Opinión Política
OPINIÓN

De la participación en elecciones, ¿cómo vamos?

Por Juan Carlos Hernández A.

Mtro. en Gestión Social y Políticas Públicas

@juancarleis2020

Como preámbulo de la elección de 2024, acaba de suceder el domingo 4 de junio la elección en dos entidades: Coahuila y Estado de México, en donde lo más relevante fue precisamente una baja participación de la ciudadanía que no rebasó ni el 60 % en cada entidad y que se manifestaron con un 56.35 en el primero, y un 50.13 en el segundo.

Por siempre, y de acuerdo con lo que dictan las leyes constitucional y electoral, la participación de los electores en una elección es de vital importancia para dar legítima representación a quien se postula a un puesto de elección popular a través del proceso que marcan las leyes, para que, en su caso, representen a cabalidad la función para el que han sido electos. La pregunta es: ¿Cuántos participan para elegir? ¿Acaso hay desperdicio o indiferencia hacia las elecciones?  ¿Es un tema de propuestas, de personas, de falta de cultura cívica, político-electoral o de qué?

Si bien es cierto que los electores toman su decisión de participar libremente o no para votar en cada oferta que los partidos políticos les ponen con las y los candidatos, también lo es que hay un trabajo de gran calado al organizar cada etapa del proceso electoral para que llegue ese día de ir a votar, de acudir a las mesas directivas de casilla a opinar en sentido político y, sobre todo, con responsabilidad. Es aquí donde debemos entender que a pesar de todo el esfuerzo institucional y, por supuesto, ciudadano, para muchos no representa interés en acudir a votar. Persiste el comportamiento de participación al 50 % en la media nacional.

Para el próximo año se va elegir presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados federales y nueve gubernaturas como lo son en los estados de Cd México, Jalisco, Puebla, Veracruz, Guanajuato, Yucatán, Chiapas, Tabasco y Morelos y, además, mil 787 presidencias municipales y mil 098 diputados locales, lo que en realidad hace de suma importancia que más de 95 millones de electores tengan la oportunidad de ejercer su derecho al voto y ojalá sea así, que rompa el récord de abstencionismo que, como hasta hoy hemos visto, se ha manifestado en cada elección.

Agreguemos que generalmente la elección presidencial es llamativa, eso puede generar más interés en acudir a las urnas el primer domingo del mes de junio, debido a que las maquinarias de propaganda y de presencia mediática en la comunicación política ejerce una gran influencia y persuaden las mentes para que si acudan al llamado a votar. Ojalá y sí, porque los presupuestos en dinero ejercido son considerables, entonces deberá aprovecharse la oportunidad de manifestarse en las urnas.

Las elecciones periódicas y organizadas por instituciones conocidas y reconocidas no son más que el mecanismo principal para hacer valer la voluntad de respetar el voto de las y los mexicanos para salvaguardar la necesaria democracia, y luego validar que quien llegue al poder en los tres niveles de gobierno lo haga por el método pacífico a través de las urnas.

No es sino la ciudadanía e instituciones electorales los que participan directamente en las elecciones para sostener el sistema de partidos hoy existente en nuestro país. Nadie se asuma en lo personal guardián de ninguna elección, ahora vivimos otros tiempos y no los de hace 30 años atrás. México se ha fortalecido y ha dado ejemplo de civilidad cada vez más, luego de un proceso electoral fundamentado en la participación ciudadana y en la Ley Electoral vigente hoy para tal fin, por lo que las elecciones y el método democrático que impera aún son un valor que genera la estabilidad política y paz social.

Lo que sí debe mostrar la ciudadanía es precisamente la responsabilidad de visualizar proyectos, ver quién le ofrece más capacidad para ejecutar y pensar por qué votará este próximo año 2024. ¡Hágale pues!

 

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