TRIADA
Por Jorge Jaime Hernández
Periodista y Master en Administración
jorgejaimeh@hotmail.com
Luego de que el gobierno federal anunciara un ajuste del 20% al salario mínimo en nuestro país, los entendidos en la materia económica pronosticaron aumentos a los precios de los productos tomando en cuenta algo muy sencillo: La ley de la oferta y demanda, que dice que cuando se incrementa la demanda por tener mayor ingreso y la oferta no aumenta, entonces lo que aumenta son los precios.
Con el entendimiento de que las empresas en todo el mundo tienen como fin último obtener utilidades, usando la menor inversión para sumar la mayor ganancia, pudimos observar cómo la inflación se incrementó de manera real en muchos servicios y productos justificándose en los 1,052 pesos mensuales que por decreto se debía aumentar a los salarios, y la pregunta al principio del 2023 fue: ¿De dónde le vamos a pagar estos 207.44 pesos diarios a los empleados? Claro que la respuesta fue: ajustando los precios.
En su tiempo se “cacaraqueó” que con esto se recuperaba el 90% del poder adquisitivo del salario mínimo, tomando en cuenta las presiones en este rubro que se hicieron a la reforma laboral por la firma del Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (TEMEC).
Lo cierto es que esta acción puso en muchos predicamentos a las fuentes de trabajo por todas las cargas impositivas, teniendo como alternativa bajar la cortina para irse a la informalidad o aguantar vara.
Podemos establecer que esta acción de carácter general no se pudo aplicar a nivel nacional porque muchas empresas no pudieron negociar los contratos colectivos con un aumento tan grande, cuando se venía de atravesar por la pandemia que provocó el cierre de fuentes de trabajo que no resistieron estas presiones.
Ahora la inflación en México se ha ido bajando, pero los intereses que ofrecen los bancos a los ahorradores e inversionistas están altos en comparación con lo que se ofrecían todavía hace dos años, el promedio sobre pasa el 10% anual, lo que provoca menor índice de uso de dinero para producción de nuevas empresas.
La pregunta acerca del salario mínimo sobre si es correcto en nuestra situación actual, se puede contestar bajo el esquema de que los trabajadores deben mejorar su calidad de vida en base de su ingreso personal y familiar, pero deben tener una justificación y estar soportados por la productividad y no por los buenos deseos.
Hay que subrayar que la mayoría de los trabajadores de Jalisco ganan más de un salario mínimo y que ya se está erradicando la vieja práctica de darse de alta en el IMSS con un sólo minisalario, lo que al sumar su aportación para jubilarse los deja terriblemente indefensos.
Afortunadamente la secretaria de Trabajo ha entregado buenas cuentas en relación al incremento del empleo, estando en los primeros lugares a nivel nacional en esta área, y se ha podido tener estos resultados por el buen diálogo que se tiene entre los sindicatos, la empresa y el gobierno, siendo nuestro estado un ejemplo.
El gobierno de Enrique Alfaro Ramírez cuenta con estos números como parte de sus buenas cuentas con la sociedad y lo maneja como un activo que le puede representar votos al partido que representa, tomando en consideración que sí les ha dado apoyo tanto al sector empresarial como al sindical.
Ahora sólo falta que los “naranjas” sí quieran aprovechar ese impulso que se ha conseguido en los ingresos de las familias jaliscienses para sumar gente agradecida por su economía a los posibles votantes. Pero eso es otra historia.