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Las elecciones más grandes… y las más complicadas

REFLEXIONES

Por Gonzalo Leaño Reyes

El domingo 2 de junio de 2024 se llevarán a cabo las elecciones más grandes que haya habido en la historia de nuestro país. Recordemos que también así fueron anunciadas, como las “más grandes”, las de 2018. Es natural, la población habrá crecido en el transcurso de estos seis años y miles de jóvenes se habrán incorporado al padrón electoral, ya que cumplieron la edad para votar: los 18 años.

Es bien sabido, pero no está por demás recordar, que ese día se elegirá al nuevo presidente de la República, se renovarán la Cámara de Diputados y el Senado, habrá elección de nueve gobernadores (incluyendo el Jefe de Gobierno de Ciudad de México), se renovarán cientos de Ayuntamientos, así como varios congresos locales. Se estima que más de veinte mil cargos de elección popular estarán en disputa.

La magnitud electoral se agiganta si consideramos la cantidad de candidatos que postularán las alianzas y los partidos federales y locales participantes.

Un verdadero ejército de personas intervendrá en los comicios, ya que el INE aportará miles de ciudadanos que organizarán, ejecutarán y controlarán los procesos y contarán los votos. Es muy aventurado hacer un pronóstico, pero podríamos suponer que casi medio millón de personas, entre candidatos y personal del Instituto Nacional Electoral y de los Institutos Electorales y de Participación Ciudadana estatales, estarán directamente involucrados.

Sobra decir que ésta será también la elección más profusamente difundida por los medios informativos, ya que desde el año 2001 cuando el presidente de la República mencionó por primera vez el tema de la sucesión, la prensa escrita, la radio, la televisión y las redes sociales han publicado con gran profusión noticias, entrevistas, comentarios, análisis y demás géneros, precisamente sobre este asunto. De hecho, el tema político ha superado informativamente a los deportivos, a los financieros, inclusive a los de seguridad.

Sin duda serán las elecciones más grandes. Lamentablemente, también serán las más complicadas, ya que tanto las autoridades, el organismo electoral y los partidos han actuado de manera inusualmente enredada. El arranque temprano e ilegal de campañas disfrazadas, el “destape” de las llamadas “corcholatas”, las renuncias de funcionarios a cargos de gran importancia, los procesos internos de las coaliciones para elegir candidatos (también disfrazados), las inesperadas reglas del INE, como la paridad de género en las candidaturas; prohibiciones no obedecidas, renuncias, cambios de partido, etcétera, tienen desconcertada a la población.

Cuando México exigía que hubiera elecciones limpias, no se refería a los extremos a los que hoy se ha llegado, existe una sobrerregulación que es necesario depurar.

Por lo pronto, las elecciones del 2024 serán las más grandes, las más difundidas, las más controvertidas y las más complicadas, de eso no hay duda.

 

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