Charlas en la Cafetería del Barrio
Por Alberto Mora
@alberto_mora
-La importancia de la información que brindan la televisión, la radio, la prensa escrita y las redes sociales, radica en su capacidad para influir en la opinión pública, informar a la ciudadanía y moldear la percepción de la realidad.
“Cada medio tiene sus características particulares, fortalezas y debilidades que determinan cómo contribuyen en la formación de una sociedad bien informada. La televisión y la radio son esenciales por su alcance masivo y rapidez en la difusión. La prensa aporta profundidad y un registro histórico. Las redes sociales ofrecen interactividad y rapidez, pero también presentan desafíos en términos de veracidad y calidad de la información.
“En ese orden de ideas, en éstos días yo me pregunto: ¿Cuáles son los peligros de dejarnos llevar por la vorágine de información?”.
Así arranca la charla en la cafetería del barrio El Profe, que hoy se hace acompañar de tres distinguidos académicos: Ana, especialista en medios digitales; Luis, experto en ética de la información; y María, investigadora en psicología de la comunicación. Todos aficionados a las charlas inteligentes y amantes del café tostado en el Taller de Espresso.
Luis continúa la charla comentando: “Las redes sociales están diseñadas para captar nuestra atención de manera constante, lo que puede llevarnos a una sobreexposición a la información. Esta sobreexposición, a menudo no está ni filtrada ni verificada y puede incluir noticias falsas o desinformación.
“En la era de la posverdad, donde las emociones y las creencias personales son más influyentes en la opinión pública que los hechos objetivos, esto se vuelve especialmente peligroso.
“Las personas pueden ser manipuladas fácilmente por información emocionalmente cargada y que no necesariamente es verdadera. Además, el algoritmo de las redes sociales tiende a mostrar contenido que refuerza nuestras creencias, creando cámaras de eco, es decir, una especie de circuito cerrado que dificulta aún más el acceso a información veraz y diversa”.
Ana interrumpe para afirmar: “Por eso es crucial en nuestra época que las personas adopten una dieta de información saludable.
“La necesidad de una dieta de información saludable surge porque estamos viviendo en una era donde la información es abundante y omnipresente. Las redes sociales han multiplicado la cantidad de información disponible, aunque no siempre de buena calidad.
“Una dieta de información saludable implica consumir información de diversas fuentes confiables, lo cual es esencial para tener una comprensión completa y precisa de la realidad. Sin esta diversidad con calidad, si solo buscamos y aceptamos información que refuerce nuestras propias creencias ignorando otras perspectivas, corremos el riesgo de caer en sesgos de confirmación y de cometer errores en la toma de decisiones”.
El Profe interviene para preguntar: “¿Cuáles son las implicaciones de no tener una dieta de información saludable?
María responde: “Esa me toca a mí. Desde una perspectiva psicológica, consumir información de baja calidad o sesgada puede tener varias consecuencias negativas. Primero, puede generar ansiedad y estrés, porque la sobreexposición a noticias negativas, sensacionalistas o alarmantes, muy común en las redes sociales, puede afectar nuestro bienestar emocional. Segundo, puede distorsionar nuestra percepción de la realidad. Si estamos constantemente expuestos a desinformación, nuestra capacidad de tomar decisiones informadas se ve comprometida. Finalmente, una dieta de información poco saludable puede afectar nuestras relaciones interpersonales. La polarización y la radicalización de opiniones, fomentadas por la desinformación y las cámaras de eco, pueden llevar a conflictos y divisiones profundas en la sociedad”.
El Profe retoma la palabra, solicita la cuenta y a manera de conclusión manifiesta:
-Yo recomendaría, respetuosamente, buscar información de fuentes diversas y confiables. No depender exclusivamente de las redes sociales para informarse.
“Es importante verificar la información antes de compartirla y ser conscientes de los sesgos personales. Añadiría la importancia de educarse en alfabetización mediática, entender cómo funcionan los algoritmos y cómo pueden influir en nuestra percepción.
“También es crucial fomentar el pensamiento crítico y cuestionar la información que recibimos. Establecer límites en el consumo de información, tomar descansos de las redes sociales y buscar contenido que no solo informe, sino que también eduque y enriquezca.
“En nuestra era digital la gran mayoría de las personas, alguna vez, hemos sido víctimas de la desinformación, por ello debemos ponderar la importancia, hacer conciencia, de que así como nuestro físico se nutre con lo que entra por la boca, nuestra salud mental se nutre de lo que entra por nuestros ojos y oídos. De ahí la trascendencia de provocar una comprensión más profunda, de la importancia de una dieta de información saludable”.