El líder obrero de filiación de izquierda amenazó con “aplastar” a los conservadores con la eyuda del ejercito.
Por Alfredo Arnold
Durante la primera mitad del siglo pasado, al mismo tiempo que nuestro país se deterioraba y sufría un trágico baño de sangre por la caótica Revolución mexicana y la persecución religiosa, se libraba un debate ideológico de altura en los círculos intelectuales y filosóficos. Surgieron personalidades que proclamaban ideas conservadoras, liberales, de extrema derecha, centro o izquierda, anarquistas, incluso pretendían imponer formas de comportamiento moral y de racionalidad científica en el gobierno y la sociedad. Había de todo.
Vicente Lombardo Toledano fue uno de los ideólogos más prominentes de la Izquierda. Fue el primer secretario general de la poderosa Confederación de Trabajadores de México (CTM) que se convertiría en uno de pilares del PRI. Lombardo nació en 1894 y murió en noviembre de 1968. Por extraño que parezca, no fue precisamente un crítico contra los sucesos de la Plaza de las Tres Culturas como tampoco lo había sido contra el encarcelamiento de Demetrio Vallejo por la huelga ferrocarrilera. A pesar de sus ideas, fue un disciplinado aliado del Gobierno hasta que en 1948 fundó su propio partido, el Partido Popular, al que años después se le añadió la palabra Socialista (PPS).
Doctor en Filosofía por la UNAM, fue parte de los “Siete Sabios de México”, grupo de intelectuales de distintas preferencias ideológicas llamados así en referencia a los “Siete Sabios” de la antigua Grecia. Otro de ellos fue el fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, de ideas completamente opuestas a las de Lombardo.
En 1936, ya como jefe del movimiento obrero, Lombardo Toledano pronunció en Guadalajara un discurso que generó sorpresa y alarma porque insinuaba que el Ejército podía involucrarse a su favor en cuestiones políticas. Concretamente, se refería a los enfrentamientos que sostenía el grupo Acción Revolucionaria Mexicanista (ARM), conocido como “Camisas Doradas”, que apoyado por el ya entonces expresidente Plutarco Elías Calles combatía a los grupos comunistas creados por el propio Lombardo.
Caló tan fuerte el discurso, que motivó un duro artículo editorial en el periódico La Opinión de Los Ángeles, California, influyente diario en español fundado el 16 de septiembre de 1926. Esto decía el editorial titulado “Lombardo desbarra”, publicado en la página 3 del sábado 5 de septiembre de 1936:
“El líder obrerista Lombardo Toledano dijo hace días en un discurso pronunciado en Guadalajara ante una manifestación de trabajadores, que ‘está seguro de que el Ejército Nacional se unirá con los obreros para aplastar a los conservadores en el caso de una emergencia que se haga necesaria la acción directa’.
“La misión de Ejército, en todos los países de la tierra, es la de apoyar con la fuerza de las armas el respeto debido a las instituciones. Su actuación obedece solamente a las disposiciones emanadas de los poderes Legislativo y Ejecutivo, siempre a través del último. El Presidente de la República puede movilizar todos o parte de los efectivos militares, pasándolos del pie de paz al pie de guerra solamente con la autorización del Congreso. Por otra parte, esos elementos dependen de la Federación directamente, siendo ese el motivo por el cual permanecen casi siempre al margen de las luchas políticas en los Estados.
“Si el señor Lombardo Toledano hablaba con sinceridad durante el discurso de Guadalajara, está lamentablemente equivocado (…) Imaginémonos por un momento que enardecidos por sus palabras, los obreros decidan emprender una campaña contra los elementos que él llama conservadores. Todo lo que pueden hacer es organizar manifestaciones y hasta llegar a las manos en las calles con sus enemigos, pero aun en ese caso, caerán bajo la sanción de las leyes lo mismo unos que otros. ¿Quiere decir el señor Lombardo Toledano que el Ejército desconocerá sus deberes para ponerse a las órdenes de las agrupaciones sindicales? ¿Y el Ejecutivo? ¿Y las Cámaras?
“Los trabajadores podrán fácilmente darse cuenta de que sus líderes no son otra cosa que alborotadores del orden público, potenciales pescadores en un río revuelto, falsos guías…”
Esta anécdota viene al caso por la creciente confrontación que se vive de cara a las elecciones de 2024; no sólo la elección presidencial sino todas las demás que habrá a nivel federal, estatal y municipal. Ante las tentaciones que pudieran surgir por parte de los propios gobiernos, de partidos de izquierda o derecha y de distintos grupos de poder fáctico –como le ocurrió a Vicente Lombardo–, el Ejército será la única fuerza capaz de disuadir cualquier intento de pasar por encima del orden y la legalidad de los procesos electorales.
Hoy, como desde hace noventa años, la paz en México dependerá de la lealtad militar para con la Patria.