Opinión Política
OPINIÓN

Una Nueva Gobernanza Económica

Por Alfonso Gómez Godínez

@ponchogomezg

Los gobiernos actuales enfrentan múltiples y complejos problemas por resolver. Conforme pasa el tiempo, nuevos temas se incorporan en la agenda gubernamental. No son solo los asuntos propios de la primera generación de derechos que se derivaron de la Revolución Francesa, los que posteriormente generó la industrialización, sino que hoy irrumpen nuevas exigencias por atender como la igualdad sustantiva, los derechos intergeneracionales, los derechos de los animales y las planta y los que devienen de la Inteligencia Artificial. 

La problematización de la agenda de gobierno se abre en múltiples frentes. La globalización, en todos sus sentidos, reduce las capacidades internas y/ o autónomas de los gobiernos para determinar su toma de decisiones. El entorno internacional acota, condiciona, vigila y sanciona. Ya no es solo la preponderancia de una potencia, el mercado y las finanzas globales, son las redes, son las instancias supranacionales, las agencias calificadoras.

La soberanía acotada de los gobiernos es consecuencia de las vulnerabilidades económicas que se traducen en la necesidad de financiamiento, de inversión directa, de acceso a los mercados, del papel adquirido en la globalización económica.

Así, a la reducción de las capacidades soberanas de las naciones y los gobiernos, las autoridades transitan en terrenos endebles y riesgosos. Las crecientes demandas que los diversos grupos sociales realizan al Estado, se cruzan las crecientes limitaciones presupuestales de los gobiernos para poderlas atender.

Hace décadas, ante los crecientes reclamos sociales, la respuesta se tradujo en la creación constante de nuevas instituciones, el Estado se agigantó para poder atender, para tratar de resolver. Al surgimiento de nuevas instancias públicas y burocráticas, se incrementaron las presiones fiscales, las necesidades de financiamiento y los crecientes déficits fiscales con negativas consecuencias macroeconómicas.

Las incapacidades e insatisfacciones en torno al Estado obeso, populista e ineficiente impulsaron las privatizaciones, el redimensionamiento del Estado, la desregulación y la apertura al mercado de áreas reservadas al ámbito público.

Las famosas Asociaciones Público- Privadas (APP) innovaron en la gestión de la agenda pública.

Múltiples factores generaron desencanto sobre las medidas catalogadas como propias de una “agenda neoliberal”. El simple traslado de activos y responsabilidades públicas al terreno del mercado y/o de los privados no resolvieron las exigencias sociales, sino que agravaron los problemas de concentración del ingreso, exclusión y desigualdad. Un “Capitalismo de Estado” a un “Capitalismo de Cuates” nos empujó por la ruta equivocada.

Temas anunciados ya llegaron a la mesa pública. La crisis hídrica, los flujos migratorios, la inteligencia artificial, el dinero electrónico, la desconfianza y la perdida de capital social, las nuevas prácticas de la delincuencia tensionan la agenda de gobierno.

En este marco, resurgen las tentaciones populistas y autoritarias. La propuesta es rediseñar al aparato público para que con una mayor concentración y ampliación de facultades y responsabilidades sea el Estado el factor casi único de decisión y resolución. Se crea la narrativa del hombre mesiánico y poderoso, la sociedad claudica en sus demandas a cambio del apoyo asistencialista, de la supuesta generosidad gubernamental que condiciona y acota la participación social.

Ante dicho camino, la vía alternativa es la de promover una nueva gobernanza de los asuntos económicos. Una gobernanza que reconozca que el gobierno “no puede hacer todo”, que no cuenta con los suficientes recursos económicos, de credibilidad y confianza, de legitimidad y de capacidades burocráticas para dar respuesta a la gran complejidad social.

Una gobernanza que no se confunda con gobernabilidad, que abra el espacio a la participación social, a la creación de espacios institucionales donde se procesen las demandas sociales, se determinen sus prioridades, se asuman las tareas en un ejercicio de corresponsabilidad y se realicen los ejercicios de evaluación de impacto de las acciones tomadas.

Una gobernanza donde el Estado no claudica de sus responsabilidades, sino que por el contrario se fortalece al incorporar a los diversos sectores de la sociedad que visibilizan sus demandas en la búsqueda de soluciones y se vuelven corresponsables de las decisiones y de la ejecución de estas.

La nueva gobernanza económica será un ejercicio constante de construcción y adaptación, de aprendizajes conjuntos, de diálogos democráticos, de creación de confianza y de legitimidad. Una nueva gobernanza que genere los insumos sociales que hoy en día son fundamentales para la prosperidad y el bienestar social.

 

Post relacionados

El arqueoturismo de base ciudadana

Opinión Política

Dos años: significado y trascendencia

Opinión Política

Sostener la autonomía, credibilidad y calidad de los organismos electorales

Opinión Política

Dejar un comentario