Cientos de personas y circunstancias fueron moldeando la emancipación, desde 1808 hasta la aceptación española en 1836.
Por Alfredo Arnold
Septiembre, “mes de la Patria”. Las principales fechas conmemorativas de la nación mexicana se celebran –o deberían celebrarse– este mes, especialmente las que corresponden a la Independencia.
La Independencia de México no fue producto de una sola idea ni de un hecho ocurrido en determinado momento histórico; fue un largo proceso en el que intervinieron líderes civiles y militares además de cientos de personas de las más distintas clases sociales que vivían en estas tierras, y también fue producto de los graves conflictos que ocurrían entre las naciones de Europa.
Por lo menos trece años transcurrieron entre el intento de Iturrigaray por desprenderse de la tutela española (1808) y la jubilosa declaración de México independiente (1821) que hizo Iturbide. Entre una y otra fecha existen numerosas historias de valor y de personajes relevantes.
Hay tres momentos cruciales en la historia de la Independencia de México: 1) La invasión de Napoleón a España; 2) El grito de Miguel Hidalgo, y 3) La consumación de la Independencia. Revisémoslos brevemente.
NAPOLEÓN INVADE ESPAÑA
En el año de 1808, el ejército francés encabezado por Napoleón Bonaparte invadió España, tomó prisionero al rey Fernando VII y puso a su hermano José Bonaparte al frente del gobierno hispano.
Al mismo tiempo que en la Península Ibérica se organizaba la resistencia española, en Nueva España surgió el temor de que los franceses podrían invadir estas tierras. El tema se discutió en el Ayuntamiento capitalino, donde surgió, entre otras propuestas, la formación de un gobierno autónomo. El virrey José de Iturrigaray vio en los hechos una gran oportunidad para hacerse del poder y proclamarse rey de Nueva España.
El influyente gremio de comerciantes españoles en la capital, liderado por Gabriel de Yermo, se enteró de los planes del virrey, lo capturó el 15 de septiembre de aquel año y lo remitió a España donde fue juzgado. Los regidores que habían estado de acuerdo en formar un gobierno autónomo fueron encarcelados o asesinados.
Mientras tanto en Europa, Napoleón fue derrotado, su hermano abandonó el poder y el rey Fernando VII regresó al trono, aunque con atribuciones acotadas. Ya para entonces, nuevas ideas políticas cercanas a la democracia habían surgido en las Cortes de Cádiz (organismo español que incluía a políticos americanos y que actuó como resistencia durante la invasión francesa).
EL “GRITO” DE HIDALGO
La convulsa situación en Europa seguía pesando en el ánimo de los novohispanos. En 1810 el Rey de España seguía preso por Napoleón, hasta que en diciembre de 1813 lo reconoció como monarca y así Fernando VII recuperó el trono y los territorios. Sin embargo, el regreso de Fernando VII al poder generó conflictos en la propia España por la actitud absolutista del monarca y por la acción que durante su ausencia habían desarrollado las Cortes de Cádiz.
España estaba dividida políticamente, mientras que en la Nueva España crecía la idea de independencia. En medio de este ambiente ocurrieron las reuniones clandestinas de Querétaro que desembocaron en la lucha armada, iniciada por Miguel Hidalgo e Ignacio Allende.
Es preciso aclarar que el “grito” de Hidalgo no estaba planeado para el momento y de la manera en que ocurrió; de hecho, el estallamiento del movimiento insurgente estaba programado para meses más adelante en San Juan de los Lagos.
La campaña bélica y política de don Miguel Hidalgo fue muy corta, duró menos de tres meses y aunque al principio consiguió importantes victorias, después de establecerse por varias semanas en Guadalajara perdió la batalla decisiva en Puente Calderón. Luego fue apresado y finalmente fusilado en Chihuahua. Allende y otros compañeros corrieron la misma suerte.
Los hermanos López Rayón, José Antonio Torres, Pedro Moreno, el español Javier Mina, destacadamente José María Morelos, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria y varios insurgentes más continuaron la lucha, muchos líderes fueron fusilados, otros abandonaron las armas y el movimiento insurgente fue perdiendo fuerza hasta convertirse en una guerra de guerrillas localizada principalmente en el sur del país.
EL PLAN DE IGUALA
Agustín de Iturbide había sido un destacado militar realista, pero algo lo hizo cambiar de idea y aprovechó una comisión que le asignaron en la región donde operaban los rebeldes para formular el Plan de Iguala, diseñar la bandera tricolor, convencer a Guerrero de unírsele y dar los pasos necesarios para someter al último representante del gobierno español.
Iturbide sometió (se afirma que por las buenas) al último enviado del gobierno español, Juan O´Donojú, y ya convencidos Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria del Plan de Iguala y del liderazgo de Iturbide, formaron el Ejército Trigarante y entraron triunfantes a la ciudad de México el día 27 de septiembre de 1821.
“Amaneció por fin el día de nuestra libertad y de nuestra gloria: fijóse la época de nuestra feliz regeneración (…) El pueblo americano reintegrado, a merced de sus heroicos esfuerzos, en la plenitud de sus derechos naturales, sacude hoy el polvo de su abatimiento, ocupa el sublime cargo de las acciones independientes y se prepara a establecer las bases primordiales sobre que ha de levantarse el imperio más grande y respetable”, decía Iturbide en su largo discurso inaugural, el 28 de septiembre de 1821, el día siguiente de su entrada triunfal a México.
La invasión napoleónica a España, el intento de Iturrigaray de asumir el poder, la conspiración de Querétaro, el “grito” de Hidalgo, la larga lucha de los insurgentes y el día de gloria (la entrada triunfal a la capital) consumieron casi trece años… y todavía faltaban 15 años más para que España reconociera a México como país independiente, lo cual ocurrió hasta el 28 de diciembre de 1836 con la firma del Tratado de Santa María-Calatrava.
La independencia de México es producto de un proceso civil, militar y social, tan largo y complicado, que hoy, acertadamente, preferimos gritar “Viva México” la noche del 15 de septiembre y con eso cubrimos toda la historia.