Opinión Política
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Reconocimiento y respeto a la división de poderes

Por Juan Carlos Hernández Ascencio

Mtro. en Gestión Social y Políticas Públicas

@juancarleis202

Ahora que ya se tiene un país plural y en donde la ciudadanía respeta las leyes, en donde los temas de igualdad política son para todos, en donde la práctica de la democracia es la recreación pacífica para poner y quitar (a través del voto) conforme a derecho a los gobernantes de los tres niveles, incluyendo a los legisladores de los dos cámaras.

Cuando parecía que en México habíamos transitado una etapa de consolidación de la vida democrática en su vertiente electoral, siempre perfectible, a un periodo en el que estaban garantizados los principios básicos de respeto a la Constitución, a la división de poderes y a la legalidad como condiciones indispensables para una convivencia respetuosa y civilizada. (Dr. Lorenzo Córdova).

La democracia directa, participativa y deliberativo son importantes, sobre todo para que la ciudadanía tenga claro qué es y cómo funciona, y có,o debería estar funcionando en México, con la premisa de que el uso del poder es para engrandecer a quienes se sirve y no a quien lo posee, pues ser autoridad es no ser autoritario. No hay causas que lo expliquen y fundamentos legales en ello. Así entonces, se deben conservar las fortalezas que hay y con lo que se cuenta, y ello implica a las y los integrantes de los poderes.

Es el tiempo de la Corte y es el tiempo de los tribunales. Ordenar y restablecer el orden constitucional; es decir, respetar la separación de poderes y la legalidad. La resiliencia se debe conserva a pesar de las amenazas actuales no solo al INE, sino a las demás autonomías de instancias del Poder Judicial de la Federación, particularmente a la Suprema Corte de Justicia.

Las elecciones federales son la excepción de algo que funciona bien en un país cada vez más complejo, donde no hay ninguna discriminación a ciudadano alguno y a nadie por su condición étnica, social o económica, es un ejercicio de igualdad real. Entonces no debería haber intentos regresivos y antidemocráticos.

Autocracia vs. Democracia, es el quid y por mucho se ha demostrado que lo conveniente es preservar lo que se ha logrado en los últimos 32 años de cómo darle más fuerza a la participación ciudadana. La misma ciudadanía lo sabe, pues sola y por su propia voluntad se ha manifestado.

El 13 de noviembre y 26 de febrero pasados se manifestaron los mexicanos a lo largo y ancho del país; así la lucha por tener un régimen democrático se ha expresado, y ello implica el reconocimiento a las instituciones, todas autónomas, que salvaguardan los derechos políticos-electorales y que abonan en mucho a mantener la estabilidad política del país.

El INE es la institución en la que trabajan miles de mujeres y hombres profesionales, cuya principal misión es darle a toda la ciudadanía las garantías necesarias para que ejerzan su derecho al sufragio y a la participación política, para que cuenten con un medio de identidad confiable y tengan los medios a su alcance para incidir y ser parte de las decisiones sobre el presente y futuro del país.

Si bien el INE no es un poder, si depende de que lo que dice la ley y ésta es hecha o modificada por el Legislativo para que se cumpla. Al órgano electoral que es referente mundial en materia de organización de comicios con los más altos estándares de integridad electoral, le corresponde cumplir y hacer cumplir lo que dicte la Constitución Política; sin embargo, hay que esperar que resuelve la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a las demandas de revisión con respecto a la recién aprobada reforma electoral (Plan B) que ya en términos prácticos ha entrado en vigor.

La representación de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, hoy día en México, aun son independientes, en ello descansa también la paz social, por lo que merecen respeto y reconocimiento entre ellos y también de los que somos los primeros interesados: los mexicanos.

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