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Pobreza: buenas y malas noticias

Por José Antonio Elvira de la Torre

Prof. del Departamento de Estudios Políticos del CUCSH de la UdeG

Como casi cualquier tema en las condiciones actuales de nuestro país, los resultados sobre la medición de la pobreza 2022 presentados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), sustentados en datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) que realiza el INEGI, han suscitado una confrontación de posiciones inamovibles, más que un diálogo entre análisis serios, sustentados en las evidencias.

Alejándonos de la estridencia, los resultados del combate a la pobreza presentan noticias buenas, regulares y malas. En términos generales, entre 2018 y 2022, a nivel nacional, disminuyó el porcentaje de la población en situación de pobreza multidimensional de 41.9% a 36.3%”, esto es de 51.9 a 46.8 millones de personas, aunque es una tendencia negativa consistente el aumento del número promedio de carencias que enfrentan de 2.3 a 2.6.

Específicamente la disminución se aprecia en las personas en situación de pobreza moderada, que pasaron de 43.2 a 37.7 millones, es decir del 34.9% al 29.3% de la población, pero también es cierto que en este grupo aumentaron las carencias promedio de 2.0 a 2.3. La mala noticia es que en el mismo período aumentaron las personas en situación de pobreza extrema, pasando de 8.7 a 9.1 millones, esto es del 7.0% al 7.1%, así como sus carencias promedio de 3.6 a 3.8.

La afirmación de que la pobreza disminuyó se basa en la disminución de personas con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema (de 17.3 a 15.5 millones, 14% a 12.1%) y pobreza moderada (61.8 a 56.1 millones, 49.9% a 43.5%). No obstante, la situación de ambos grupos empeoró respecto del número de carencias promedio que los mantienen en situación de vulnerabilidad (de 2.5 a 2.9 y de 1.9 a 2.2 carencias respectivamente).

En general, el mayor deterioro se observa en la carencia por acceso a los servicios de salud, que pasó de 20.1 a 50.4 millones de personas, lo que representa pasar del 16.2% al 39.1% de la población. Asimismo, la carencia por rezago educativo también presentó un comportamiento negativo, ya que pasó de 23.5 a 25.1 millones de personas que representa pasar del 19% al 19.4% de la población del país.

En resumen, la mejora en el ingreso, aunque positiva, no es sustentable porque no depende del trabajo, sino de factores como las transferencias directas de dinero que el gobierno realiza mediante programas sociales (como el programa de pensiones para adultos mayores que representa casi el 39% del monto total de los recursos destinados a programas sociales) y el aumento de remesas de mexicanos en Estados Unidos. Hemos retrocedido en la atención de las condiciones de vulnerabilidad que pueden alejar efectivamente a las personas de una situación de pobreza y vulnerabilidad, como la salud y la educación, ya que si logramos mejorar la generación y distribución de bienes públicos ese incremento del ingreso no tendría que orientarse a resolver estos temas.

 

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