Opinión Política
EDUCACIÓN E HISTORIA

Un libro fue el detonante de la Revolución Mexicana

El 21 de noviembre de 1909, Madero publicó “La Sucesión Presidencial en 1910”.  

 

Por Aldredo Arnold

Durante 35 años, Porfirio Díaz gobernó México prácticamente sin oposición. El país gozaba de orden y progreso –tal como decía el lema oficial—, una paz que no conocía desde antes la Independencia. Con una población mayoritariamente rural que no intervenía en asuntos políticos, los habitantes de las ciudades veían con agrado la realización de obras importantes como los ferrocarriles y el surgimiento de instituciones como los bancos, había paz social y una floreciente cultura con reminiscencias europeas. Don Porfirio contaba con un Gabinete eficiente y la Policía Rural aseguraba la tranquilidad pública interna. Al exterior, el gobierno mexicano gozaba de prestigio y alentaba la llegada de inversionistas extranjeros.

Desde 1884 hasta 1911 no habían ocurrido pronunciamientos que pusieran en peligro la paz porfiriana, al contrario de lo que sucedió durante la mayor parte del siglo XIX en el que México sufrió invasiones extranjeras y guerras internas que diezmaron la población, impidieron el progreso, saquearon las arcas nacionales y habían provocado un terrible agotamiento entre la población.

El porfiriato no era un gobierno ideal, pero fue una época en la que México logró un gran desarrollo en múltiples manifestaciones de la vida. El propio Madero expresó el respeto y admiración que sentía por don Porfirio.

El general Porfirio Díaz Mori asumió la Presidencia de la República a la edad de 54 años, pero el paso inexorable de tiempo lo convirtió en un mandatario viejo, mayor de 80 años y eso ya no era aceptable para algunos políticos que comenzaron a filtrar la idea de tener elecciones libres y echar de Palacio Nacional al antiguo amigo (o por lo menos fiel servidor, aunque llegó a confrontarlo con el Plan de la Noria) de Benito Juárez.

Uno de aquellos políticos inquietos fue Francisco I. Madero, un joven nacido en Parras de la Fuente, Coahuila, perteneciente a una familia acomodada y educado en la Universidad de California. Había sufrido dos derrotas electorales en 1904 y en 1906 cuando compitió por la presidencia municipal de San Pedro y la gubernatura de su estado, respectivamente.

El tema de las elecciones libres lo tenía obsesionado y vio la ocasión propicia en 1908, después de que don Porfirio dio una entrevista al periodista norteamericano James Creelman en la que afirmó que México ya estaba listo para la democracia y para que compitieran partidos de oposición.

En octubre de aquel 1908, Madero terminó de escribir el libro “La Sucesión Presidencial en 1910”, impreso en Parras, Coahuila, que fue el detonante de un movimiento que años más tarde se convertiría en guerra civil. El libro circuló ampliamente en los grupos políticos a partir de 1909 y Madero se postuló como candidato presidencial. Aquellas elecciones fueron el último triunfo electoral de Porfirio Díaz, quien celebró con gran pompa el centenario de la Independencia sin imaginar que meses después iniciaría un viaje sin retorno a Europa.

En aquella época, la gente se mantenía informada por la lectura de periódicos y libros. Los periódicos tenían línea gobiernista y los escritores preferían abordar géneros suaves, por eso, cuando apareció el libro escrito por Madero, muchos se entusiasmaron y cayeron en cuenta que el gobierno de Díaz se había convertido en una larga dictadura.

Lo demás es historia conocida: Madero lanzó su Plan de San Luis en noviembre de 1910; don Porfirio renunció y se exilió en Francia; Francisco Madero ganó las nuevas elecciones y asumió la presidencia, pero después fue víctima de un golpe de estado; Victoriano Huerta se convirtió en presidente; Venustiano Carranza entró en defensa de la Constitución (de 1857) y al poco tiempo comenzó la guerra entre varias facciones que al principio parecían estar unidas, una guerra civil que conocemos como Revolución Mexicana, oficialmente iniciada por Madero y continuada por Carranza, Francisco Villa, Emiliano Zapata, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, cada quien con sus propios ideales e intereses.

La Revolución Mexicana es considerada como la primera del siglo XX; la Revolución Rusa estalló siete años después, en 1917.

A continuación, publicamos un extracto del libro “La Sucesión Presidencial en 1910”, tomado de la Memoria Política de México, de Doralicia Carmona (se conserva la ortografía original):

Durante 35 años, Porfirio Díaz gobernó México prácticamente sin oposición.

“La primera esperanza la perdí cuando se instituyó la Vice-Presidencia en la República, pues comprendí que aun desapareciendo el Gral. Díaz, no se verificaría ningún cambio, pues su sucesor sería nombrado por él mismo»

FRANCISCO I. MADEROESCRITOR Y PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

Comprendí que no debíamos ya de esperar ningún cambio al desaparecer el Gral. Díaz, puesto que su sucesor, impuesto por él, seguiría su misma política, lo cual acarrearía grandes males para la patria (…) Comprendí que los que deseábamos un cambio en el sentido de que se respetara nuestra Constitución, y que ésta fuera un hecho, nada debíamos esperar de arriba y no debíamos confiar sino en nuestros propios esfuerzos (…) El problema se presentaba aun más difícil, pues claro se veía que el gobierno del Centro estaba resuelto á reprimir con mano de hierro y aun á ahogar en sangre cualquier movimiento democrático (…) Nos formamos el propósito de aprovechar la primera oportunidad que se presentara para unir nuestros esfuerzos á los de nuestros conciudadanos, á fin de principiar la lucha por la reconquista de nuestros derechos (…) Para dar principio a la campaña electoral, organizamos un Club político que denominamos ‘Club Democrático Benito Juárez’ (…) En lo particular, estimo al Gral. Díaz, y no puedo menos de considerar con respeto al hombre que fue de los que más se distinguieron en la defensa del suelo patrio (…) Pero esa alta estimación, ese respeto, no me impedirán hablar alto y claro (…) Creo estimará más mi sinceridad, aunque juzgue duramente algunos de sus actos, que las serviles adulaciones que quizá ya lo tengan hastiado. ¿A dónde nos lleva el General Díaz? Desde luego, vemos que la tendencia manifiesta del General Díaz y del grupo que lo rodea, es perpetuar el sistema de poder absoluto y hasta se empieza á iniciar un movimiento en las altas esferas reflejado en la prensa gobiernista, para reformar la Constitución de modo de sancionar por la ley, el actual régimen de centralización…”

 

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