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Las potencias reconocen la Independencia de México

La primera potencia que reconoció a México y a las demás naciones hispanoamericanas que consiguieron su independencia en ese tiempo fue Estados Unidos. La Doctrina Monroe que proclamaba el presidente James Monroe, “América para los americanos”, disuadía cualquier intención de reconquista por parte de los europeos.

 

Por Alfredo Arnold

Si bien Iturbide declaró a México nación soberana, emancipada de la dominación española el 27 de septiembre de 1821, y dicha independencia fue firmada por don Juan O’Donojú en los Tratados de Córdoba, no fue sino hasta quince años después cuando España reconoció oficialmente que México ya era independiente.

Después de la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la capital, las fuerzas leales a Fernando VII que quedaban en México se retiraron a San Juan de Ulúa donde se atrincheraron por un largo tiempo.

Para cuando España reconoció oficialmente la independencia de México, Fernando VII ya había muerto. La reina era su hija Isabel II, pero siendo ésta apenas una niña de tres años, se nombró una regencia que fue desempeñada por su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.

La primera potencia que reconoció a México y a las demás naciones hispanoamericanas que consiguieron su independencia en ese tiempo fue Estados Unidos. La Doctrina Monroe que proclamaba el presidente James Monroe, “América para los americanos”, disuadía cualquier intención de reconquista por parte de los europeos.

Sin embargo, España intentó reconquistar México en 1829, todavía en vida de Fernando VII. Fue la llamada expedición Barradas, ocurrida en Tamaulipas. No intervino Estados Unidos, pero desde Nueva Orléans llegó el aviso de que una flota española que venía de Cuba dirigida por Isidro Barradas intentaría restaurar la antigua colonia. El ejército mexicano, al mando del propio presidente de la República, Antonio López de Santa Anna derrotó a Barradas en Tampico, y España no volvió a intentar reconquistarlo.

El 28 de diciembre de 1836 (hoy podríamos decir que fue una broma del día de los Inocentes), España reconoció finalmente a México como nación libre, soberana e independiente. El reconocimiento se hizo a través del tratado Santa María Calatrava, llamado así por uno de sus firmantes, José María Calatrava. El tratado dice lo siguiente:

“Su majestad la Reina Gobernante de las Españas, a nombre de su augusta hija doña Isabel II (recordemos que era una niña y su madre ocupaba la regencia), reconoce como nación libre, soberana e independiente la república Mexicana, compuesta de los Estados y países especificados en su Ley Constitucional, a saber: el que se decía Capitanía General de Yucatán, el de las comandancias llamadas antes, de Provincias internas de Oriente y Occidente; el de la Baja y Alta California, y los terrenos anexos e islas adyacentes de que en ambos mares está actualmente en posesión la expresada República. Y su Majestad renuncia tanto por sí como por sus herederos y sucesores a toda pretensión al gobierno, propiedad y derecho territorial de dichos estados y países”.

Este tratado también es conocido como “De paz y Amistad” entre ambas naciones que, a partir de entonces, establecieron relaciones diplomáticas bilaterales.

27 de septiembre. Aniversario de la consumación de Independencia.

OTRAS POTENCIAS

Como asentamos anteriormente, Estados Unidos reconoció casi inmediatamente la independencia de México. Probablemente lo hizo pensando en su propia seguridad y con propósito expansionista, pues tan pronto se instaló Iturbide en el poder, se presentó el enviado norteamericano Joel Roberts Poinsett ofreciéndole comprar el territorio de Texas.

La primera potencia europea que reconoció la independencia mexicana fue Gran Bretaña. El comercio entre ese país y México se había incrementado. De hecho, siempre habían querido negociar con la excolonia, pero España lo impedía.

El 6 de abril de 1825 Gran Bretaña reconoció la independencia de México. Parecía que las condiciones eran óptimas para la potencia europea: el nuevo gobierno republicano de México necesitaba dinero; el país era amenazado por España y Francia desde Europa y acosado por las intenciones expansionistas de Estados Unidos; Iturbide había sido fusilado el año anterior en Tamaulipas; Guatemala se había separado y formado las Provincias Unidas de Centroamérica; Rusia reclamaba la propiedad de California.

El primer ministro inglés George Canning vio en ello una excelente oportunidad para ofrecer su apoyo a la nueva nación mexicana, que por su parte aceptó que los ingleses radicados en México podrían practicar la religión anglicana; que sólo se considerarían barcos de bandera mexicana aquellos que tuvieran tres cuartas partes de tripulación nacional, y que México no intentaría invadir Cuba.

El acompañamiento de Gran Bretaña fue bueno para México, sobre todo en 1862 cuando Francia, España e Inglaterra amagaron al gobierno de Juárez para que pagara la deuda externa y finalmente sólo Francia decidió atacar.

Por cierto, el primer banco que se estableció en México y el primero también en emitir billetes, fue el Banco de Londres y México, en 1864.

 La otra gran potencia europea que reconoció la independencia de México fue Francia. Lo hizo en 1830, siendo rey Luis Felipe de Orleáns. Muchos comerciantes franceses llegaron a México, pero las relaciones con la nación gala no fueron las mejores ya que en 1838 intentaron invadir el país con el pretexto conocido como “la guerra de los pasteles” y en 1862 volvieron a hacerlo, esta vez durante el gobierno de Napoleón III y con funestos resultados para México ya que la invasión dio origen Imperio de Maximiliano.

Pero esa es otra historia…

 

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