Por Juan Carlos Hernández A.
Mtro. en Gestión Social y Políticas Públicas
@juancarleis2020
La democracia es lo que es, menos una varita mágica que arregle los problemas sociales, económicos o de seguridad, educación de un país, pero sí es un medio para establecer la paz y tener la oportunidad de elegir legalmente a los representantes del poder gobernante de un país, estado y municipio, así como la integración del legislativo.
Para que exista la práctica de la democracia es menester hoy día, y como hace al menos 32 años, de contar con las instituciones consolidadas en su autonomía como también en profesionalismo en materia de organización de los procesos electorales.
Es así como se crearon, y conforme a derecho, organismos del Estado y autónomos del gobierno como el IFE y ahora Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quienes regulan los actos de cada etapa del proceso electoral en el país.
Como es sabido, el próximo mes de abril se renovarán a cuatro funcionarios consejeros electorales del INE que terminan su periodo por el que fueron elegidos, por lo que debe existir un proceso legal para hacer la convocatoria pública a quienes estén interesados en sustituir las cuatro vacantes que, de acuerdo con la ley, deberá suceder en marzo próximo.
El punto es que en la reglamentación de proceso de invitación, anteriormente se hacía a través de la sociedad civil, las instituciones académicas, entre otras instancias, y de dónde salían las propuestas de los prospectos a concursar por un lugar y que, una vez pasado los filtros de revisión del currículum, de cubrir los requisitos de ley y de pase por entrevistas ante los representantes del legislativo, se procedía a elegir en las últimas etapas ternas y posteriormente a seleccionar de entre todos los participantes a los mejores perfiles profesionales, y a quienes se les ponía en la palestra del Congreso de la Unión para ser elegidos (votados) por las representaciones de las fracciones legislativas.
No había entonces una tómbola, sino que no solo se limitaban a revisar documentos, sino más bien los perfiles profesionales de cada interesado, a quienes revisaban a cabalidad y cuidaban el trámite paso a paso con toda la legalidad que el caso exigiera.
Ahora resulta que la próxima elección de los posibles concursantes a consejeros electorales podría acabar una vez que, si cubren los requisitos de ley, en algo así como una tómbola. Lo ideal será saber que quienes ostenten ser, sean personas que no dejen lugar a dudas de su entereza, ética y profesional perfil competitivo para tal cargo.
Las instituciones son hechas por personas, no solo por leyes, y es ahí donde es importante tener a los mejores candidatos para construir e integrar el Consejo General del INE el próximo mes de abril cuando se renovarán estás vacantes.
Lo deseable es tener un claro y escrupuloso proceso de selección, pues hasta hoy el INE tiene personas que han demostrado su sentido de responsabilidad y solvencia ética, que ha permitido coadyuvar a recrear la democracia en toda su valía.
Se ha demostrado que las instituciones electorales han permitido la transición pacífica de un gobierno a otro en sus diferentes representaciones políticas, por lo que resulta imperante cristalizar conforme a derecho las formas y los fondos de este trance y práctica democrática que viene, y hacerlo sin ligas ni fobias la selección de los mejores currículums y capacidades humanas.
La demostración de que la democracia y las instituciones no es un ejercicio de tómbola, sino que es pertinente sostenerlas con todo cuidado, de ello dependerá que quienes lleguen en abril sean personas probas con alto nivel de competencia de acuerdo con la función que la ley les requiere. Atentos a lo que venga. Así estamos en espera de buenas noticias. Nuevamente, que no llegue el rumor de la discordia.