NOTA DEL EDITOR
Por Julio César Hernández
@jcentresemana
Cada tres años se repite la misma historia: La Legislatura que está por concluir su gestión en el Congreso del Estado resultó peor que la que le antecedió. Así sucedió con la LXII y anteriores, y así sucede ahora con la LXIII que está por salir el próximo jueves 31 de este mes.
Pero. ¿cuál es la característica que hace a la Legislatura saliente peor que la anterior? Además de su desaseo administrativo con el que se reparten plazas entre los diputados que se van y basifican a sus “recomendados”, mantuvieron “aviadores” o heredan “aviadores”, el punto está en la independencia y autonomía con la que se condujo frente al Poder Ejecutivo.
Entendido es que si la mayoría legislativa pertenece al mismo partido que gobierna el Estado, el apoyo para el Mandatario estatal y sus iniciativas es incuestionable como parte del proyecto o plan de gobierno del partido gobernante y nada de criticable es, porque, incluso, en muchas ocasiones es más positivo que así sea para que no se frene el avance del estado. Lo criticable es cuando además de esta fracción mayoritaria, la denominada oposición se comporta como “satélite” de aquella y terminan por convertir al Poder Legislativo en una dependencia más del Ejecutivo.
Y lo peor: que lo hagan sin rubor ni vergüenza alguna, porque finalmente se ven beneficiadas con algunas canonjías en el reparto de cuotas para sus cuates en diversos espacios del poder público -del Ejecutivo o Judicial- o de los organismos autónomos hoy “en capilla”. Esta historia la hemos visto en todos los gobiernos y en todas las Legislaturas. Incluso, sin que digamos que ahora no sucede, en épocas anteriores la ganancia no sólo quedaba en espacio para “los cuates”, sino hasta en el reparto en efectivo para cada uno de los legisladores, además de los apoyos recibidos para los municipios que integraban sus distritos, con su respectivo “moche” para ellos, por supuesto.
Las consecuencias negativas de esta actuación legislativa es la corta memoria de los jaliscienses que en las siguientes elecciones vuelven a ratificar su apoyo para algunos representantes populares que buscan reelegirse y lo logran, directa o indirectamente. Y ejemplo de ello es que en la próxima Legislatura repetirán diputados de la oposición que fueron más “emecistas” o “alfaristas” que los propios diputados de Movimiento Ciudadano.
Ahora estamos a punto de darle la bienvenida a la LXIV Legislatura, cuya composición será diferente a la actual y a las anteriores, pues tendremos a una fracción mayoritaria, la de Movimiento Ciudadano, que tendrá once diputados contra los diez de Morena, pero que, si le sumamos a sus aliados del Verde Ecologista, Partido del Trabajo, Hagamos y Futuro, estará sumando 20 diputados de la coalición Sigamos Haciendo Historia, luego de que el viernes anterior la Sala Regional le retiró un diputado al PRI y se lo otorgó al Verde Ecologista. Sin embargo, ya hay quienes suman a la fracción de MC a los diputados del PRI (2) y a los de Acción Nacional (5), para hacer una sola fuerza frente a Morena y aliados, en base al comportamiento que ambas bancadas tuvieron en esta Legislatura que está por concluir.
En una palabra, se da por hecho que los diputados de “Alito” Moreno y los de Marko Cortés seguirán respondiendo a los intereses de Movimiento Ciudadano, gracias a los beneficios recibidos en estos tres últimos años o por lo que recibirán en los siguientes tres.
Así, pues, al penoso papel que ha hecho la oposición a nivel nacional, en Jalisco hemos sido testigos de una réplica a menor escala. Y ni esperanzas de que esto cambie.