NOTA DEL EDITOR
Por Julio César Hernández
@jcentresemana
¿Fue una sorpresa la elección del cardenal Robert Prevost como el nuevo Papa, sucesor de Francisco y el 267 de San Pedro? No, no fue una sorpresa porque prácticamente en muchas de las listas de prospectos que se elaboraron previamente al Cónclave aparecía su nombre, aunque en muchas de ellas no era colocado entre los favoritos.
O sea que Prevost entró al Cónclave como Papa y salió Papa, poniendo fin a la frase aquella que aseguraba que “quien entra como Papa al Cónclave sale cardenal”. Y también dejó pendiente el cumplimiento de otra famosa frase utilizada en muchos ámbitos de la vida y que sentencia: “Lo que es de Roma regresa a Roma”. Y es que esta es la cuarta ocasión consecutiva que el Sumo Pontífice no es italiano.
En 1978 el cardenal Albino Luciano fue el italiano más reciente que llegó al trono de San Pedro bajo el nombre de Juan Pablo I. Su pontificado duró solamente 33 días. A partir de ese año y hasta la fecha, los Papas elegidos han llegado de otras tierras: Juan Pablo II (Karol Wojtila), de Polonia; Benedicto XVI (Joseph Ratzinger), de Alemania; Francisco (Jorge Bergoglio), de Argentina; y ahora León XIV (Robert Prevost), de Estados Unidos.
Cuando se anunció que “Habemus Papam”, se pronunció el nombre del cardenal Prevost y se reveló que había elegido el nombre de León XIV, la mayoría interpretó su elección como una muestra de la cercanía que mantuvo como su antecesor argentino y se hizo de inmediato la referencia a que el mejor amigo que tuvo San Francisco de Asís llevaba por nombre León, también de Asís, con lo que se pronosticaba que su ministerio sería la continuidad de la labor emprendida por el papa Francisco, inspirado también en la figura del papa León XIII.
Sin embargo, el sábado pasado el papa León XIV despejó cualquier duda que existiese sobre el motivo que lo llevó a elegir ese nombre. Al hablar ante los miembros del Colegio Cardenalicio, explicó que la elección de su nombre papal refleja su compromiso con las causas sociales defendidas por León XIII. Así lo dijo:
“Pensé tomar el nombre de León XIV. Hay varias razones, pero la principal es porque el papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum Novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial. Hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”.
En una palabra, la decisión de elegir llamarse León no fue en razón del nombre del mejor amigo de Francisco de Asís como fue interpretado inicialmente, lo que quiere decir que simplemente fue una mera coincidencia que, por supuesto, bien puede tomarse como una “coincidencia” divina.
Así, pues, con esta explicación que ofreció del por qué llamarse León XIV, el Pontífice nos hace ver cuál será el camino por el que llevará su papado: impulsar y anteponer la doctrina social de la Iglesia.
Hoy lunes el Papa ofrecerá su primera audiencia a los periodistas que cubren sus actividades y aquellos que llegados de todos los lados del mundo aún se encuentran en el Vaticano. A partir de hoy, comienza también una nueva era y se abre una nueva página de la historia de la Iglesia Católica.