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La basura, oportunidad o problema

Por Carlos E. Martínez Gutiérrez

Consultor en Desarrollo Urbano y Vivienda

@carlosemgtz

Los residuos sólidos generados en las ciudades, comúnmente llamada basura por la población, se han convertido en un dolor de cabeza para las autoridades; en generadores de conflictos sociales desde su recolección, manejo y confinamiento, así como fuente de constante contaminación y emisores de efectos de gases invernadero con los impactos negativos al medio ambiente en cada una de sus etapas.

El problema parte desde las viviendas mismas; los patrones adquiridos, aspectos culturales y una sociedad de consumo creciente genera el inicio de la problemática. Para dimensionar el problema, se calcula que cada habitante genera en promedio un kilo de basura diario.

En el Área Metropolitana de Guadalajara según el IMEPLAN, todos los días se generan más de 5 mil 400 toneladas de basura, de las cuales alrededor del 60% son acopiadas por una empresa concesionada en parte de los municipios de Guadalajara, Tlajomulco, Tonalá y el Salto.

El reciente premiado plan de acción climática para el área metropolitana de Guadalajara (PacMetro) reconoce la problemática de forma general y establece algunas estrategias de políticas públicas más enfocadas al cambio climático y la contaminación de los mantos friáticos o aguas superficiales por la generación de lixiviados.

Se han realizados múltiples intentos para dar orden y cambios en los patrones de la sociedad, pero, desgraciadamente, con los cambios de las administraciones se pierden programas como “Ponga la Basura en su Lugar”, la separación de desechos en orgánicos e inorgánicos, el tratamiento de estos; el reciclaje, entre otros muchos intentos, ha quedado solo en eso. Algunos estudios establecen que los residuos orgánicos comprenden alrededor del 55 por ciento del volumen de basura y son los responsables de generar lixiviados y gases efecto invernadero en los vertederos.

Si desde la generación misma de los residuos han sido políticas públicas y acciones erráticas e inconsistentes, qué decir de la recolección y confinamiento de estos, como basurales a cielo abierto, incluyendo pilas sobre el suelo, hoyos en el suelo vertidos en elementos naturales, como barrancos, donde la contaminación, el daño al medio ambiente y la propagación de enfermedades están a la orden del día.

A este desorden se anexan las precarias condiciones de trabajo de los recolectores y pepenadores en los tiraderos, sin los equipos indispensables y expuestos a todo tipo de enfermedades sin la protección básica de los servicios de salud que merman considerablemente su calidad de vida.

Para revertir el problema se requiere, primero, reconocerlo y establecer acciones y políticas públicas a corto, mediano y largo plazo; en cuanto a la población, es prioritaria la reeducación en cuanto a los patrones de consumo iniciando en todos los niveles del sistema educativo, campañas permanentes de información y concientización de la problemática, de la separación de los residuos, implementar la cultura de las R: Reducir, Reusar, Reciclar, y agregaría Reeduco,  así como alianzas con los actores productivos para revisar el tema de empaquetado, por mencionar algunas acciones.

Asimismo, hacer las inversiones en los equipos e instalaciones para la recolección por parte de las entidades responsables para el eficiente manejo de los residuos, así como la capacitación y mejoramiento de las condiciones de trabajo de los recolectores.

Retomar los proyectos de Centros Integrales de Economía Circular (CIEC), basada en la separación de residuos para su valorización y aprovechamiento, la reintegración de materiales al sector productivo, y la transferencia, tratamiento y disposición final adecuada de los residuos no valorizables de los diferentes. Por supuesto, integrando a pepenadores y los recicladores de todo tipo como parte del sistema.

Este tipo de cambios requieren liderazgos y voluntad política para realizarlos. Gran reto tiene las autoridades en solucionar la problemática, pero en sus manos está la solución de mejorar el medio ambiente, proteger nuestros recursos naturales, contribuir a mitigar el efecto invernadero y el cambio climático para el bienestar de la población.

 

 

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