Por José Antonio Elvira de la Torre
Prof del Departamento de Estudios Políticos del CUCSH de la UdeG
En el capítulo más reciente de la comedia de enredos en que se ha convertido la elección de jueces, magistrados y ministros que integrarán el Poder Judicial de la Federación, luego de la reforma constitucional de 2024, se llevó a cabo la realización de un sorteo en el Senado, con tómbola incluida, para seleccionar algunas candidaturas que correspondían al Poder Judicial de la Federación.
Las primeras preguntas incrédulas de cualquiera que hayamos perdido alguna de las escenas de la historia serían: ¿Por qué no fueron definidas por el Poder Judicial? ¿Por qué en el Senado? ¿Por qué mediante una tómbola? Las respuestas más que aclarar y tranquilizar de que el proceso se está realizando de la mejor manera posible, generan más dudas, incertidumbre y desconfianza.
Debido a una serie de resoluciones emitidas por dos jueces federales que decretaron la suspensión del proceso de elección para los nuevos integrantes del Poder Judicial, es que éste no continuó el proceso de integración de las listas de candidaturas a través de su respectivo Comité de Evaluación. Por esta razón, en un hecho que puede calificarse como extremo (que comparten diversos analistas y agrupaciones profesionales de abogados nacionales y extranjeras), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que fuera el Senado quien llevara a cabo la integración de las listas de candidatas y candidatos que le correspondía constitucionalmente al Poder Judicial. La determinación de realizar este sorteo mediante una tómbola fue del propio Senado, que decidió realizar la sesión aun cuando sólo se contaría con la presencia de integrantes de las fracciones de los partidos MORENA, PVEM y PT, dado que las fracciones de PAN y MC se encontraban realizando sus respectivas reuniones plenarias.
De esta manera, de los más de mil doscientos aspirantes se integró un listado de 68 mujeres y hombres que fue enviada a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para su aprobación, que debe ser a más tardar el 6 de febrero próximo para que el INE pueda contar con los nombres de candidatas y candidatos que se incluirán en las boletas. Cabe resaltar que durante la sesión se incluyeron 183 personas más para participar en la insaculación, dado que el TEPJF les concedió la razón en los juicios que presentaron en contra del listado publicado desde el pasado mes de diciembre, así como tres casos más solicitados por la SCJN.
El sorteo incluyó no sólo a candidaturas para ministra y ministros de la SC, sino también para jueces de distrito, magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial magistrados de salas regionales y magistrados de la sala superior del TEPJF.
Los procedimientos, no sólo nos han sorprendido en términos de las dificultades que han generado para cumplir con las disposiciones de la propia reforma constitucional, es también la comprobación que algunos de los peores temores que se tenían sobre el proceso, se están materializando como, por ejemplo, el control casi total que tendrán MORENA y sus aliados en la determinación de las candidaturas ya no sólo del Ejecutivo y el Legislativo, sino también ahora de la mayoría de integrantes de la lista del Poder Judicial, con lo cual el requisito fundamental de la “oportunidad” que toda elección democrática debe garantizar a los electores no podrá cumplirse.
En realidad, los electores no contaremos con “opciones” efectivamente diferentes para elegir, y si a eso se suma la dificultad para acceder a la información sobre los perfiles y trayectorias profesionales de las y los candidatos, pues tenemos una mezcla complicada de considerar un proceso democrático en el que la posibilidad de estructurar nuestras preferencias y elegir en consecuencia, será casi inexistente.
Mejorar las reglas formales, las estructuras y los procesos para tener un Poder Judicial que cumpla cabalmente con sus obligaciones constitucionales y en el trayecto genere mayor utilidad social y valor público para todos es una aspiración, que por el momento parece alejarse más.