De origen humilde, pasó a ser uno de los beisbolistas mexicanos más reconocidos en ligas mayores.
Por Alfredo Arnold
El deporte es una parte sustancial de la vida moderna. Es verdad que en los tiempos actuales esta actividad es dominada por el interés económico, los mayúsculos contratos que ofrece la NFL norteamericana, la cantidad de dólares que gana Cristiano Ronaldo o las multimillonarias bolsas que paga el box en Las Vegas, pero las hazañas estrictamente deportivas perduran a lo largo del tiempo.
México ha tenido exponentes deportivos de primera línea a lo largo de la historia (historia no muy vetusta, por cierto, ya que el deporte comenzó a popularizarse hace apenas poco más de cien años). El clavadista Joaquín Capilla ganó medallas de oro, plata y dos bronces en tres ediciones de Juegos Olímpicos; Manuel Raga fue la estrella del campeón europeo de basquetbol Ignis de Varese; Rafael Osuna y Toño Palafox jugaron una final de Copa Davis en Australia; Ricardo y Pedro Rodríguez fueron ídolos de Fórmula Uno; Hugo Sánchez, gran goleador del Real Madrid; Julio César Chávez, monarca indiscutido de box; José “Veneno” Becerra, el mejor del mundo en frontenis; Lorena Ochoa conquistó títulos mundiales de golf incluyendo el Abierto de Inglaterra; ni hablar de la generación de marchistas olímpicos y muchos otros campeones mundiales de boxeo, además del excepcional defensa central del Barcelona, Rafa Márquez. En la actualidad podemos presumir de los tapatíos “Canelo” Álvarez y Checo Pérez, aunque cada día es más difícil brillar en el deporte mundial por el interés económico que maneja esta actividad y los miles de jóvenes (y niños) prospectos que hay en el mundo.
En el olimpo deportivo mexicano, una de las figuras más importantes es Fernando Valenzuela, pitcher estrella de los Dodgers de Los Angeles en los años ochenta del siglo pasado. El “Toro” falleció hace días, una semana antes de cumplir 64 años y en vísperas de la Serie Mundial de beisbol. Su nombre fue homenajeado póstumamente en el juego inaugural del Clásico de Otoño entre los Dodgers y los Yanquis de Nueva York.
CAMPEÓN MUNDIAL
Fernando Valenzuela Anguamea (1960-2024) nació en Etchohuaquila, Sonora, entidad norteña donde se juega al beisbol en serio. Muy joven fue a probar suerte a equipos semi profesionales y pronto lo detectaron los Mayos de Navojoa, donde debutó a los 17 años de edad. Tres años más tarde lo “descubrieron” los Dodgers, equipo de Grandes Ligas con el que conquistó sus mejores momentos deportivos.
Una de sus armas favoritas era el screwball (tirabuzón), miraba al cielo antes de lanzar la pelota y dejaba viendo visiones a los bateadores contrarios. Jugó 17 temporadas en Grandes Ligas, además de sus participaciones en equipos mexicanos.
Su debut en el mejor beisbol del mundo con los Dodgers fue todo un suceso: ocho triunfos seguidos, cinco de los cuales fueron blanqueadas, por lo que su llegada con bajo perfil se convirtió rápidamente en todo un suceso y un éxito para su descubridor Tom Lasorda. En Los Ángeles (y en México, por supuesto) se adoptó la “Fernandomanía”. Valenzuela es el único jugador que ha ganado los premios “Cy Young” y “Novato del Año” en una misma temporada de la Liga Nacional. Lasorda lo llegó a utilizar en los jardines y como primera base. También ganó el trofeo “Bat de plata” en 1981 y 1983 y el 29 de junio de 1990 lanzó un partido sin hit ni carrera.
Uno de los momentos más importantes de su carrera ocurrió en la Serie Mundial de 1981, cuando se enfrentó al también mexicano y sonorense Aurelio Rodríguez, quien jugaba con los Yanquis y que fue otro de los grandes peloteros mexicanos en las Ligas Mayores. Por cierto, ambos formaron parte del equipo Charros de Jalisco en la Liga Mexicana, aunque en tiempos muy distintos.
La gran cantidad de partidos que Valenzuela jugaba (en ese tiempo era común lanzar las nueve entradas) provocaron su salida de los Dodgers, aunque el “Toro” siguió jugando en otros equipos de Ligas Mayores y también en México. Su última salida a lanzar en la gran carpa fue el 14 de julio de 1997 vistiendo la franela de los Cardenales de San Luis.
En México puso fin a su carrera deportiva el 20 de diciembre de 2006 con las Águilas de Mexicali de la liga invernal. Tenía 44 años de edad.
Fue la estrella de los Charros de Jalisco en 1992. Cuando Charros era visitante, se programaba con tiempo su salida al montículo y así el club de la localidad podía aumentar el precio de las entradas al parque.
Ya retirado, siguió siendo objeto de homenajes. El número 34 de Valenzuela fue retirado del roster de los Dodgers y el parque de pelota en Hermosillo lleva su nombre. Se convirtió en comentarista en una emisora de Los Ángeles y accionista de los Tigres de Quintana Roo.
En su carrera deportiva, Fernando Valenzuela jugó en los siguientes equipos: Mayos de Navojoa, Tuzos de Guanajuato, Leones de Yucatán, Dodgers de Los Ángeles, Naranjeros de Hermosillo, Serafines de California, Charros de Jalisco, Orioles de Baltimore, Phillies de Filadelfia, Padres de San Diego, Cardenales de San Luis, Águilas de Mexicali y reforzó a los Venados de Mazatlán en una Serie del Caribe.
En 2016 fue reconocido en Guadalajara por sus méritos deportivos por el programa de radio “Polideportivo” (me tocó compartir el momento, porque me eligieron para el premio de Periodista).
El deporte forma parte de la sociología de un país. Fernando Valenzuela fue un ejemplo de vida, como deportista y como ciudadano. Descanse en paz.