Opinión Política
ANÁLISIS

Evaluación del Gobierno Federal 2018-2024 (2ª parte)

Andrés Manuel López Obrador fue capaz de ejercer el poder de la manera más centralizada, menos fragmentada y con menos contrapesos, sobre todo a partir de mecanismos informales, como ningún otro de las presidentes desde la transición democrática de finales de los 90.

 

Por José Antonio Elvira de la Torre

Esta segunda parte de la colaboración se orienta a evaluar la dimensión política del gobierno federal que terminó, que incluye tanto el ejercicio, de las facultades y atribuciones legales que la Constitución y las leyes otorgan a la Presidencia, como a las prácticas informales (no reguladas) utilizadas en el ejercicio de la autoridad.

Este artículo es una adaptación para el formato de esta revista y un adelanto de un trabajo de investigación más amplio con base en una metodología propia que diseñé desde 2018 para impartir la clase de Sistema Político Mexicano en las aulas de la licenciatura de Estudios Políticos y Gobierno del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

Esta metodología está sustentada en cinco categorías de análisis que agrupan 24 variables (como se puede apreciar en la tabla). A su vez, cada variable cuanta con un indicador específico que permite establecer valores numéricos sobre los diferentes elementos del ejercicio del Poder de la Presidencia y, en última instancia, construir un índice para cuantificar y comparar. A mayor índice, mayor es la capacidad formal e informal del poder de la Presidencia evaluada.

Tabla de categorías, variables e indicadores para evaluar el ejercicio del poder de la Presidencia de la República en México.

Fuente: Elvira de la Torre, José Antonio (2018, 2022, 2024). Sistema de indicadores para evaluar el ejercicio del poder de la Presidencia de la República en México.

Dada la extensión de esta colaboración, limitaremos el análisis a las categorías y variables, dada la extensión considerable que significaría cada uno de los indicadores y su cuantificación.

 

Relación con Poderes Legislativo y Judicial

A diferencia de otros presidentes, y sólo igualando con Peña Nieto, el Poder Ejecutivo con López Obrador tuvo una relación de supremacía sobre el Legislativo.  No sólo porque contó con mayorías simples de su partido MORENA, tanto en la Cámara de Diputados en las dos Legislaturas (LIV y LV) como en la Cámara de Senadores, y que, con la colaboración de sus aliados políticos el PVEM y el PT, se convirtieron en mayorías absolutas. La otra razón fue el liderazgo indiscutido del ahora exPresidente sobre su partido y la posición de ventaja estratégica en la negociación de incentivos para con sus partidos aliados.

En cambio, en la relación con el Poder Judicial se presentó una dinámica de confrontación permanente, dado que algunas de las reformas clave para la Presidencia, al ser contrarias a la Constitución, fueron frenadas por los ministros de la Suprema Corte que se convirtió, si no en el único, si en el más importante contrapeso de las decisiones y la gestión del titular del Ejecutivo Federal.

 

Relación con gobiernos estatales y Congresos locales

La presidencia de López Obrador tuvo, además de la mayoría en las dos legislaturas de la Cámara de Diputados, una abrumadora mayoría de gubernaturas de los estados de su propio partido que pasó de gobernar sólo 6 estados en 2020 a 17 en 2021 (más 1 del partido verde en San Luis Potosí y 1 más en Morelos del PES, que en realidad se sumaban en funcionamiento y decisiones al partido del Ejecutivo Federal). En 2022 se incrementaron a 20 (+2) y a 21 en 2023 (+2). Luego de la elección federal y en diversos estados de la República de 2024, el partido MORENA y sus aliados PVEM y PT, ejercerán 24 de 32 gobiernos estatales (23 de MORENA y 1 del PVEM en San Luis Potosí). De la misma forma, aumentaron el número Congresos locales en que serán mayoría, pasando de 24 a 27 de las 32 entidades de la República.

El margen de influencia de la Presidencia sobre los gobernadores de su propio partido es sólo comparable a los tiempos de la hegemonía no competitiva del PRI, teniendo además influencia en gubernaturas de sus partidos aliados (PVEM en San Luis y PES estatal en Morelos) y la capacidad informal de limitar las diferencias y la acción discordante de gobernadores de partidos de oposición (tanto del PAN como del PRI) que prefirieron tejer acuerdos en sus entidades para no confrontar o, en algunos casos, favorecer abiertamente a MORENA, antes que enfrentar acusaciones y juicios al terminar sus gestiones (Edo. Mex, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo…).

En última instancia, otro mecanismo informal que sirvió para ablandar o hacer cooperar a gobernadores de otros partidos fue el uso del presupuesto de egresos del gobierno federal, en donde la inclusión/exclusión de proyectos y obras de interés de las entidades fueron el incentivo para generar cooperación o, al menos, no obstrucción al proyecto político electoral de la Presidencia.

PODER. Sólo Carlos Salinas de Gortari tuvo el poder desde Los Pinos, como el de AMLO desde Palacio Nacional.

Relación con partidos políticos

No sólo el exPresidente fue el iniciador del partido MORENA, sino que es su líder principal e indiscutido no sólo como el rostro más identificable, sino su figura con mayor popularidad y liderazgo social, comparable solamente con el liderazgo que ejercían los Presidentes durante el sistema de partido hegemónico encabezado por el PRI. Además, durante el proceso electoral (incluyendo las pre-pre campañas no reguladas, como las formalmente legisladas precampañas y campañas) desempeñó una serie de roles que beneficiaron directa o indirectamente a este partido.

Para el caso de sus aliados en la coalición electoral, PVEM y PT, también desempeñó un papel de liderazgo, deseado o no, e incluso promovido por los propios partidos mencionados. En el caso de MC, la aparente, pero no reconocida negociación con el líder nacional de ese partido para que no formaran parte de la coalición opositora y presentaran su propia candidatura, que no generaba riesgo para la candidatura de la coalición gobernante y que, por el contrario, le disputaba mercado electoral a la oposición, es otro elemento a considerar sobre la enorme influencia que ejerció la Presidencia de la República sobre partidos políticos que incluso no participaron formalmente en su coalición.

Para los casos del PAN, PRI y PRD, fue evidente el éxito de la estrategia de desacreditación constante e intenso que ejerció sobre todo desde sus intervenciones diarias en las conferencias de prensa.

 

Relación con organismos autónomos del Estado

La evidencia definitiva sobre el tipo de relación que tuvieron la Presidencia y los organismos autónomos fue la iniciativa aprobada en el Congreso para la desaparición de algunos de ellos, entre los que destacan el INAI y el CONEVAL, o la intervención directa o indirecta para restringir la autonomía financiera, política y de gestión de los mismos, que permitió observar una variedad amplia de tácticas como la no integración completa de miembros del organismo en cuestión, la designación de funcionarios con evidentes vínculos con MORENA, la reducción de presupuesto, entre otros.

 

Relación con medios de comunicación y organismos civiles

El desencuentro constante con periodistas y medios de comunicación, así como con grupos organizados de la sociedad civil, fue una de las características distintivas de la Presidencia que terminó su período el 30 de septiembre pasado. Tanto de manera directa en las mañaneras como a través de la estrategia de “plumas afines” en medios de comunicación escrita y audiovisual, o a través de personas dedicadas a la producción de contenidos audiovisuales o la franca confrontación mediante ejércitos digitales en redes sociales, la Presidencia fue muy efectiva en disminuir el efecto de las opiniones contrarias a sus posturas y proyectos políticos, incluso en algunos de los temas más controvertidos de su gestión (seguridad pública, sistema de salud, educación pública, tren maya, estrategia energética…).

Por las razones y argumentos expresados en cada una de las categorías, es posible afirmar que el Jefe del Ejecutivo Federal saliente fue capaz de ejercer el poder de la manera más centralizada, menos fragmentada y con menos contrapesos, sobre todo a partir de mecanismos informales, como ningún otro de las Presidentes desde la transición democrática de finales de los 90. Quizá el único Presidente que ejerció el Poder Ejecutivo de manera comparable fue Carlos Salinas de Gortari, en el período 1988-1994, bajo las prácticas y esquemas del viejo sistema autoritario.

 

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