy muy satisfecho con lo que la vida me permitió ser. Tuve muchas satisfacciones. No me arrepiento de nada.