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Redes sociales: ¿Realidad o fantasía?

Por Juan Carlos Hernández Ascencio

Mtro. en Gestión Social y Políticas Públicas

@juancarleis2020

El individuo está interesado en conocimiento de toda índole, está metido un día sí y otro también y todos los demás igual en generar la pasión de la comunicación en y a través de la tecnología; es así como actúa una y otra vez, conectado, ensimismado en la capacidad de convertirse en un hit de la comunicación sobre todo en las redes sociales.

Hay pasión poderosa para manifestar ideas, conversación, pero no sé si genere compromiso fundado en investigación y experiencia y sepa lo que dice, sin mentir o inventar para atraer la atención del otro, y quizá sí improvisando una y otra vez para no perder la atención del prójimo. Ideas retrogradas o no, qué importa, porque lo que se busca es que se dé el tan esperado «like» y no caer del pedestal en que se encuentra el usuario de estas redes sociales públicas.

Si bien es cierto que el sistema educativo hoy día necesita de usos de las tecnologías y, sobre todo, de la información, también es bueno reflexionar del por qué vivimos obsesionados en las pantallas todas. El dato de que por 150 veces al día desbloqueamos el celular mientras estamos despiertos, es un comportamiento perceptible. Lo que está pasando con la tecnología no es casualidad, es una personalísima forma de intentar persuadir a los demás, es tan antiguo como el mundo en forma de manipular aprovechando la vulnerabilidad de la mente por el comportamiento, la psicología y la neurociencia.

Existe segmentación y ultra segmentación de los mercados de gente para vender cada minuto e “hipnotizar” a los individuos para “sí convencer”, y usan cada tipo de trucos para atraer la atención a través de plataformas que vulneran la mente, la voluntad y vaya usted a saber qué más.

Para alcanzar estos fines, se necesita de la ingenuidad del consumidor si o si, pero nada es gratis porque una estrategia de la manipulación de uso convincente es la autoestima, considerando las redes sociales como el uso para saber cómo presumir lo más destacado del día del individuo que busca la «aceptación social» cuando se sabe visto por el «amigo» que le corresponde con su aprobación, dando un seguimiento a sus publicaciones un día, otro y siempre.

Hay como un hackeo de la atención de parte de las compañías cuando ponen publicidad y hay una competencia de todos contra todos. Por eso utilizan notificaciones visuales y sonoras para llamar la atención. El tema de la ética está aquí en entredicho, pero se escudan en que cada uno es «libre» de hacer de su tiempo lo que desee. Cuando algo es gratis bajamos la guardia, pero nada es gratis en mundo de las empresas. Piense, revise y dese cuenta. La dedicación para decidir a quién seguimos y qué mostrarnos es clave para romper los efectos de este espejo contorsionado. Hoy se mide y está a la vista de todos, pues la cantidad que se recibe del » me gusta» está al alcance de los cibernautas. Es algo así como un pantano narcisista en la que están perdidos, persuadidos en la que los han metido. Piense, compare y vea.

Por cierto, es en la adolescencia donde se manipula más a través de videos especiales para cautivarlos. Pero la realidad es otra. El chupete electrónico está reemplazando el contacto físico. No sé ven los aprendizajes y experiencias que se pierden al no tener contacto directo de socializar con las y los chicos. Ante ello, pareciera que las redes sociales son una fantasía. Tremenda la generación de hoy en que nos encontramos. Debemos de estar más atentos en familia con los pequeños que también ya usan las pantallas de la tecnología.

El teléfono celular es más que eso, es todo multiusos, no solo es todo, pues está con nosotros todo el día, prometiendo llenar el vacío de cada instante de nuestra vida; sin embargo, lo mejor por hacer es ser creativos con las ventajas de la vida conectada, necesitamos entender cómo funcionan estos mecanismos para poder defendernos de la manipulación.

¿Qué tipo de conductas esperan de nosotros las compañías? ¨Podemos aprovechar la tecnología para crear, no para consumir; pensemos qué tipo de vida queremos vivir y no ser lo que «otros» quieren que vivamos.  ¡Hagámosle pues!

 

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