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Agustín de Hipona

Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

-Agustín de Hipona, uno de los filósofos y teólogos más influyentes del pensamiento cristiano, planteó una reflexión profunda sobre la relación entre justicia y poder. En su obra La Ciudad de Dios, argumenta que un Estado sin justicia es comparable a una banda organizada de ladrones, ya que opera bajo el uso del poder, pero sin un principio de justicia que las guíe.

“La justicia da legitimidad a la autoridad del Estado; sin ella, el poder se convierte en una mera fuerza coercitiva que se utiliza para explotar, robar, perseguir y oprimir a las personas”.

Así arranca la charla en la cafetería del barrio El Profe, un académico que gusta de disfrutar de los cafés tostados por el Taller de Espresso, acompañado de colegas con los que intercambia puntos de vista en torno a temas de actualidad.

Luis, compañero de cátedra de El Profe, saborea su “flat white” y se incorpora al tema comentando:

-La idea de Agustín de Hipona resuena con fuerza en la actualidad; él plantea la importancia de que las leyes y las instituciones no solo existan, sino que se apliquen de manera justa.

“Porque un Estado que impone leyes injustas o que aplica la ley de manera desigual, favoreciendo a unos y castigando a otros arbitrariamente, pierde su legitimidad y se convierte en una estructura opresiva, similar a un grupo que utiliza la fuerza para sus propios fines.

“Esta reflexión invita a pensar que un Estado debe buscar no solo la estabilidad y el orden, sino también la justicia, entendida como la protección de los derechos de los individuos y del bien común. De lo contrario, incluso las democracias más sólidas y bien establecidas pueden caer en la tiranía o en el caos”.

Genaro, el amigo abogado, solicita un segundo espresso y mientras se lo prepara el barista, aprovecha para añadir:

-La justicia es un pilar fundamental en cualquier estado democrático. Se trata de un valor que garantiza la equidad y el respeto por los derechos de los ciudadanos; fomenta la cohesión social y la confianza en las instituciones.

“La justicia, no solo se refiere a la administración imparcial de las leyes, sino también a la garantía de que esas leyes sean justas, es decir, que promuevan el bien común y protejan los derechos humanos fundamentales.

“En mi entender, un estado democrático se sustenta en la idea de que todas las personas deben ser tratadas de manera igualitaria ante la ley y que el gobierno debe actuar de acuerdo con los principios de legalidad, transparencia y responsabilidad.

“La justicia desempeña un papel esencial en este contexto, ya que es la que permite que se mantenga el equilibrio entre los poderes y evita que el Estado, alguno de los poderes constituidos o cualquier otro actor se convierta en un ente autoritario.

“¡Insisto!, La justicia no solo se refiere a la aplicación de la ley por parte del Poder Judicial, sino también a la creación de un marco legal que garantice derechos fundamentales como la libertad, la igualdad y la seguridad.

“Un sistema democrático que no respete estos principios fundamentales estaría en riesgo de colapsar y convertirse en una dictadura, en un régimen que vulnera los derechos de las personas”.

El Profe pide una ronda de cafés, solicita la cuenta y a manera de conclusión afirma:

-El estado de derecho implica que todas las personas, incluidos los gobernantes, están sometidos a la ley.

“En la época contemporánea, el concepto de estado de derecho se ha expandido para abarcar no solo el control de los abusos de poder, sino también el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.

“Un estado democrático se basa en un estado de derecho fuerte que garantiza que las leyes sean coherentes con los valores democráticos y que los procesos judiciales sean independientes, justos y accesibles.

“En la actualidad, el estado de derecho enfrenta desafíos por la presencia activa de la corrupción, el abuso de poder y la desigualdad.

“Las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley se ven comprometidas por influencias políticas y económicas, lo que debilita la confianza de los ciudadanos en el sistema de justicia.

“La idea de Agustín de Hipona: ‘Sin justicia, ¿qué otra cosa es el Estado sino una banda de ladrones?’ Los recuerda que la justicia es esencial para el buen funcionamiento de un estado democrático y del estado de derecho. Sin ella, el poder se pervierte y el Estado pierde su razón de ser como protector del bien común”.

 

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