Por Cristina Ibarra
Presidenta de la Federación Mexicana de Economistas Colegiados
Profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa
El estado de Sinaloa es por muchos conocidos por su tierra fértil, especialmente por su gran producción de maíz, tomate y frijol, así como por sus hermosas playas y destinos turísticos. Por supuesto que hay mucho más que ello, por ejemplo, empresas de clase mundial como Sukarne y Coppel, y otras grandes empresas de origen sinaloense.
Sin embargo, Sinaloa es también mundialmente conocido como una tierra de narcotráfico que ahora forman una red de crimen organizado, que para nadie es desconocido. Esta situación nos llevó a que hace poco más de un año estallara una guerra sin cuartel en la que miles de personas han sido asesinadas, más de 2 mil, y más de 3 mil personas hayan sido desaparecidas. Figuran entre estas cifras lo más de 100 inocentes entre adultos y niños que han fallecido en esta guerra como lo deciden llamar “daño colateral”.
Además de esta coyuntura, subyace el hecho de que Sinaloa es un estado que se quedó hace muchos estancado en términos de crecimiento económico lo que lo hace un expulsor neto de población, especialmente de la población profesionista debido a que la estructura económica del estado no genera empleos para los miles de profesionistas que egresan cada año de las universidades locales.
Por ejemplo, al 2023, en México el PIB per cápita alcanzó el nivel que tenía antes de la pandemia, es decir, en el 2018 con una cifra de alrededor de los 191 mil pesos por persona. Mientras que en Sinaloa en el 2023 su PIB por persona fue de 164 mil 725 pesos, un poco más de 8 mil pesos menos que en el 2018, cuando alcanzó los 172 mil 735 pesos.
Al mismo tiempo, uno de los sectores más dinámicos es importantes por la extensión de tierras y la dependencia de muchos municipios de ello, son las actividades primarias, desde la agricultura, la ganadería, la pesca y la acuacultura. Sinaloa ha sido líder en estas actividades, pero ha perdido dinamismo en los últimos años, por lo que su contribución el PIB agropecuario nacional ha disminuido. En el 2023, último dato publicado por entidad federativa cayó por detrás de entidades como Jalisco, Michoacán, Veracruz, Chihuahua y Sonora. Con una aportación del 6.2 por ciento nacional, mientras que en Jalisco se aportó el 14.2 por ciento.
El estado de Sinaloa es el estado con el menor nivel salarial en el ámbito formal de la economía según los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al menos en los últimos diez años, Sinaloa se ha quedado en el fondo de la tabla. Actualmente su registro es de 485 pesos, mientras que la media nacional es de 621 pesos.
Éramos muchos y parió la abuela
Con esta frase tan coloquial, quiero decir que la situación no era para el estado la más promisoria, las autoridades de diversas administraciones de gobierno habían, ya por mucho tiempo, insistido en la necesidad de atracción de grandes inversiones de empresas industriales que le permita al estado diversificarse y despegar como lo han hecho otros estados vecinos, como Sonora y Baja California.
No obstante, a raíz de la situación de violencia, tan solo al cierre del 2024 el PIB cayó en 3.9 por ciento, y lo que va de este año aún es incierto por el tema estacional de la economía. Lo que es claro, según el Índice de Volumen Bruto, indicador incluido en la publicación de Indicador Trimestral de Actividad Económica Estatal (ITAEE) es que Sinaloa al segundo trimestre de 2025 tiene el mismo nivel que en el 2018, lo que confirma los datos que se han presentado en las estadísticas de PIB, con 0.2 por ciento de crecimiento en 2023 y una caída en el 2024.
Según la información de la ENOE, al segundo trimestre del 2025, Sinaloa tuvo más de 20 mil empleos menos que en el 2024 y en el primer semestre del año hubo meses con pérdidas de registros ante el seguro social de más de 10 mil empleos mensuales.
No obstante, este mes de septiembre se muestra por fin un indicador ligeramente mejor al mostrar crecimiento positivo del empleo formal con más de 3 mil empleos generados. No obstante, continúa estando por debajo del nivel de 2023, es decir patinamos siempre para atrás.
La situación se inseguridad ha llevado a grandes pérdidas en las actividades recreativas, con músicos, eventos, el estadio de futbol y toda la economía que ello generaba. Además, mucha población vive con miedo, o ha salido del mercado laboral, 96 mil en todo el estado según la ENOE. Al mismo tiempo, todas las actividades se han visto trastocadas por la inseguridad, menos viajes carreteros, así como los problemas causados a los particulares por el robo de más de 7 mil vehículos en estos trece meses de violencia.
Ante todo, con este panorama, tomando en cuenta el valor de estas pérdidas que pueden alcanzar los 70 mil millones de pesos. Ello nos llevará a que Sinaloa pierda 20 años en su ingreso per cápita y, además, nos pone en un panorama aún más difícil para la atracción de nuevos proyectos de inversión que consoliden el gran sueño de ser una región dinámica como nuestros vecinos norteños.
En suma, Sinaloa enfrenta retos estructurales y coyunturales muy complicados por su poca diversificación económica y su dependencia y amalgamiento con las actividades que se realizaban y que inyectan dinero a la economía formal. Esperemos que el combate al crimen surta tal efecto que el capital pueda florecer y los empresarios de a deberás crezcan y se consoliden por un Sinaloa mejor.