Por José Antonio Elvira de la Torre
Prof. del Departamento de Estudios Políticos del CUCSH de la UdeG
Las instituciones políticas de Francia, además de ser interesantes para estudiar y analizar, son ejemplo para las democracias del mundo (su sistema de gobierno semi presidencial, la regulación sobre elecciones, campañas, debates entre candidaturas…). El 10 de abril se llevaron a cabo elecciones para renovar la Presidencia de la República (período de cinco años y con posibilidad de reelección por una ocasión) y los resultados obligan a una segunda vuelta electoral que se realizará el 24 del mismo mes.
En la primera vuelta el candidato que mayor cantidad de votos obtuvo fue el actual presidente, Emmanuel Macron (La República en Marcha) con 28% de los sufragios. En segundo lugar, Marine Le Pen (Frente Nacional) con 23%. El resto de los contendientes no participarán en la segunda vuelta: Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa) 22%, Eric Zemmour (Reconquista) 7%, Valérie Pécresse (Republicanos) 5%, Yannick Jadot (Verdes) 5%, Jean Lassalle (Resistamos) 3%, Fabien Roussel (Partido Comunista) 2%, Nicolas Dupont-Aignan (Levantar a Francia) 2%, Anne Hidalgo (Partido Socialista) 2%, Phillipe Poutou (Nuevo Partido anti Capitalista) 1% y Nathalie Arthaud (Lucha Obrera) 1%.
Aunque se esperaba que la centro derecha con Pécresse (Republicanos) y la izquierda Mélenchon (Francia Insumisa) fueran contendientes, la segunda vuelta reeditará la confrontación de 2017 cuando Macron ganó la presidencia a Le Pen, aunque en aquella ocasión en primera vuelta y con un margen amplio (66% vs 34%). En dicha elección el escenario político estaba dominado por inseguridad económica, terrorismo, crisis de migrantes y refugiados, así como por insatisfacción con el entonces presidente François Hollande (Partido Socialista), quien concluyó su mandato con 4% de aprobación. Macron, no obstante haber sido funcionario en el gobierno de Hollande, se presentó con éxito como candidato independiente y derrotó electoralmente a la derecha nacionalista que representaba Le Pen.
En 2022 las condiciones son diferentes. Las principales preocupaciones han sido la emergencia de salud y la guerra en Europa. De la misma forma, Macron es evaluado ahora como el responsable de un gobierno que, aunque no ha perdido la confianza de los franceses, tampoco ha cumplido las enormes expectativas que se tenían de él en temas sumamente complejos como el sistema de pensiones. Las encuestas muestran que es más probable la reelección del presidente, aunque el avance significativo del radicalismo tanto de derecha como de izquierda, han cerrado la brecha a un 53% contra 47%.
El comportamiento de los electores que se mostró en la primera vuelta, muestra que Macron ganó más votos en ciudades y zonas urbanas con mayor desarrollo, mientras que Le Pen obtuvo mayor respaldo en zonas rurales. Una clave para la segunda vuelta ha sido la capacidad de los candidatos y sus partidos para atraer a los votantes de otras orientaciones políticas, sobre todo los del 21% que votaron a Mélenchon (Francia Inumisa) y que se sitúan mayormente en el sur de Francia.
Estas líneas fueron redactadas antes de la segunda ronda, por lo que será necesario dedicar más tiempo a analizar sus resultados y lecciones.