Por Carlos E. Martínez Gutiérrez
Consultor en Desarrollo Urbano y Vivienda
@carlosemgtz
A través de los años, el Estado en su conjunto ha perdido su papel fundamental en la planeación, administración y vigilancia de los territorios que administran por mandato constitucional o en la coordinación institucional que están obligados.
El constante crecimiento de las ciudades obliga a una planeación y políticas públicas urgentes para combatir y revertir la problemática generada a través de los años, pero han quedado de lado aspectos básicos como la planeación integral, la vivienda, las grandes obras para el abastecimiento del agua, el saneamiento, las medidas para la protección al medio ambiente, la planeación de forma integral del desarrollo urbano, la movilidad, la infraestructura y equipamientos entre otros temas por demás indispensables,
El dejar a las fuerzas del mercado la construcción de vivienda y, por supuesto, la expansión urbana que esta generó, ha dejado saldos negativos en nuestras ciudades, ciudades desconectadas, especulación del suelo, falta de servicios públicos, áreas desvinculadas, falta de equipamientos urbanos, infraestructura deficiente, ausencia de transporte público, construcciones con alto grado de vulnerabilidad, fragilidad ambiental y, por supuesto, deterioro del medio ambiente por mencionar algunos aspectos, pero lo alarmante es que hoy en día también estamos cometiendo el mismo error al no planear de forma integral y racional los crecimientos de los asentamientos humanos, y más aun tratando de aplicar las nuevas políticas urbanas en materia de consolidaciones y densificaciones en ciudades por demás desordenadas y con muchos temas sin resolver.
Hoy se requiere una planeación integral del territorio como un plan estratégico de las ciudades y su territorio, desgraciadamente los planes y programas en materia de desarrollo urbano y ordenamiento del territorio actuales en su mayoría, se elaboraron con una visión de corto plazo solo en materia de usos del suelo, en el ya de por si mal administrado territorio.
En las principales ciudades del país se ha dado el impulso a la vivienda vertical como una propuesta aparente para combatir el rezago habitacional, pero ha carecido de una política integral de mitigación de los impactos urbanos de forma global, de los equipamientos necesarios para la nueva población de las áreas públicas, de escuelas y más grave aún, una política integral de restitución de las redes de agua potable, alcantarillado y servicios en general de manera distrital y no individual.
En materia de vivienda valdría la pena atenderla de una forma integral desde la planeación del territorio y la atención a la problemática a todos los niveles de gobierno y todos los tipos de vivienda; plantear y ejecutar políticas públicas y acciones para combatir la desigualdad que existe en esta materia con programas integrales para personas que no tienen acceso al crédito, que alinee las diferentes políticas públicas y programas del desarrollo social dispersas en varias dependencias, que consolide la regularización de la tenencia de la tierra para beneficio de los que menos tienen, que adquiera reservas territoriales para los equipamientos urbanos y no en beneficio de los desarrolladores, que desarrolle vivienda de renta, que ayude a regular el mercado inmobiliario, que innove con políticas públicas de adquisición de suelo, que retome los programas de auto-construcción asistido por técnicos dentro del servicio social profesional, entre otras muchas acciones, programas y políticas públicas.
Debemos admitir que nos equivocamos. El ejemplo de lo que no se debe de hacer está a la vista de todos. Si de veras se quiere combatir la problemática y rediseñar las ciudades, debemos de replantear las formas que se han realizado al día de hoy en diferentes rubros y temas de las ciudades; corregir los rumbos e innovar, es el reto que mucho depende de las autoridades. ¿Lo tomaran?