Opinión Política
OPINIÓN

“No podría contestar eso”

NOTA DEL EDITOR

Por Julio César Hernández

@jcentresemana

No, el título de esta entrega no se refiere a la respuesta que dio la nueva secretaria de Educación federal, Leticia Ramírez, que no supo responder cómo, en el nuevo modelo educativo, se le enseñarán las matemáticas a los menores de segundo año de primaria, sino se refiere a lo que parece será la política de comunicación de la nueva dirigente de Morena en Jalisco, Katia Castillo.

Y así como la amiga de López Obrador no supo contestar esa pregunta, la amiga de Mario Delgado, dirigente nacional morenista, parece rehuírle a las entrevistas con los medios de comunicación, prometiéndoles que se las concederá, pero preguntando previamente si se le enviará un “guion” o se le harán llegar las preguntas por escrito, como lo hizo con quien esto escribe.

Claro, no cumplió con el compromiso adquirido de concedernos la entrevista, que prefirió fuera vía telefónica. No sabemos si fue por razones de la manera en que llegó a la dirigencia estatal de Morena -por un descarado “dedazo”-, o porque, efectivamente, no podría contestar ninguna pregunta porque no tiene un proyecto acabado con qué sacar adelante a su partido, porque no sabe ni qué hacer o porque no tiene la más mínima idea de lo que es conducir los destinos de un partido político que es gobierno en el país.

Katia Castillo se “sacó la lotería” sin comprar boleto. Está al frente de Morena Jalisco gracias a su amistad con Mario Delgado del que fue compañero de curul en la Cámara de Diputados, y porque éste “negoció” -en otros lados se dice “obligó”- con los liderazgos con mayor número de consejeros en Jalisco a votar mayoritariamente por su amiga, a lo que éstos últimos accedieron, seguramente porque así les conviene con miras a la definición de las próximas candidaturas para el 2024.

Así se explica que Castillo le haya ganado a Marcela Michel López, regidora de Morena en Tlajomulco, que fue la representante en la contienda de los grupos a los que no les convenía la imposición de Mario Delgado. Y mire que Michel López no sólo tiene más cartel que la nueva dirigente, sino que además ha realizado un destacado papel como oposición en su municipio.

Pero las conveniencias son las conveniencias.

Katia Castillo se empeña en negar que Mario Delgado la haya impuesto y remite a que se cuenten los votos con los que ganó. Con su respuesta, simplemente demuestra que “no podría contestar eso”, porque nunca se pone en duda que no haya ganado por mayoría de votos, sino lo que se cuestiona es cómo, la manera, en que esos votos se emitieron a su favor, pues “no podría contestar eso” si le preguntáramos cómo le hizo ella, personalmente, para ganarse esos sufragios, con cuántos y con cuáles consejeros habló para convencerlos de que era la mejor opción; con qué argumentos los convenció; cómo le hizo para hablar con cada uno de los 200 consejeros si para empezar su nombre nunca apareció entre las prospectos a contender por la dirigencia, sino que fue gracias a su amigo Mario Delgado que la mayoría de los consejeros supo que existía.

Por el bien de los morenistas jaliscienses, por el bien de quienes por no pelearse con Mario Delgado le dieron sus votos para que ganara la elección, porque ojalá y no los deje en ridículo; por el bien de la política de Jalisco, por el bien del sistema de partidos en el estado, ojalá y Katia Castillo no cubra el perfil de muchos funcionarias y funcionarios de Morena que no saben para qué están donde están, y todo se lo deben a la amistad con que pretenden ocultar su incapacidad o ignorancia.

La nueva dirigente de Morena en Jalisco, Katia Castillo, estará a prueba para demostrar no si es capaz de dirigir las riendas de Morena, sino de ser dirigente de un partido político en Jalisco.

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