Opinión Política
EDUCACIÓN E HISTORIA

El TLC y el T-MEC transformaron a México

De ser un país dependiente del petróleo y de algunos cultivo agrícolas, se convirtió en una economía industrial que hoy está amenazada por el próximo presidente de Estados Unidos.

 

Por Alfredo Arnold

La Historia ya no se mide por siglos, ni siquiera por años. Los cambios sociales ocurren de manera tan rápida que tan sólo una década parece toda una vida. Los cambios tecnológicos ocurren de manera sorprendente. ¿Cuántas funciones puede realizar un pequeño teléfono celular, comparadas con las que realizaba un voluminoso aparato hace un par de décadas?

La ciencia y el comercio se benefician enormemente de estos avances. Casi podría decirse que corren tomados de la mano.

Para conversar de Historia no es preciso remontarnos al antiguo Egipto, ni siquiera a los tiempos de la Revolución Mexicana. La Historia avanza velozmente y apenas hay tiempo para tomar nota de ella.

El Tratado de Libre Comercio entre los tres países de Norteamérica se firmó hace apenas tres décadas, pero los cambios tecnológicos, económicos, políticos y sociales obligaron a modificarlo hace seis años y ahora su vigencia está siendo nuevamente cuestionada por los países firmantes, cada uno con distintas perspectivas. La situación que se vivía cuando fue aprobado por primera vez han cambiado radicalmente, y aunque sus bondades siguen siendo reales, las circunstancias lo ponen en riesgo. Cada uno de esos tres países pasa hoy por realidades muy distintas.

La parte más robusta del tratado la tiene Estados Unidos, mientras que México y Canadá son partes subsidiarias. Sin lugar a duda, Estados Unidos es el gran consumidor, pero los otros dos mercados no son nada despreciables, ni como productores ni como consumidores. Sin embargo, las economías de otras regiones, la china principalmente, no se resignan a perder este gran mercado norteamericano.

En 1994, hace treinta años, se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que en nuestro país se popularizó con las siglas de TLCAN o simplemente TLC.

Éste ha sido el acuerdo comercial probablemente más importante de nuestra historia, ya que unió a la economía más fuerte del mundo, la de Estados Unidos, con las de sus dos vecinos: Canadá al norte y México al sur. Los tres países juntos cuentan con más de 520 millones de habitantes y comparten una extensa frontera de casi 9,000 kilómetros en el norte y más de 3,000 kilómetros en el sur. Los tres países tienen amplios litorales en los océanos Pacífico y Atlántico.

Tras más de un año de negociaciones, el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá quedó modernizado.

Este tratado se logró principalmente como respuesta económica a un acuerdo que había adoptado la Unión Europea, de reciente creación en aquel entonces, el cual convirtió al euro en moneda común de los países que conformaban la UE. Sin embargo, las naciones europeas no aguantaron la presión de combinar las economías exitosas (Alemania, Gran Bretaña, España, etc.) de unos países con otras que estaban metidas en problemas (Grecia, Italia, Portugal, etc.). Aunque el plan europeo ha sido un éxito en materia de seguridad, no tuvo todo el éxito económico deseado ya que Gran Bretaña lo abandonó con todo y su libra esterlina a través del programa popularizado como Brexit (british exit).

Al iniciar el siglo 21, las tres grandes economías del mundo iniciaban una feroz competencia: China, la Unión Europea y el nuevo TLCAN.

El acuerdo comercial norteamericano entró en vigor después de dos años de negociaciones entre los presidentes George Bush (padre), Brian Mulroney, ambos ya fallecidos y Carlos Salinas de Gortari.

Para México, este acuerdo supuso un conflicto con opositores a la apertura encabezado por el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), el cual declaró la guerra (literal) al gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo, dicho conflicto fue atendido de inmediato por el gobierno, aunque fue hasta varios años después, con Vicente Fox, cuando se arregló por completo.

El TLCAN transformó radicalmente la economía mexicana que hasta entonces estaba sustentada en la extracción y venta de petróleo. Las personas que hoy tienen cierta edad recordarán que en México sólo se conseguían bienes de otros países si eran introducidos mediante la importación o la fayuca. Lociones, vinos, instrumental médico, maquinaria pesada, vehículos, etcétera, llegaban a nuestro país por vía de la importación y a un precio mucho mayor del que tenían en sus regiones de origen; por ejemplo, los tenis Converse y los pantalones Levis.

Los tres países juntos cuentan con más de 520 millones de habitantes y comparten una extensa frontera de casi 9,000 kilómetros en el norte y más de 3,000 kilómetros en el sur.

La economía mexicana se transformó a partir del TLCAN. Desde entonces, no fue tan urgente que el precio internacional del petróleo se mantuviera alto porque México comenzó a exportar automóviles a Estados Unidos. Muchas empresas extranjeras vinieron a establecerse a nuestro país para aprovechar la mano de obra barata y la facilidad de exportar a Estados Unidos y Canadá.

Al paso de los años, el TLCAN fue beneficiando más a México que a los otros dos socios comerciales y llegó el momento en que se diseñó una nueva versión, el T-MEC, que es el que está ahora en vigor e incluye temas que para el TLCAN no eran de gran importancia, como por ejemplo lo referente a la tecnología computacional.

La renegociación del Tratado no fue tan tersa como sucedió con el acuerdo original, pero finalmente Enrique Peña Nieto, Donald Trump y Justin Trudeau lo firmaron durante una reunión en Buenos Aires.

Hoy, el T-MEC se encuentra en riesgo. Debe ser discutido y eventualmente ratificado en 2026, pero los presidentes de Estados Unidos y de Canadá tienen visiones contrarias a México y han dejado correr la versión de que el tratado podría llegar anticipadamente a su fin, lo cual significaría un golpe terrible para la economía mexicana.

Trump, quien tomará posesión como presidente de Estados Unidos en enero próximo, afirma que México debe abandonar sus tratos con la economía China, suspender los envíos de fentanilo a Estados Unidos y frenar la corriente de migrantes ilegales a su país.

El tema preocupa al nuevo Gobierno mexicano, el cual ya trabaja arduamente para dar a Trump las explicaciones necesarias con el fin de que el T-MEC siga existiendo con México como socio. Hoy más que nunca se considera a este tratado internacional como una de las principales columnas para el crecimiento económico de nuestro país.

 

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