Con lupa se cuidará que ninguno de los senadores del PAN, PRI y MC le den a Morena y aliados el voto que necesitan para que la reforma al Poder Judicial sea aprobada como ya lo fue en la Cámara de Diputados. Lo interesante es que aún hay incertidumbre sobre de cuál bancada saldrá el “desertor” o el ausente.
Por Julio César Hernández
Desde las oficinas del comité estatal del PAN en Aguascalientes, la senadora María de Jesús Díaz Marmolejo, lanzó el exhorto a pocas horas de que en el Senado de la República las comisiones comenzaran -a partir de ayer domingo- a analizar el dictamen que envió la Cámara de Diputados sobre la reforma al Poder Judicial:
“Al güey que vote en contra, lo linchen al pendejo. Es en serio (…). Que lo agarren a chingadazos y le den con todo al güey que no vote en contra de esta reforma. Eso ocupamos…”.
Así, al “rojo vivo” se viven los momentos previos a que se conozca el futuro de una de las principales iniciativas que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Legislativo, como es la reforma al Poder Judicial, uno de cuyos puntos más discutibles y polémicos es que jueces, magistrados y ministros sean electos por el voto popular. Este caso, además, ha generado una serie de manifestaciones a favor y en contra, en las que han participado algunas ministras como Lenia Batres y Loretta Ortiz en las primeras y la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, en las segundas.
Y en medio de esta disputa, los 43 senadores de la oposición han sido obligados -no hay otra palabra- a dar la cara y declarar públicamente que asistirán a la sesión correspondiente y que votarán en contra de la reforma judicial. No tuvieron otra opción, no les dejaron elegir, pues quien guardaba silencio corría el riesgo de ser “linchado” a través de las redes sociales en donde se les ponía el mote de “judas”.
Si al inicio del gobierno de López Obrador se mantenía el reclamo de saber el paradero de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa que, según la “verdad histórica” de Enrique Peña Nieto, fueron asesinados e incinerados en un basurero en Cocula, Guerrero, ahora que el sexenio llega a su ocaso el reclamo es porque “los otros 43”, ahora senadores de oposición voten en contra de la polémica reforma al Poder Judicial.
El senador de Movimiento Ciudadano, Daniel Barreda, vivió la seguramente no tan grata experiencia de estar en el “ojo del huracán” a nivel nacional, luego de que fue el último legislador que hizo público su posicionamiento al respecto. La lupa estuvo detrás de él hasta que acompañado de sus compañeros de bancada “naranja” se plantó ante los reporteros y confesó que su voto sería en contra, luego de asegurar que se había tardado en dar a conocer su postura hasta en tanto no leyó la reforma para dar una opinión bien fundamentada.
Aclarada la postura del senador emecista, los reflectores mediáticos se apostaron en la figura del senador de la coalición Fuerza y Corazón por México, el veracruzano Miguel Ángel Yunez, a quien sin escucharlo aún ya le endilgan el mote de “judas” y ponen en tela de juicio que su voto sea en el mismo sentido que el de sus compañeros de oposición.
Si bien la discusión sobre esta reforma se ha centrado en la conveniencia o no de que el voto popular sea el que decida quién se convierte en juez, magistrado o ministro, se han dejado de lado otros aspectos de mayor fondo como los ha enumerado el senador panista Ricardo Anaya: uno, la preselección de candidatos, que será definido por el gobierno y la mayoría en el Legislativo. O sea, tu votas libre y secretamente, pero por quien aparece en la lista previamente designados; dos, la confusión que generará tener el día de elección 25 boletas con cuatro mil nombres de entre los cuales tendrás que elegir 600, que van desde ministros de la Suprema Corte, del Tribunal de Disciplina, de la Sala Superior, de los Tribunales Especializados en Telecomunicaciones, a nivel nacional. Pero también habrá que elegir en cada Circuito Judicial al Colegiado en Materia Civil, Penal y Administrativa, así como jueces de distrito en materia civil, penal y administrativa, los magistrados del Tribunal de Justicia del Estado y los jueces locales; y tres, elegir a los cinco integrantes del Tribunal de Disciplina que nuevamente esa mayoría decidirá quiénes serán; luego este tribunal puede destituir a quien ose resolver en contra del gobierno, da vista al Ministerio Público que ejerce acción penal en su contra y lo meten a la cárcel, y además le darán vista a los diputados quienes le abrirán un juicio político que podría inhabilitarlo hasta por 20 años para volver a ser servidor público-
Y como los anteriores, hay otros inconvenientes que los estudiosos han encontrado en esta reforma que consideran es inviable aplicarla en nuestro país.
NO AL VOTO POPULAR
La exigencia para que “los otros 43” voten en contra de la reforma al Poder Judicial, tienen que ver con el riesgo, advierten los especialistas, de que el crimen organizado tenga acceso a decidir quiénes serán los encargados de administrar y aplicar la justicia, pues no habrá “filtro” alguno que lo impida. Ese es el gran temor y la principal causa para que los senadores voten en contra e impidan que Morena y sus aliados tengan la mayoría calificada en la Cámara Alta.
Pese a que los promotores de la reforma alegan que en otros países de primer mundo los jueces y magistrados son electos por voto popular, finalmente no falta quien ponga “los pies sobre la tierra” y advierta que México no es un país del primer mundo, primero; que en esos otros países no se elije a los integrantes del máximo tribunal de justicia del país, sino si acaso a quienes serán los jueces locales y no precisamente todos ellos de carácter penal.
Los opositores a la reforma han sido insistentes en que los mexicanos no estamos preparados para elegir a jueces, magistrados y ministros y que, por tanto, en este renglón debe continuar el método hasta ahora aplicado. A lo que sí no se oponen es a que haya una reforma al Poder Judicial excepto en la forma de elegir a sus representantes, pues para nadie es desconocido el nivel de corrupción que aún se mueve en los juzgados y tribunales.
Otras voces han manifestado su apoyo a esta reforma, pero de manera gradual; que no se aplique a “rajatabla” y de manera inmediata. Algunas más piden mayor tiempo para la discusión y el análisis, de manera que aún se puedan hacer modificaciones al dictamen ya aprobado por los diputados y que hoy está en mano de los senadores.
Sin embargo, desde Palacio Nacional han dado la instrucción de que dicha reforma debe de ser aprobada ya, antes de que concluya el actual sexenio, postura en la que parece estar de acuerdo la presidenta electa Claudia Sheinbaum, no obstante las voces de alerta que advierten que será el próximo gobierno el que enfrente los conflictos que dichas reformas provoquen y/o que no hay razón alguna para no escuchar otras voces.
LOS OTROS 43…
En los próximos días, por no decir en las próximas horas, todos los reflectores estarán dirigidos a los 22 senadores del Partido Acción Nacional (PAN); a los 15 del Partido Revolucionario Institucional (PRI); a los cinco del partido Movimiento Ciudadano (MC) y al hasta ahora solitario priista que no es tomado en cuenta por su bancada, Manlio Fabio Beltrones Rivera.
Pero quizás la atención que generan es más por morbo que por interés, pues se querrá encontrar al “Judas” de la actual Legislatura.
Los “otros 43” del Senado de la República que pasarán a la historia por ser quienes frenaron al presidente Andrés Manuel López Obrador, al no pasar su reforma al Poder Judicial, son:
Movimiento Ciudadano (5): Amalia García, Luis Donaldo Colosio Riojas, Clemente Castañeda, Daniel Barreda, y Alejandra Barrales.
Revolucionario Institucional (15): Claudia Anaya, Pablo Angulo, Manuel Añorve, Anabell Ávalos, Nestor Carrillo, Ángel García, Cynthia López, Alejandro Moreno, Miguel Ángel Riquelme, Mely Romero, Cristina Ruiz, Paloma Sánchez, Karla Toledo, Carolina Viggiano y Rolando Zapata.
Acción Nacional (22): Susana Zatarain, Miguel Yunez Márquez, Ricardo Anaya, Gina Campuzano, Marko Cortés, María Díaz, Agustín Dorantes, Laura Esquivel, Michel González, Juan Antonio Martín del Campo, Mayuli Martínez, Miguel Márquez, Lupita Murguía, Francisco Ramírez, Ivideliza Reyes, Verónica Rodríguez, Imelda San Miguel, Gustavo Sánchez, Lilly Téllez, Enrique Vargas, Mario Vázquez y Mauricio Vila.
De entre todos estos, ¿habrá un “Judas” que con su presencia o ausencia otorgue a Morena y aliados, a la Cuarta Transformación, la mayoría calificada que le permita aprobar la reforma al Poder Judicial?.