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Libros de texto: gratuitos pero libres. Por una nueva propuesta

Por Alfonso Gómez Godínez

@ponchogomezg

La Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos, creada por el entonces presidente Adolfo López Mateos en febrero de 1959, ha sido un pilar fundamental en el desarrollo del sistema educativo mexicano. Desde que se entregó el primer ejemplar en enero de 1960 y hasta la fecha, la escuela mexicana no se puede entender sin el invaluable sostén de los libros de texto gratuitos.

Debe de reconocerse que millones de niños, por nuestras limitadas condiciones económicas familiares, hubiéramos tenido severas dificultades para poder acceder a libros que nos guiaran en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Líneas aparte, resultaba sumamente emocionante recibir al inicio del ciclo escolar la dotación de nuevos libros, su aroma y contenido cautivaban y sorprendían.

Hasta la presidencia de Ernesto Zedillo, los libros de texto eran impresos con el llamado papel educación, un papel de color café, con cierta porosidad y alto gramaje. La fabricación del papel educación estaba a cargo de la empresa pública “Fábricas de Papel Tuxtepec”, ubicada en Oaxaca y que estaba adscrita a la entidad gubernamental “Productora e Importadora de Papel”, conocida como PIPSA, que formaba parte de la Secretaría de Gobernación. Con Zedillo, los libros de texto cambiaron de tipo de papel, se empezó a utilizar papel bond, más blanco y liso, adquiriéndose de empresas privadas.

PIPSA y sus fábricas han sido privatizadas, cerrándose el ciclo donde en la elaboración del papel de los libros de texto a manos del sector público se utilizaban subsidios y precios negociados de venta con la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos. Un esquema de funcionamiento de las entidades paraestatales acorde a los tiempos del populismo económico.

Tenemos varios días en que los libros de texto gratuitos están envueltos en una intensa polémica comparable a la que generó el surgimiento de estos a inicios de los años sesenta cuando fueron señalados por su supuesto contenido “comunista”.

Alrededor de los libros de texto ha existido siempre una polémica de carácter ideológico y político de disputa sobre las responsabilidades del Estado y de los padres de familia, de discrepancias entre ambos con respecto a los contenidos de los libros, fundamentalmente al abordarse temas vinculados a la formación histórica, cívica y de valores.

El hecho de que los libros de texto gratuito estén bajo el control y monopolio estatal, implica el alto riesgo de choque entre el Estado y diversos grupos de la sociedad civil, riesgo que se incrementa sí en su elaboración se omiten los procesos de consulta y de intercambio con la comunidad educativa y organismos especializados. Situación agravante será aprovechar el monopolio estatal sobre los libros de texto gratuito para que de acuerdo con la supremacía ideológica del gobierno en turno se implementen visiones parciales y zigzagueantes, se distorsionen contenidos a costa de la calidad educativa.

Requerimos libros de texto gratuitos pero libres y con tal finalidad se propone que el Estado otorgue a las familias, no los paquetes de libros, sino un bono o deposito por cada hijo en educación básica y secundaria para que se adquieran con una guía escolar proporcionada por las escuelas los libros de texto adecuados. Se estimularía la diversidad de libros de texto, también la creación de materiales educativos por parte de los maestros y las escuelas, el contraste entre contenidos y la libertad de elegir.

 

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