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Los museos en manos de una amenaza uniformada

Por Carlos A, Lara González

@Reprocultura

Luego de ver el lamentable cierre temporal de los museos la semana pasada y saber que los tesoros que resguardan estarán a cargo de una empresa de dudosa reputación, con elementos que no saben lo básico de las instrucciones para moverse y desplazarse en unidad, como consta en algunos videos, no pude evitar recordar al teniente Diógenes Bravo, el Patrullero 777. Todo un policía del bienestar.

Decía un entrañable profesor que los museos en México recibían dos visitas en la vida de un mexicano: La de cuando eres niño y la de cuando eres padre. Con el turista promedio y los museos internacionales pasa un poco lo mismo, al menos que uno sea amante de estos o estemos ligados a una actividad que nos mantenga cerca de ellos.

Yo suelo visitarlos a menudo, un poco por gusto y otro tanto por cortesía porque tengo una gran cantidad de amigos de diferentes partes del mundo que vienen con interés de conocer los principales museos de nuestro país, los tres últimos meses han venido de Estados Unidos, Alemania e Irlanda.

Por esa razón me causó tanta indignación el cierre temporal de los museos la semana pasada, en particular el Nacional de Antropología e Historia y esas imágenes en las que sacaban a los visitantes e impedían el ingreso a quienes estaban formados diciéndoles que no abrirían. Conozco mucha gente que ha decidido quedarse un día más en nuestro país por visitar un determinado museo y puedo imaginar la decepción que más de alguno pudo llevarse por esta patosa decisión administrativa.

Este cierre temporal por falta de pericia administrativa en la prestación del servicio de seguridad debe sentar un precedente importante. Primero porque vulneró el derecho de acceso a la cultura, pues no se anunció con antelación, lo que ocasionó que sacaran e impidieran el acceso a los visitantes y tampoco se mitigaron de manera adecuada los efectos del cierre. Para eso existen los denominados servicios mínimos ante este tipo de eventualidades, pero los responsables se decantaron por una atención política y burocrática con cargo a los visitantes hasta que el premio Princesa de Asturias y la presión mediática les estalló en la cara. Les pilló a todos con las manos en los oficios y memorándums. Esto, además de la destrucción de la Ciudad de las Artes en Nayarit que se lleva a cabo en estos momentos, empaña la pretendida política cultural del sexenio que quiere poner el acento en el derecho a la cultura y la educación artística para todos.

Museo de Antropología.

Lo más lamentable de todo es que hay quienes consideran que el episodio del cierre temporal terminó con la apertura de los museos y no es así. Falta ver lo que harán con la nueva empresa privada que prestará el servicio de seguridad que está plagada de graves señalamientos e irregularidades en su paso por el IMSS, el ISSSTE, FONATUR y la catedral de la corrupción, el Tren Maya. Circulan videos en los que se ve a los nuevos policías que van a custodiar nuestros tesoros nacionales sin saber siquiera seguir las indicaciones de formación, esas que hacen cada lunes los niños de la gran mayoría de escuelas del país. Me pregunto si sabrán lo que van a custodiar. Y si no, las autoridades culturales deberían comenzar a capacitarles a partir de historias como el robo de La Gioconda en 1911 en el Museo de Louvre en 1911; la de El Grito de Munch que ha sido sustraída en diversas ocasiones, o las obras de Vermeer, Rembrandt, Manet y Degas robadas del Museo Isabella Stewart Gardner en 1990. Y qué decir del denominado «robo del siglo» ocurrido justo en el Museo Nacional de Antropología e Historia la Navidad de 1985, por parte de dos aburridos estudiantes de veterinaria que aprovecharon las ganas de fiesta de los vigilantes que estaban celebrando la noche buena. Fue el cambio de guardia el momento en que se descubrió el robo.

Aquí hemos comenzado con un cambio de empresa que no solo arrastra señalamientos de corrupción, sino que opera con elementos policiacos que no saben ejecutar el flanco izquierdo y derecho en la formación inicial en la cual fueron presentados como se aprecia en algunos videos que circulan en redes. Instrucciones de lo más sencillo para moverse y desplazarse en unidad. Ellos son quienes van a custodiar nuestros tesoros nacionales. Toda una amenaza uniformada, diría el teniente Diógenes Bravo, mejor conocido como el Patrullero 777 del Departamento del Distrito Federal.

 

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