NOTA DEL EDITOR
Por Julio César Hernández
@jcentresemana
En los días previos y posteriores a que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral definiera el reparto de curules de representación proporcional o plurinominales en las Cámaras de Diputados y Senadores, y sabedores de que Morena y aliados no alcanzarían la mayoría calificada en la Cámara Alta al faltarles tres senadores para ello, las apuestas se abrieron sobre quiénes se sumarán y les harán el favor.
Unos decían que ahí estaría Manlio Fabio Beltrones Rivera, a quien Alejandro “Alito” Moreno excluyó de la fracción parlamentaria del PRI, pero otros advierten que es el dirigente nacional del PRI quien pudiera aportarle la tercia de senadores que requieren los morenistas para lograr esa mayoría absoluta.
Y algunos más pusieron sobre la mesa la renuncia de algunos priistas a su bancada para integrarse a la fracción guinda, sin descartar que de acuerdo al tema que se aborde para lograr alguna reforma constitucional, se le sume la fracción o algunos integrantes de ella de Movimiento Ciudadano.
Sea como vaya a ser, propios y extraños aseguran que no habrá problema para que de una forma u otra Morena obtenga esos tres votos que llegado el momento va a necesitar, y que todo será cuestión de que “enamore” a esos tres senadores de oposición, les haga una buena oferta, para que se sumen cuando sea necesario o de manera definitiva a su bancada.
Esa es la “oposición” que tenemos en el país, integrada por algunos carentes de principios y convicciones que no dudan en “venderse” al mejor postor; que llegan al Poder Legislativo, en este caso, bajo el “cobijo” de un partido político, al que sin pudor alguno están dispuestos a renunciar si pueden sacar “raja” personal al ofrecimiento que les extienda su adversario.
En los últimos años no han faltado en el Congreso de la Unión y en los Congresos estatales -en el de Jalisco no es la excepción-, los “chapulines” que bajo cualquier pretexto abandonan sus bancadas, se declaran “independientes” o “sin partido” y al poco tiempo ya forman parte de la fracción mayoritaria, que es de la que obtienen más beneficios que en su partido de origen.
¿Cuántos diputados que llegaron a San Lázaro por el partido en el que militan terminarán sumándose al equipo contrario y mayoritario? Que será más de uno, es indudable. ¿Y cuántos senadores en las mismas condiciones no dudarán en hacer lo mismo? Cuando menos los tres que necesita Morena, estoy seguro de que sí lo harán. O se convertirán en los “Judas” de su bancada al ausentarse en aquellas sesiones donde estará de por medio alguna reforma constitucional. Bastará que no asistan o que les urja ir “al baño” en el momento en que se lleve a cabo la votación. Esa escena la hemos visto muchas veces ya.
Y valga reconocer que Morena tendrá al frente de sus bancadas legislativas a dos verdaderos “encantadores de serpientes”, utilizando sus mejores recursos para “convencer” a sus adversarios, como serán Ricardo Monreal Ávila en la Cámara de Diputados y Adán Augusto López en la Cámara de Senadores.
Monreal y Adán Augusto tendrán encomendada esa tarea. El primero, evitar que en los momentos cruciales se pierda esa mayoría calificada que les dio el INE -y si es que la Sala Superior del tribunal federal no se las echa abajo-, mientras el segundo conseguir esos tres votos que necesitarán y que seguramente no le costará mucho trabajo obtener.
Ahora las apuestas podrían venir, al paso de los días de trabajo legislativo, por conocer los nombres de aquellos senadores que escenificarán el papel del “Judas” legislativo. Ya se verá en su momento quién reúne las características necesarias para ello.