El reporte nos presenta “un panorama global cada vez más fracturado con crecientes desafíos geopolíticos, ambientales, sociales y tecnológicos que amenazan la estabilidad y el progreso”.
Por José Antonio Elvira de la Torre
El pasado 15 de enero el Foro Económico Mundial publicó su “Informe de riesgos globales, 2025” (https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2025/) y que es la vigésima edición del mismo. Como el mismo reporte define, el “riesgo global es la posibilidad de que ocurra un evento o condición que afectaría negativamente a una proporción significativa del PIB global de la población o de los recursos naturales”.
El año anterior, en su reporte 2024, señalaban los enormes riesgos en la década por venir “rápidos cambios tecnológicos, incertidumbre económica, calentamiento del planeta y conflictos”, que presionarían enormemente la cooperación necesaria para evitar que las economías y sociedades debilitadas enfrentaran un punto de quiebre.
El reporte 2025 tiene como insumos la “Encuesta Global de Percepción de Riesgos 2024-2025 (GRPS)” y la “Encuesta de Opinión a Ejecutivos (EOS)”, y que nos presentan “un panorama global cada vez más fracturado con crecientes desafíos geopolíticos, ambientales, sociales y tecnológicos que amenazan la estabilidad y el progreso”, que nos obliga a enfrentar riesgos cada vez más más complejos y urgentes, aunque contemos con “marcos de gobernanza [que] parecen no estar preparados para abordar tanto los conocimientos conocidos como los riesgos globales emergentes y la fragilidad que generan”.
Los 33 riesgos globales identificados se agrupan en cinco grandes categorías a los que los especialistas consultados les otorgaron la siguiente valoración para 2025, en términos de posibilidad de ocurrencia y generación de una crisis a escala global:
Los tres riesgos que se perciben como más factibles de ocurrir son: 1. Los conflictos armados entre Estados (23%); 2. Eventos climáticos extremos (14%); y 3. Confrontación geoeconómica (8%). Incluso, el informe establece que se considera más preocupante la desinformación (4º lugar, 7%), que, por ejemplo, la recesión económica (5º lugar, 5%), o la erosión de los derechos humanos y las libertades civiles (9º lugar, 2%).
Es posible identificar un menor optimismo en el largo plazo (10 años) donde se considera que enfrentaremos un escenario de riesgos catastrófico (17%), o al menos turbulento (45%); mientras que en el corto plazo (2 años) se consideran dichos riesgos de 2% y 31% respectivamente. Puede observarse que la severidad de los riesgos es evaluada de manera diferente en el corto y largo plazo. Mientras que predominan las preocupaciones ambientales en el largo plazo, en el corto hay una variedad de preocupaciones ambientales, sociales y geopolíticas:
Por grupos de edad, los riesgos que más preocupan se intercambian, mientras que para los entrevistados menores de 30 años el riesgo principal son los eventos climáticos extremos, para los rangos de 30 a 39, 40 a 49, 50 a 59, 60 a 69 y 70 y +, lo consideran en segundo lugar. De la misma forma, todos los rangos, excepto los menores de 30 (que lo consideran el segundo en importancia), consideran como principal riesgo el conflicto armado entre Estados.
Para el caso específico de México, los cinco principales riesgos identificados por los entrevistados en la “Encuesta de Opinión a Ejecutivos (EOS)” fueron: 1. Escasez de suministro de agua; 2. Crimen y actividad económica ilícita; 3. Escasez de suministro de energía; 4. Pobreza y desigualdad (riqueza, ingresos); y 5. Insuficientes servicios públicos y seguridad social.
Con el paso de los días tendremos más posibilidad de diseccionar con mayor profundidad el estudio que, sin duda, es una herramienta de mucha utilidad para que los gobiernos, las universidades y las organizaciones civiles, complementen el análisis y propongan cursos de acción colectiva que nos permitan enfrentar con mayores posibilidades de éxito los riesgos a los que nos enfrentaremos como comunidad, como país y como humanidad.