Antes del “banderazo” para la sucesión presidencial se definirá el papel que jugarán las fuerzas políticas rumbo al 2024. La coalición “Va por México” tiene “el sartén por el mango” en materia de reformas constitucionales, y Morena tendrá que definir si dialoga y negocia o hace de la violencia su arma de lucha.
Por Redacción
La guerra desatada por Morena en contra de los diputados del bloque opositor que tumbaron la reforma eléctrica, acusándolos de “traidores a la Patria” a través de la difusión de sus fotografías con esa leyenda, además de ser un peligroso instrumento que instiga a la agresión, deja ver qué camino tomará como revancha la 4T en cada derrota que sufra en esta segunda parte del sexenio lópezobradorista donde se jugará el todo por el todo.
La dirigencia morenista no encontró otra manera de soltar su frustración que arremetiendo en contra de los legisladores del PAN, del PRI, del PRD y de MC que no le entregaron los votos necesarios para alcanzar las dos terceras partes necesarias para plasmar en la Constitución lo que se denominó como “Ley Bartlett”.
No hubo apertura del partido en el gobierno para incluir en su reforma las propuestas y aportaciones de la oposición. “Fueron solamente enunciativas”, se quejaron los opositores, pues se mencionaban en los artículos transitorios o en la exposición de motivos -explicaron-, pero nunca como parte del cuerpo del articulado constitucional.
Monreal, la “otra cara de la moneda”
A la agresiva campaña de Morena se atravesó quien se ha convertido en la voz discordante al interior de este partido, el senador Ricardo Monreal Ávila, quien reprobó la reacción de sus compañeros y advirtió que promoviendo el rencor, el odio y el encono no se logra concretar los acuerdos necesarios para sacar adelante otras reformas ni se creaba el ambiente necesario para establecer el diálogo.
Monreal Ávila declaró ante los medios:
“¿Cómo si les escupo o lo insultó, les pido que se siente conmigo? No, no tendría forma de hacerlo. Además, lo hago no sólo por definición, sino por convicción. Yo fui opositor. Y fui maltratado. Y ahora que soy mayoría no hago lo mismo con la oposición, los respeto y los escucho, los atiendo, aunque no coincida con ellos. Pero respeto lo que dicen y su verdad debe ser expresada”. Y agregó:
“¿Cómo les pedimos, si los insultamos, que nos sentemos a dialogar y a buscar acuerdos? No me dejan mucha salida, porque ellos mismos me dicen: ‘¿Pero cómo me pides eso SÍ sólo recibo este tipo de ofensas?’; o sea, es un tema de fondo, que eso es lo que me está provocando dificultades en la construcción de mayorías calificadas”,
El también presidente de la JUCOPO en el Senado advirtió que “necesitamos al Bloque de Contención para aprobar las reformas constitucionales (…) y para enfrentar los grandes desafíos que México está presentando en este momento. Entonces yo no profundizaría el encono, ni tampoco el odio. Yo me inclino más por la reconciliación”.
Incluso, sus palabras fueron consideradas también un llamado hasta Palacio Nacional de donde salió la voz que calificó de “traidores a la Patria” a los opositores. Ricardo Monreal recordó: “En un Parlamento se tienen diferencias, no tienen por qué todos votar en el mismo sentido, porque un Parlamento representa la pluralidad del país y no todos pensamos igual”.
Y exhortó a sus compañeros:
“Que no se cansen de dialogar, de hablar, de buscar acuerdos, se puede lograr. Aquí hemos sacado todas las reformas constitucionales que nos han planteado, no ha habido una sola que se haya rechazado. Y creo que se puede lograr. Yo estoy convencido de que hay forma de lograr acuerdos y consensos con todos los partidos políticos”,
Hay quienes han visto en la conducta y actitud de Monreal Ávila una postura de la que sacaría ventaja frente a la oposición en caso de no alcanzar ninguna candidatura -presidencial o a la Jefatura de la Ciudad de México- por Morena. Y es que su cercanía con el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, hace ver que ese sería el color con el que se podría convertir en candidato a suceder a Claudia Sheinbaum.
Iniciativas al Senado
Pero más allá de eso, que sería una consecuencia en caso de llegar a romper completamente con Morena, en los últimos días se ha escuchado la versión de que en Palacio de Gobierno decidieron que las iniciativas sobre la reforma electoral y la correspondiente para que la Guardia Nacional sea parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, serían enviadas inicialmente al Senado de la República, confiando en que ahí lograrían sortear con éxito la primera aduana legislativa.
Ahí radica el fondo de la postura de Ricardo Monreal, quien requiere de un terreno propicio para poder iniciar diálogo y negociaciones con la oposición y lograr que, como las demás reformas que él mismo recordó, éstas por demás polémicas logren salir adelante, particularmente la electoral con la que se pretende prácticamente desaparecer al Instituto Nacional Electoral, escenario con el que tampoco coincide el líder de los senadores morenistas.
La gran incógnita que se abre es si Ricardo Monreal será capaz de sacar adelante estas dos reformas constitucionales cuando ya el bloque de “Va por México” y el partido Movimiento Ciudadano han adelantado que no votarán a favor, con lo que se prevé un escenario similar al de la reforma eléctrica: Morena no alcanzaría las dos terceras partes en el Congreso de la Unión. ¿O qué les puede ofrecer Monreal para lograr sumar los votos a favor necesarios? ¿Estarían dispuestos en Palacio Nacional a dejarle “carta abierta” para que negocie con la oposición lo que él quiera con tal de sacar adelante ambas iniciativas? ¿Estarían de acuerdo en entregarle a Monreal una victoria a la que buscará sacarle toda la ventaja electoral posible para sus aspiraciones? Se advierte difícil.
Los opositores a Monreal dentro del propio partido Morena saben que no pueden darle esa ventaja, aún a sabiendas de que la decisión final de las candidaturas a la presidencia y quizás a la jefatura de la capital del país saldrá de Palacio Nacional. Sin embargo, también saben que de dicho triunfo se “colgaría” el zacatecano para convertirse en una buena opción para la oposición de la que podría ser candidato, sino al Ejecutivo federal sí a gobernar la Ciudad de México.
Pronto sabremos si las iniciativas electoral y de la Guardia Nacional deciden entrar a discusión y posible aprobación por la puerta del Senado.
Campaña de odio
Mientras tanto, hay que ver si al reiniciarse en su totalidad las actividades en el país, después de las dos semanas de asueto, desde la dirigencia de Morena continúan con su campaña de odio y encono en contra de la oposición, animando el linchamiento al exhibir sus rostros con la leyenda de que son “traidores a la Patria”, porque entonces no sólo le complicarán el trabajo a su coordinador en el Senado sino que alentarán un ambiente que pone en peligro la integridad de los legisladores federales, aún y cuando viene ya un período de receso en el trabajo legislativo hasta el primero de septiembre.
Mario Delgado debe de analizar si esa manera de revancha es la que le conviene al país o solamente a su partido o al sector más radical de Morena, porque de mantener esta campaña en caso de que no sean aprobadas las iniciativas faltantes, promoverá un escenario muy peligroso llegado el proceso electoral del 2024 cuando estará en juego la presidencia de la República.
Morena no puede continuar con esta política del “no le importa quemar su casa con tal de ver arder la del vecino”. El partido del presidente López Obrador no puede replicar, con miras a la sucesión presidencial, la violencia con la que por muchos años se condujo el partido de la Revolución Democrática, del que no pocos morenistas formaron parte. Delgado y su equipo, los morenistas radicales, deben escuchar a su senador Ricardo Monreal quien llama a la cordura y al diálogo, con el que se pueden concretar acuerdos.
Mario Delgado no puede creer que su legitimación como dirigente de Morena dependerá del grado de encono con el que se refiera a la oposición o el odio que le imprima a su militancia en contra de quienes no piensan como ellos o están en la posición de no apoyarlos en sus decisiones, sabedores de que significan un retroceso para el país. Aquí es cuando la inteligencia debe imponerse.
La revancha en la forma en que la ha emprendido Morena contra sus adversarios políticos no puede ser el camino a recorrer en lo que resta del sexenio, porque no faltará quien provoque la primera “chispa” que provoque cosas peores de las que luego haya que lamentarse.
El papel de la oposición
Frente a este escenario de agresión en su contra, la oposición se ha mantenido en la postura no sólo de no aprobar las reformas en materia electoral y de la Guardia Nacional sino de ni siquiera sentarse a dialogar para establecer sus condiciones y presentar propuestas en ambos temas, al menos formalmente. Algunos de sus representantes han vertido algunas opiniones al respecto, principalmente en el primer tema, pero nada formal ni oficial.
Luego de lo sucedido en la Cámara de Diputados con la iniciativa para la reforma eléctrica, los partidos de oposición tendrán que definir muchas cosas, entre ellas la estrategia a seguir y las medidas para “blindar” la coalición que hoy presumen como el instrumento efectivo para contrarrestar a la 4T. Todo indica que el PAN, el PRI y el PRD están más que convencidos de que seguir caminando bajo la alianza “Va por México” es lo correcto, pero tendrán que ser cuidadosos en que ninguno de sus liderazgos pretenda ganar un protagonismo que eche por la borda lo hasta ahora alcanzado.
En este sentido, Dante Delgado y su partido Movimiento Ciudadano tendrán que evaluar si mantienen un supuesto “purismo” político y se aferran a que solos, sin alianza o coalición alguna, pueden obtener las victorias que creen lograr ofertándose como el futuro de México, o se suman al bloque que terminó imponiéndose en San Lázaro.
Esa participación en contra de la reforma eléctrica dejó en claro que MC está lejos de ser la “tercera vía” que dice ser, porque quedó evidenciado también que su fracción en la Cámara de Diputados no juega el papel de “bisagra” como también creyeron al inicio de la actual Legislatura. Quedó visto que esa condición la tiene la bancada tricolor del Revolucionario Institucional.
Este descanso en los trabajos legislativos deberá servir para que las distintas fuerzas políticas ahí representadas analicen su particular situación y las condiciones en que mantendrán la coalición que hasta el momento ha demostrado ser efectiva; primero, impidiendo que Morena se hubiese hecho de la mayoría calificada en las urnas en el 2021; segundo, demostrando en el recinto legislativo que cerrando filas puede evitarse que se concreten medidas perjudiciales para la mayoría de los mexicanos por la decisión unipersonal de quien despacha en Palacio Nacional.
Sin duda que el reinicio de los trabajos legislativos el primero de septiembre y el informe que ese día rendirá el presidente López Obrador, marcarán la pauta de lo que habremos de esperar de aquí a que arranque la carrera electoral para el 2024.