Opinión Política
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Políticos, Canelo y Checo Pérez

Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

-La expresión “al pueblo pan y circo”, se utiliza para referirse a la estrategia de líderes políticos con cuestionables resultados en su gestión gubernamental. Buscan mantener a la población satisfecha o distraída de los asuntos importantes mediante la provisión de entretenimiento, en lugar de solucionar o abordar los problemas y necesidades fundamentales.

Así arranca Daniela la charla en la cafetería del barrio. Daniela y Paulina se toman una mañana cada semana para degustar cafés de especialidad preparados según la época del año. Con el calor que se vive, disfrutan de coldbrew (cafe macerado en frio) combinado con agua tónica y un twist de limón.

Paulina, amante de la historia, responde a Daniela evocando los tiempos del imperio romano:

-Desde la época de la antigua Roma, los líderes ofrecían a la población pan y espectáculos en los circos, como las carreras de carros y los combates de gladiadores, para mantener su apoyo y distraerlos de los asuntos políticos importantes.

“¡Fíjate! curiosamente en nuestra época, siglos después, seguimos observando a los políticos canalizando recursos públicos y herramientas de comunicación gubernamental, para tratar de generar empatía, promocionando una artificial cercanía con el gladiador contemporáneo, Saúl “El Canelo” Álvarez y con Sergio “Checo” Pérez, el corredor de autos, quienes, por cierto, están muy lejos de la política, pero los políticos se empeñan en hacer creer que son parte importante de sus éxitos.

Después de un refrescante sorbo al coldbrew, Paulina continúa:

-Juvenal el poeta, entre los siglos I y II D.C., fue uno de los primeros en utilizar la expresión “panem et circenses” en su obra «Sátiras», donde criticó a la élite romana por corromper a la población con pan y circo en lugar de abordar problemas más graves.

“En sus sátiras y poemas critica y ridiculiza a la sociedad de su época, documenta temas como la corrupción política, la inmoralidad, la religión y la vida cotidiana en la antigua Roma.

“Desde entonces, la expresión se ha utilizado ampliamente para referirse a cualquier situación en la que los líderes políticos distraen a la población de los problemas reales, proporcionando entretenimiento y otros beneficios superficiales en lugar de abordar los problemas y preocupaciones más importantes de la sociedad”.

Daniela responde poniendo en la mesa el siguiente planteamiento a partir de una pregunta clara: “¿Qué es un mal gobierno y qué es un buen gobierno?

“Según el contexto histórico, cultural y político, las características comunes de un mal gobierno son: el nepotismo y la corrupción, donde los funcionarios públicos usan su poder para beneficio de sus familiares o de grupos selectos, en lugar de trabajar en beneficio de la sociedad. Les falta transparencia y rendición de cuentas, lo que dificulta la fiscalización y el control ciudadano.

“No fomentan ni respetan la participación ciudadana, ni la democracia, tampoco el diálogo social. Son ineficaces en la gestión de los recursos públicos, en la prestación de servicios y en la ejecución de políticas públicas. Perpetúan la desigualdad social, económica y política,

“Excluyen a grupos de los beneficios y oportunidades que deberían estar disponibles para todos. Violan a menudo los derechos humanos, incluyendo la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad de prensa y el derecho a la protesta pacífica. Carecen de una visión a largo plazo para el desarrollo sostenible y toman decisiones en función de intereses políticos a corto plazo, en lugar de priorizar el bienestar de la población a largo plazo.

“Por otra parte, un gobierno que se considera eficiente atiende una variedad de asuntos y se asegura de cumplir con su función de servir a la población y de promover el bienestar general. Trabaja para garantizar la estabilidad y el crecimiento económico, es decir, promueve el empleo, la inversión y gestiona de manera efectiva las finanzas públicas. Garantiza que todas las personas tengan acceso a una educación de calidad y que ésta se adapte a las necesidades del mercado laboral. También asegura el acceso a servicios de salud, promueve la prevención de enfermedades y asegura la disponibilidad de recursos médicos y sanitarios para la población. Garantiza la seguridad de las personas, protege derechos y libertades para mantener el orden público, con acceso a una justicia imparcial y efectiva. Lucha contra la corrupción con transparencia en la gestión pública, con respeto a los derechos humanos y a las libertades civiles, con igualdad ante la ley, la libertad de expresión y la protección contra la discriminación. Vigila preservar el medio ambiente, protege los recursos naturales y, por supuesto, nos garantiza tener acceso a una infraestructura adecuada de carreteras, transporte público, energía, agua y comunicaciones.

“Estos son solo algunos de los muchos asuntos que debe atender un gobierno eficiente, aunque cada caso puede tener sus propias prioridades y necesidades específicas. Pero en ningún caso se justifica la pretensión de corromper a la sociedad con pan y circo”.

 

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