El informe de Latinobarómetro 2023 presentado hace unos días fue titulado “La Recesión Democrática de América Latina”, dado que refleja y confirma una preocupante tendencia negativa de la democracia en la región.
Por José Antonio Elvira de la Torre
Desde 1995 Latinobarómetro, que es una corporación de derecho privado sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile, ha realizado estudios en los países de América Latina para conocer, mediante entrevistas a personas que conforman muestras representativas de cada país en la región, cómo es que los ciudadanos perciben la democracia y cuál es su grado de respaldo y satisfacción con su funcionamiento.
El informe 2023 presentado hace unos días fue titulado “La recesión democrática de América Latina”, dado que refleja y confirma una preocupante tendencia negativa de la democracia en la región (detectada desde hace algunos años, tanto por el mismo Latinobarómetro como por otros estudios como el “Democracy Index” de la revista británica The Economist), no sólo por los estragos económicos y sociales derivados de la pandemia y los insuficientes desempeños gubernamentales para atenderlos e inhibirlos, sino por la creciente presencia de gobiernos y gobernantes que no respetan las leyes en el desempeño de sus responsabilidades, así como el fortalecimiento de proyectos políticos personalistas y populistas que están desarticulando, formalmente y en los hechos, los esquemas institucionales de contrapesos y límites democráticos al ejercicio del poder.
EL APOYO Y LA SATISFACCIÓN CON LA DEMOCRACIA
Uno de los factores explicativos de mayor relevancia para que se haya reforzado esta tendencia negativa de la democracia en la región, ha sido el desempeño de los gobiernos que el propio estudio cataloga de “colapso”, luego de los efectos y consecuencias que tuvieron sus acciones, decisiones y políticas en la vida de las personas con respecto a la pandemia. La inconformidad con los gobiernos expresada por los ciudadanos no sólo se está limitando a evaluar negativamente la capacidad, desempeño y resultados de esos gobiernos y funcionarios en particular, sino que se traduce ya en un menor compromiso con la democracia como lo demuestran los datos obtenidos en las variables que miden tanto el nivel de respaldo a la democracia como su grado de satisfacción con la misma.
En primer lugar, la medición de 2023 muestra que se alcanzó el nivel más bajo de apoyo a la democracia por los ciudadanos de la región desde que se realiza el estudio, con sólo un 48% de respaldo (decreciendo 1% respecto del informe 2022 e igualando el del año 2018). Si combinamos la información del Latinobarómetro con el “Democracy index 2022” que se publicó en febrero de este año, podemos establecer que sólo tres países de la región, Uruguay, Costa Rica y Chile, son los únicos reconocidos como “democracias plenas”, pero que incluso éstos tuvieron un descenso en el porcentaje de población que apoya a la democracia como preferible a cualquier otra forma de gobierno, en el periodo de 2020 a 2023, en -4%, -11% y -2% respectivamente.
En general, de los 17 países de la región considerados por Latinobarómetro, en siete de ellos se presentó un crecimiento en el porcentaje de población que apoya a la democracia, destacando Panamá con +11%; mientras que en nueve decrecieron los porcentajes, con Venezuela y Costa Rica como los de mayor pérdida con -12% y -11% respectivamente. El Salvador fue el único caso que no registró variación.
De nueve países en América Latina de la categoría de democracia con fallas, en cinco de ellos Latinobarómetro presentó información, y en Argentina, Brasil, Colombia y Panamá se registró crecimiento del porcentaje de apoyo a la democracia, con sólo República Dominicana con descenso. Por su parte, de los ocho países de la región en la categoría de “regímenes híbridos”, cuatro presentaron descensos (México y Guatemala los mayores con -8%), tres presentaron crecimiento (Ecuador y Perú empatados con +4%) y El Salvador sin cambio. Finalmente, en los cuatro “autoritarismos” de la región, sólo en Venezuela se contó con información, un descenso de -12%.
RADIOGRAFÍA DE PREFERENCIAS
Como sub-variantes del apoyo/no apoyo a la democracia, el estudio aporta información importante sobre dos cuestiones:
Los ciudadanos a los que les da igual un gobierno democrático que uno no democrático:
El crecimiento en la región de este grupo de ciudadanos ha sido sostenido desde 2010 que registró un 16% hasta 2023 con un 28% (+12%). En el período 2020-2023, mostraron el mayor crecimiento de indiferencia a la democracia, Costa Rica y Guatemala (+10%), Venezuela (+7%) y Uruguay (+5%). Para estar atentos, las tres democracias plenas de la región tuvieron descenso si se considera el +2% de Chile. México también presentó incremento de indiferencia en +2%. Sólo cinco países de la región disminuyeron en indiferencia: Brasil y Panamá (-6%), y Colombia, Ecuador y Honduras (-1%).
Los ciudadanos que en algunas circunstancias prefieren un gobierno autoritario:
La opción de que un gobierno autoritario pudiera ser preferible para muchos ciudadanos en la región sigue siendo preocupante, no sólo por la historia de varios países desde la segunda mitad del siglo XX, sino también por las condiciones económicas, sociales, políticas, de corrupción, ambientales, de seguridad, derechos humanos, violencia y migración que se presentan en la actualidad.
En el período 2020-2023 se presentó un repunte en el crecimiento de esta tendencia, pasando del 13% al 17%. México es el país en donde más creció esta preferencia en el período, pasando de 22% a 33% (+11%), seguido de Guatemala, 9% y República Dominicana, 8%. También para estar atentos, las tres democracias plenas de la región presentaron aumento en la preferencia por el autoritarismo (Chile +4%, Costa Rica +5% y Uruguay +1%).
Por género, el estudio refiere que los hombres apoyan más a la democracia en la región, 51% frente a 45% de las mujeres. Las mujeres ligeramente muestran más indiferencia frente a la democracia que los hombres, 29% a 26%; mientras que igualan en la preferencia del autoritarismo con 17%. Estos datos son consistentes con las condiciones de violencia, inequidad y falta de oportunidades que enfrentan las mujeres de la región para para vivir y desarrollarse con libertad y plenitud, y que no hemos sido incapaces de mejorar ni con el desempeño de los gobiernos, ni con el cambio de cultura y pautas como comunidad.
Por edades, quienes reflejan mayor apoyo a la democracia son los grupos de mayor edad, 61+ años y 45-60 (55% y 51% respectivamente), mientras que quienes la respaldan menos son los grupos más jóvenes, de 16-25 años y 26-40 (43% y 45% respectivamente). La misma tendencia se identifica en la indiferencia hacia la democracia siendo los menos indiferentes los de 61+ (23%) y los de 41-60 (25%). Los más indiferentes, casi empatados, de 26-40 (31%) y de 16-25 (30%). Finalmente, la preferencia por un gobierno autoritario es mayor en los más jóvenes, 16-25 (20%) y 26-40 (28%), que entre los de mayor edad, 41-60 (16%) y +61 (13%).
Estos datos muestran una tendencia: las generaciones que experimentaron en carne propia los estragos de los gobiernos autoritarios de la región en la segunda mitad del siglo pasado, son quienes menos disposición tienen a respaldar estas opciones, mientras que los más jóvenes, desencantados con los resultados y la utilidad social que les generan los gobiernos, pero que no experimentaron estos regímenes, estarían más dispuestos a aceptarlos.
En segundo término, en lo que respecta a la variable de la satisfacción con la democracia en la región, aunque se incrementó el porcentaje y se abandonaron los peores registros históricos observados en 2018 (24%) y 2020 (25%), el 28% obtenido en 2023 sigue siendo el tercer peor registro desde el inicio del estudio en 1995. En contraparte, la insatisfacción de los ciudadanos de la región con la democracia se encuentra en su tercera medición histórica más alta, 69%.
Los países con mayor nivel de satisfacción con la democracia son El Salvador, 64% (no obstante, enfrenta una crisis en materia de respeto a los derechos humanos), Uruguay y Costa Rica, 59% y 43% respectivamente (dos de las tres democracias plenas del continente), Argentina y México, 37%.
Por último, los datos de la insatisfacción con la democracia son alarmantes en muchos países, en donde el “no muy satisfecho” y el “nada satisfecho” alcanzan cifras drásticas, como en Perú 91%, Ecuador 87%, Venezuela 84%.
EL CASO DE MÉXICO
La información que el estudio aporta de México es muy interesante, pero francamente preocupante, dado que en el período 2020-2023 no sólo se presentó el descenso de -8% en el respaldo a la democracia como la forma de gobierno preferible, pasando de un 43 a un 35%; sino que también se dio un incremento de +2 en el porcentaje de personas indiferentes entre la democracia y el autoritarismo (de 28% a 26%). No obstante, el indicador más alarmante es el aumento de + 11% en quiénes preferirían en ciertas circunstancias un gobierno autoritario (de 22% a 33%).
Con los datos que el estudio aporta en el caso de los ciudadanos satisfechos/insatisfechos con la democracia, México registró en 2023 su tercer mejor calificación histórica de satisfacción, 37%, empatando con el año 2000, aunque quedando corto de los mejores registros de 2006, 41% y 1997, 45%. Mientras que también, la insatisfacción se encuentra también muy elevada con un 61%.
La explicación puede encontrarse en diferentes ámbitos, pero uno de ellos es la polarización en torno a la persona que ocupa la titularidad del Ejecutivo Federal, que no obstante mantener un nivel alto de popularidad (56.7% al 3 de agosto de 2023 según el #AMLO tracking poll del diario “El Economista”), también genera un amplio rechazo en otros sectores de la población. Para algunos, su sola presencia en el cargo es suficiente para, más allá de la evaluación que se tenga del desempeño y resultados de su gobierno y su compromiso con la ley y los valores democráticos, afirmar que en México hay democracia y declararse satisfechos. Para otros, es su desempeño justamente un detonante de su evaluación negativa de la democracia.
Signos particularmente preocupantes que el estudio refleja, son el aumento de los ciudadanos en México que se declaran dispuestos a apoyar algunas prácticas contrarias a la democracia, como puede apreciarse en la siguiente tabla:
El estudio clasifica a México como uno de los países de la región “con democracias débiles o en retroceso”, no solamente por los datos expuestos líneas arriba, sino porque señalaba al momento de su realización que “hay que observar detenidamente a México en un momento donde su presidente, Andrés Manuel López Obrador, intenta modificar las leyes que rigen las elecciones para mejorar las opciones de su partido. Es una acción claramente autoritaria que podría contar con el apoyo de este tercio de la población”, concluyendo que “la democracia se ha deteriorado mucho desde 2020 en México, según la evolución negativa de estos indicadores. Hay aquí también tierra fértil para autoritarismos y populismos” (Latinobarómetro, 2023: 28).