A 39 años del asesinato del cardenal Posadas Ocampo, el exsecretario general de Gobierno con Alberto Cárdenas, e integrante del Grupo Interinstitucional para el Caso Posadas, reconoce que la tesis oficial de la confusión terminó por imponerse, aunque cuestiona que no haya ningún sentenciado por ese crimen.
Por Julio César Hernández
Promotor principal, junto con el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, de la versión del “complot” en el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el abogado Fernando Guzmán Pérez Peláez, como secretario general de Gobierno en la administración de Alberto Cárdenas Jiménez, formó parte del Grupo Interinstitucional creado por el entonces procurador general de la República, Jorge Madrazo Cuéllar, con el objetivo de revisar las conclusiones de la PGR sobre las causas del crimen y, si era el caso, aportar nuevas pruebas y testimonios.
Este Grupo Interinstitucional estuvo integrado por representantes de la PGR encabezados por su titular Madrazo Cuéllar; del Episcopado Mexicano, con los obispos juristas y especialistas en Derecho Constitucional, Luis Reynoso Cervantes -de Cuernavaca-, y José Fernández Arteaga -arzobispo de Chihuahua-; Guzmán Pérez Peláez, por parte del gobierno de Jalisco; los abogados Gabriel Zermeño Márquez y José Antonio Ortega Sánchez, como representantes del cardenal Sandoval Iñiguez; y el propio Arzobispo de Guadalajara como invitado especial.
Para entonces, la PGR concluyó que el cardenal Posadas Ocampo había sido asesinado en medio de la confusión del enfrentamiento entre dos bandas de narcotraficantes, tesis soportada por las investigaciones realizadas por los procuradores Jorge Carpizo McGregor, con Salinas de Gortari; Antonio Lozano Gracia y Jorge Madrazo, con Zedillo; y posteriormente Rafael Macedo de la Concha, con Fox; mientras que el cardenal Sandoval y Guzmán Pérez Peláez, que encabezaron el llamado Grupo Jalisco, insistían en la versión del complot.
Cabe señalar que con los representantes del Episcopado Mexicano, los obispos Reynoso Cervantes y Fernández Arteaga, coincidieron y estuvieron plenamente de acuerdo con la tesis oficial de la confusión. Incluso, el primero envió una carta a la Santa Sede y a los Obispos de México advirtiéndoles del engaño que el cardenal Sandoval Iñiguez, y su equipo de abogados, pretendía hacerle al pueblo de México con la versión del “complot”.
El obispo Luis Reynoso Cervantes escribió el libro “El caso Posadas. Verdad, derecho y religión”, que en una de sus partes titulada “Descripción Analítica y de Ontología Jurídica del Fallecimiento del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo”, echa por tierra, con argumentos jurídicos y testimoniales, la hipótesis del “complot”, de la que él mismo refirió que era una fantasía que sólo puede sostener “un escritor de ciencia ficción”.
A 29 años de aquel lamentable suceso que conmovió al mundo católico, Opinión Política sostuvo una entrevista con quien como diputado federal y local encabezó también las respectivas comisiones para el seguimiento del Caso Posadas, Fernando Guzmán Pérez Peláez.
-Licenciado, mañana martes 24 de mayo se cumplen 39 años del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y la versión oficial de la confusión terminó imponiéndose a la del complot que usted y el cardenal Juan Sandoval plantearon por varios años…
-Sí, el tema sigue ahí sin una confusión debidamente soportada. Coincido que la versión oficial quedó como oficial, pero la realidad se impuso socialmente porque a casi tres décadas no hay una sentencia que condene a nadie por ese crimen.
“¿Por qué afirmábamos que no había sido un haber estado equivocado, en el lugar equivocado, en el momento equivocado? Porque la versión inicial es que el Cardenal se atravesó en medio de un enfrentamiento de dos bandas de narcotraficantes, que eran las de (Joaquín) “El Chapo” Guzmán y la de los hermanos Arellano Félix, pero lo que no se acreditó a juicio del gobierno de Jalisco, al que llegaba Alberto Cárdenas, y de los legisladores que impulsamos este tema, es que no había elementos para concluir que fue una confusión porque el propio doctor Mario Rivas Souza, médico forense que revisó el cuerpo del Cardenal, echó por tierra la versión de (Jorge) Carpizo, que era el procurador general de la República, y que creó toda una maqueta móvil que se conoció como “Nintendo”, pero dijo que no le tocó (el crimen) por casualidad, porque fueron catorce tiros directísimos, a boca de jarro que dejaron pólvora en el mentón del Cardenal. Entonces, eso se contraponía a la versión que desde un principio quiso afirmarse que fue una confusión.
“Hubo momentos claves en las investigaciones, y te puedo mencionar tres: Primero, los autores materiales. Se imputó el haber disparado contra el Cardenal a un integrante de la banda de los Arellano Félix, quien fue detenido en Tijuana y consignado. Fue el famoso “Gori”. Pero cuando entró Alberto Cárdenas, el procurador (del Estado) Jorge López Vergara encontró debajo de su escritorio un peritaje sobre el “Gori” y decía que no había disparado, firmado por los mismos peritos y con la misma fecha. ¿Qué sucedió ahí? Que este peritaje fue sustituido por otro».
Respecto a este punto referido por Guzmán Pérez Peláez, el 12 de junio de 2001 el ex procurador Antonio Lozano Gracia declaró a los medios de comunicación que Edgar “El Negro” Mariscal fue acusado, confesó y fue sentenciado por haber disparado en contra del cardenal Posadas y que estaba purgando una sentencia en el penal de Puente Grande por ese crimen. (El Universal 13/06/2001).
Fernando Guzmán continuó:
“Segundo, un amigo de la infancia del Cardenal, Ignacio Flores, la única amistad que tenía el Cardenal, quien declaró que lo visitó quince días antes de ser asesinado, y que lo invitó a comer y le contó que estuvo en Los Pinos, donde el Cardenal se había quejado por la protección que se daba a los cárteles de las drogas en el Pacífico desde el gobierno federal, y que lo habían corrido de esa reunión, que le dijeron que no se metiera y que se dedicara a lo suyo”.
Cabe señalar que el 11 de junio de 2003, la PGR dio a conocer que Ignacio Flores se retractó -el 23 de mayo de ese año- de sus declaraciones vertidas ante las autoridades el 14 de diciembre de 2011, en las que dijo que el cardenal Posadas recibió amenazas en ese presunto encuentro en Los Pinos, y dijo que José Antonio Ortega Sánchez y Fernando Guzmán lo engañaron e indujeron su declaración. Ignacio Flores aseveró que nunca conoció de lo tratado en esa reunión y que “no sabía ni quién era el señor Córdoba Montoya”, a quien en su anterior declaración acusó de haber amenazado al cardenal Posadas. Sánchez Ortega rechazó haber engañado e inducido a Flores en su declaración. (Reforma y Público 12/06/2003).
Guzmán Pérez Peláez apuntó luego:
“En tiempos de (Vicente) Fox, cuando se encontraron las bitácoras de los vuelos México-Guadalajara y Guadalajara-México, de ese día 24 de mayo. El crimen fue a las 3:44 (horas) y señalaba que el avión que usaba Carpizo había llegado a Guadalajara una hora antes del crimen y salió media hora antes, y por la tarde vuelve a venir. Fue un vuelo muy extraño.
“Y todo esto deja una línea de un crimen no por confusión sino por el complot. Yo agregaría otro elemento más: El desplegado a plana entera del secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, cuyo título era: Mientes Carpizo, y se refiere al libro de Carpizo (“Asesinato de un Cardenal. Ganancia de pescadores”). Carpizo nunca respondió”.
El desplegado al que refiere Guzmán fue publicado el sábado 18 de mayo de 2002 en el periódico Reforma bajo el encabezado: “Carpizo ¿qué pretendes?”, y las recriminaciones que González Garrido hace a Carpizo es sobre las referencias que hace de su persona en el libro, pero nunca de la tesis de la confusión que el exprocurador sostiene en su obra.
-¿Qué ánimo quedó en ustedes al cerrarse la investigación con la versión oficial de la confusión?
-Quedó un sentimiento que es una mezcla de sensaciones. Por un lado, la satisfacción de haber cumplido con la responsabilidad de buscar la verdad. Se hizo hasta donde se pudo. Creemos también que todo queda para la historia, que pueda conocerse a plenitud todo lo que está ahí. En Roma, el propio Vaticano, tiene información, porque el papa Juan Pablo II le pidió al cardenal Sandoval que insistiera en que se hiciera una investigación sobre las causas (del asesinato)”.
-En su momento, todos los que fueron procuradores federales y estatales, incluso aquellos que eran de la oposición como Antonio Lozano Gracia (panista con Ernesto Zedillo) y Jorge López Vergara (panista con Cárdenas Jiménez), y todos los que ocuparon este cargo, coincidieron en que la versión creíble era la de la confusión. ¿Cómo explicarlo, entonces?
-En lo federal así fue, pero en lo local no… El procurador López Vergara fue quien encontró el doble peritaje…
-Pero él reconoció públicamente, en una entrevista que le hice, que fue por confusión…
-Quizás dio alguna opinión en lo particular, pero formalmente no tenían o nunca estuvieron las investigaciones en arbitrio de las procuradurías estatales…
–Pero conocieron el expediente, y desde López Vergara y quienes le sucedieron, se pronunciaron por la tesis de la confusión.
-Pero conocieron del expediente parcialmente. Pero cuando se crea el Grupo Interinstitucional, se crea fuera del arbitrio de la procuraduría estatal. Y fue un expediente de más de cien tomos.
-Otro punto controvertido fue la postura del representante de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el obispo, jurista y constitucionalista, Luis Reynoso Cervantes, quien siempre estuvo convencido de la tesis de la confusión, y acusó al cardenal Sandoval y al Grupo Jalisco, de pretender engañar a los obispos y a los mexicanos con la hipótesis del complot. ¿Cómo explicar también eso? A la hipótesis del complot no le encontraban ni pies ni cabeza, no los convencía.
-Ahí tenemos una visión distinta. Tú estabas más cercano a esta versión (de la confusión). Y es cierto, el señor obispo Reynoso no coincidió (con el complot). Pero ¿qué pasó? Un sacerdote muy cercano al obispo Reynoso le mandó un texto por fax al cardenal Sandoval, en latín, donde le decía que no entendía qué pasaba con el obispo Reynoso, porque en una plática con él, le preguntó por qué disentía del cardenal Sandoval si a nosotros nos había dicho que al cardenal sí lo habían matado deliberadamente, como un crimen de estado, y que le contestó: Es que el cardenal es muy bocón y va a haber más muertos, ya son suficientes… Eso lo declaró el sacerdote en un fax en latín.
Sobre este asunto del fax en latín al que se refiere Pérez Peláez, en el libro del obispo Reynoso sus sobrinos incluyen una carta dirigida al cardenal Sandoval, quien en el prólogo del libro “Sangre de mayo” revela el asunto del fax en latín. Los familiares del prelado, ya para entonces fallecido, le dicen al Arzobispo de Guadalajara:
“(…) No se puede afirmar como verdad -ya que así lo presenta- algo basado en un anónimo, que dice haber recibido el año pasado; sabemos que un anónimo, por antonomasia es cobarde, doloso y vil, porque nadie se hace responsable de su contenido. Usted sabe mejor que nadie que el Sr. Obispo Luis Reynoso C., no era de las personas que se escondía para susurrar su verdad, por el contrario la gritaba fuerte, la sostenía con argumentos, la defendía, la escribía y daba la cara para debatirla (…). Para finalizar, “por nuestra profunda indignación, solicitamos a usted, Sr. Cardenal (…) se retracte públicamente de lo afirmado…”.
-Pero que haya dicho que el cardenal era un bocón… Hay documentos y hasta un libro del obispo Reynoso (“El caso Posadas. Verdad, derecho y religión”) donde echa abajo la hipótesis del complot…
-¡Sin duda! Eso queda como parte de la historia, como el libro que sacó Carpizo. Y en lo público hay versiones diferentes, por eso es importante que la historia, al final, rescatará conceptos de las investigaciones. ¿Cuándo? ¡Algún día…!
-Mucho se dijo que se manejaba la hipótesis del complot porque al cardenal Sandoval le gustaba el protagonismo y que ustedes lo hacían por ambiciones políticas.
-Eras descalificaciones para tratar de desacreditar las voces que exigíamos la verdad, pero lo que yo te puedo comentar es que de lo que hay en las investigaciones es lo que te he dicho, ya que cada quien saque sus conclusiones.
-En su momento se denunció que ustedes “sembraron” testigos, los investigaron por “comprar” testigos, y hubo testigos de ustedes que se retractaron y declararon que fueron presionados por ustedes.
-Te digo que minuciosamente se dio respuesta amplia a cada uno de estos puntos, y hay cuatro libros escritos en distintos momentos de las investigaciones para abundar en los hechos que están en los expedientes y en todo el debate que de alguna manera hubo por parte de quienes rechazaban la posibilidad de un crimen de estado y hablaron desde el primer momento de una confusión y un fuego cruzado que nunca existió, y nosotros afirmamos que tampoco la confusión. Pero ahí está para la historia.
El 24 de septiembre de 2003, la PGR dio a conocer que se abrió una investigación en contra del cardenal Sandoval, y como imputados José Antonio Sánchez Ortega, Fernando Guzmán Pérez Peláez, María de la Luz Lima Malvido y Jesús Becerra Padrote, “por los probables delitos de compra de testigos, obstrucción de la justicia, inducción de declaraciones, usurpación de funciones y filtración de documentos oficiales”. (Público 25/09/2003).
-Uno de los integrantes del Grupo Interinstitucional, de su equipo y creo que hasta socio de despacho, el ex diputado Gabriel Zermeño, declaró que nunca hubo pruebas jurídicas para sostener la hipótesis del complot…
-Él nunca participó en la Comisión…
-Él participó en varios interrogatorios que ustedes hicieron a presuntos testigos…
-Él formó parte de la primera Comisión (de Seguimiento al Caso Posadas) que se estableció en el Congreso del Estado, junto con otros diputados. A él lo entrevistaron y declaró en ese sentido, y finalmente pudo haber sido su opinión, yo no lo discuto. Creo que ahí hay elementos, como ya te he dicho, que a mi juicio son contundentes y vale la pena mencionar. Y, bueno, que cada quien, repito, saque sus conclusiones.
En su libro, el obispo Luis Reynoso Cervantes incluye a Gabriel Zermeño Márquez como integrante del Grupo Interinstitucional, concretamente como “representante del cardenal Juan Sandoval Íñiguez”.
-El cuestionar la versión de la confusión ustedes lo hicieron ampliamente…
-Te he dado tres elementos…
-Sí, y están en los medios y en las conclusiones, pero está la otra parte que cuestiona ampliamente la versión del complot., como el obispo Reynoso Cervantes que era un excelente jurista…
-Yo no voy a discutir la persona del señor Reynoso ni lo voy a juzgar. En respuesta a eso menciono el fax de un sacerdote de su confianza, y ya te comenté el tamaño de lo que afirma. Por eso no podemos agregar más al respecto. ¡Que cada quien saque sus conclusiones!
-Durante este trance de la investigación, ¿alguna vez temió por su integridad o el de su familia? Porque se decía que con su versión del complot, a quienes ustedes ayudaban era a los narcotraficantes que dispararon en contra del cardenal…
-No escatimaron ninguna descalificación para tratar de parar una simple exigencia de verdad y de justicia. Esa fue la historia. En ningún proceso de un magnicidio por complot ha sido fácil llegar a la verdad. ¿Cuándo se ha llegado? Que en la mayoría de los casos no se ha llegado. Por eso digo: la historia juzgará.
-¿Entonces ya todo queda para la historia?
-Sí. Queda la idea de la versión oficial, y hoy el asunto no es tema para la investigación a pesar de que no hay una sentencia, a 30 años del caso.
-Es difícil que haya algún nuevo elemento que abra la investigación…
-No se ve de dónde, sólo si hubiera una sorpresa mayúscula.
-¿Quedó satisfecho con lo que hizo?
-Creo que uno está satisfecho porque no dependen las cosas de uno mismo sino de la responsabilidad que tiene cada quién. Justamente a riesgo, incluso personal, hicimos lo que en conciencia debíamos hacer, y estamos satisfecho. Ya la historia juzgará.
-¿Existe algo que no sepamos? ¿Qué no esté en los expedientes ni en los libros escritos sobre el caso?
-Todo está ahí… No hay nada que no esté dicho.