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Ser papa: un encargo cada vez más difícil de realizar

REFLEXIONES

Por Gonzalo Leaño Reyes

El papa Francisco ha pasado a la vida eterna después de un penoso tramo final de su existencia terrena. Tuvo la disposición valiente de acercarse físicamente a los fieles, a pesar del evidente deterioro de su salud, el Domingo de Resurrección, fecha que marca el inicio de la Pascua.

Con actitud y voz ostensiblemente cansada impartió la bendición Urbi et Orbi, saludó a los fieles desde el “papamóvil” en un breve recorrido por la Plaza de San Pedro y, de acuerdo con informaciones de prensa, se entrevistó brevemente con el vicepresidente Vance de Estados Unidos y habría recibido a otro dignatario europeo. Fue un domingo muy atareado para quien tenía sólo unas horas más de vida.

El cargo que desempeña el Sumo Pontífice en la actualidad se ha complicado a tal punto, que parece una tarea imposible para un solo hombre de edad avanzada. Tiene que actuar como líder mundial y jefe de los católicos; esto lo involucra directamente y lo obliga a adoptar una postura muy clara en múltiples situaciones, como los conflictos mundiales y guerras entre países; en problemas políticos y religiosos; en la atención a grupos poblacionales desfavorecidos, como los pobres, los migrantes, los ancianos, los enfermos, los encarcelados… pero también debe encabezar acciones ante los poderosos del mundo, ante dictadores y multimillonarios para obtener su apoyo en beneficio de los más débiles.

La tarea papal también se involucra muy directamente con la vida familiar y con la juventud; con sus obispos, con las acciones disidentes o desordenadas de sus obispos. Ni qué decir de la relación con su propia conciencia. ¿Siente que hizo bien o no cuando ha adoptado una determinada posición o después de que ha dicho un discurso? ¿Cómo lo interpelará su propia alma?

Y esto es para toda la vida, a partir de su elección como jefe de la Iglesia Católica.

Ser Papa, ser jefe de los católicos, ser líder mundial y responder a su propia conciencia, se vuelve cada vez más complicado en este mundo ideológica y materialmente fragmentado.

Desde hace más de veinte siglos, cada sumo pontífice se ha enfrentado a los graves problemas que ha padecido la humanidad en el momento de su elección. Francisco ha cumplido con la tarea; dentro de muy poco conoceremos al próximo sucesor del apóstol Pedro. Que Dios lo auxilie.

 

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