Por Juan Carlos Hernández Ascencio
Mtro. en Gestión Social y Políticas Públicas
@juancarleis2020
Desde la Cumbre Global de la Democracia Electoral, organismos internacionales y autoridades electorales coincidieron en la urgencia de construir una alianza para defender y detener el deterioro de la integridad electoral, el acoso de las autoridades a cargo de la organización de las elecciones y atajar el uso de la polarización como estrategia política.
Igual se ha llegado a determinar que hay que comprender la dimensión y alcance de los agudos desafíos que enfrentan las democracias en todo el mundo y la urgencia de construir alianzas para defender y detener el deterioro de la integridad electoral, la independencia y la autonomía de los organismos electorales, que es un elemento clave de la confianza ciudadana, pero también en las elecciones, y evitar la polarización como estrategia política. México es un ejemplo, por desgracia, de ello.
Se ha dicho que este es un momento crítico para las elecciones, pero también es un momento que nos convoca a proteger y a fortalecer la independencia y la credibilidad de las autoridades electorales y que nos invita a continuar con el camino de innovación para hacer cada vez más fácil el ejercicio del sufragio, más transparente el conteo de los votos y para hacer más eficaz en los mecanismos para resolver los inevitables conflictos que emergen durante el proceso electoral.
El asunto de la práctica y recreación de la democracia estriba en que debe ser asequible para todos, buscar los medios y canales adecuados para emprender la educación de ella, en las escuelas e instituciones públicas y privadas, en la inteligencia de socializarla desde temprana edad a la ciudadanía, pues debe valorarse como una actividad cívica. Es ahí donde otras instancias, y no solo las electorales, deben participar para hacer sinergia en bien del presente y futuro del sistema político en nuestro país.
En tal sentido, es muy importante que la transparencia, la confianza, la eficiencia y, por lo tanto, la legitimidad y una conducta apropiada en las elecciones, son más fáciles de alcanzar cuando los partidos políticos están presentes en todas las etapas del proceso electoral. También se ha sostenido que cuando los gobiernos y funcionarios electos no pueden o no dan a la población lo que necesitan en términos de bienestar, productividad, etcétera, se abre la puerta al comportamiento políticamente agresivo, donde el ganador se lleva todo; mientras más débil es la democracia, mayores probabilidades habrá de manipulación y desinformación entre el público.
En los últimos años se registra un esfuerzo deliberado por parte de sistemas políticos autoritarios por subvertir la credibilidad de las elecciones, y eso ha pasado de diferentes maneras; en algunos casos, a través de los ataques políticos deliberados a organismos electorales que, como el INE y como en Tribunales Electorales, que por cierto está próxima en ciernes la discusión de una reforma electoral de calada nacional, que a decir de la misma autoridad electoral no es necesaria o urgente, pues como se tiene hoy día el entramado legal es suficiente para organizar los procesos electorales que mediatos e inmediatos por venir.
Ya han sido más de tres décadas en la organización cabal y puntual de las elecciones y probado está que ha permeado estabilidad política en el país, por ello hay que cuidar y defender a las instituciones democráticas que con la invaluable aportación de la ciudadanía se han sostenido y demostrado resultados a la vista, para propios y extraños.
México es un país que ha sobresalido por su participación en temas electorales respecto a otros países del mundo, pero también ha dado catedra profesional de cómo se organizan las elecciones pacíficas y fructíferas y que ante ello se debe preservar a las instituciones que son las responsables de ejecutar lo que la ley electoral dicta. Estemos atentos y hagamos nuestra parte. ¡Sea pues!