REFLEXIONES
Por Gonzalo Leaño Reyes
Hemos despedido el 2024, un año en el que la política adquirió una importancia inaudita en el ánimo de los mexicanos; un año en el que casi todas las actividades normales de la vida: el trabajo, el estudio, la ciencia, las actividades económicas, sociales, los deportes, la cultura, etcétera, se subordinaron al tema político.
En 2024, México realizó elecciones para renovar los poderes Ejecutivo y Legislativo, y enseguida los ganadores llevaron a cabo las acciones necesarias para modificar al otro poder, el Judicial, que se había mantenido en la pelea por subsistir hasta que fue arrollado por las fuerzas ganadoras de los dos otros poderes.
Pero, vamos por partes: el momento crucial para el futuro político de nuestro país comenzó a darse al interior de los partidos, primero con el discurso del hoy expresidente López Obrador y la elección de los candidatos presidenciales de su partido. Dos mujeres encabezaron por primera vez en la historia las dos principales fuerzas electorales: Claudia Sheinbaum Pardo por el oficialismo y Xóchitl Gálvez Ruiz por la oposición PAN-PRI. Una tercera opción surgió de Movimiento Ciudadano en la persona del gobernador neolonés Samuel García, pero ésta terminó de manera desastrosa y tuvieron que postular finalmente a Jorge Álvarez Máynez.
La contienda no resultó tan competida como se esperaba; la candidata de Morena, PT y Partido Verde ganó de claramente las elecciones. La lucha legislativa también fue ganada por Morena, partido al que finalmente se unieron legisladores de otras fuerzas políticas y uno más de oposición (Yunes) para construir la mayoría calificada que le permitió al partido en el poder realizar una importante serie de cambios estructurales y de manera muy especial modificar la estructura y funcionamiento del Poder Judicial a partir de las reformas que empezarán a materializarse en 2025.
Los efectos de los cambios en el Poder Judicial y desaparición de organismos públicos comenzarán a sentirse en 2025. Habrá que esperar un tiempo razonable para evaluar los resultados de estas transformaciones en la vida pública del país.
Los partidos de oposición han entrado por lo pronto en una gran inmovilidad; el PRD prácticamente desapareció y muchos de sus antiguos militantes se pasaron al oficialismo o simplemente optaron por una retirada en paz.
Lo que viene dentro de sólo unos días es la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que para muchos políticos mexicanos ha generado gran incertidumbre. Ya veremos.
Por lo pronto le deseamos a usted, estimado lector, que el 2025 sea un año propicio para el logro de sus metas.