Opinión Política
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Las Formas del Agua

Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

Un distinguido profesor universitario, sentado en la barra de la cafetería del barrio, observa detenidamente una taza con café, un vaso cuadrado medio lleno, un botellón con agua y una pequeña cubeta con hielos. Voltea la mirada hacia su acompañante para lanzarle la pregunta: -¿Qué forma tiene el agua? La chica que le acompaña sonríe y le responde: -El agua no tiene forma; toma la forma que le dan en sus recipientes. El profesor, con gesto de satisfacción, responde: -Lo mismo pasa con los gobiernos y su concepción de democracia, toman la forma que mujeres y hombres le dan en su ejercicio del poder.

“Creer que la democracia va tomar la forma de gobierno del pueblo siempre termina por hacerles el juego a demagogos que justifican sus excesos. Schumpeter afirmaba que la lucha es por el poder, no por alternativas u opciones de políticas públicas. Los mandamientos originales de la democracia no pueden ser cumplidos, siempre se les retoca. Hace casi 100 años, en México el PRI nos hablaba de una democracia que científicamente se catalogó como presidencialismo, bajo un sistema de partido hegemónico. Sin embargo, para muchos en esa época donde gobiernos tuvieron aciertos y excesos, eso fue una forma de democracia. Duverger, Sartori, Bobbio y otros científicos políticos los cuestionaron”.

Sara da un sorbo a su café y continúa la charla: -Se me viene a la mente ese episodio de la revolución en la que expulsan al granjero Howard Jones, ese maravilloso libro de George Orwell, “La Rebelión en la Granja”, donde el nuevo gobierno crea sus propias reglas, siete mandamientos, que escriben en una pared. Al principio todos de acuerdo, hasta que los poderosos se dan cuenta que pueden obtener mayores privilegios, entonces se adicionan las reglas y cambia toda su forma. ¿Te acuerdas?

-Claro que lo recuerdo -responde el profesor-. Al principio, la granja era más próspera que cuando el señor Jones la administraba, pero vino su reforma política y modificaron las reglas originales para legitimar las acciones de los puerquitos en el poder.

“Así vemos cómo se transforma lo que propuso la alianza ‘Juntos Haremos Historia’ y cómo se va desfigurando el ofrecimiento de la coalición ‘Va por México’. El gobierno polariza posiciones entre sus aliados y los partidos de oposición. Ataca la credibilidad, la confianza, el afecto, alrededor de sus iniciativas. Ejerce un liderazgo imponiendo una historia que cambia a conveniencia para volverla a imponer. Ha creado patrones de conversación y está cambiando las reglas del juego. Lleva a propios y extraños a discutir los temas que él quiere. Exhibe a los críticos y opositores de sus ideas, acusándoles de ‘traidores a la patria’, incluso los persigue por la vía judicial.

“La oposición también reacciona, afirma que el gobierno está rompiendo el modelo democrático. PAN, PRI, PRD anticipan una ruptura total de las relaciones con el gobierno hasta que termine el sexenio. Dicen que se despedazaron las reglas de convivencia, que hay falta de experiencia del gobierno, que no tienen rumbo, que no saben cómo solucionar los problemas del país.

“Ponen en la mesa la idea de una reforma política, unos proponen la desaparición del INE y la creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, la reducción del número de diputados y senadores plurinominales, reducción del financiamiento a los partidos políticos, la desaparición de los organismos electorales estatales y tribunales electorales locales, la reducción del costo de las elecciones, y la implementación del voto electrónico dentro y fuera del país. Los otros la segunda vuelta en elección presidencial, sanciones graves a quienes usen electoralmente los programas sociales o amenacen a la gente con quitárselos, nulidad de elecciones donde participe la delincuencia organizada y regular las conferencias mañaneras en tiempos electorales. Cada bando se esfuerza por mover las aguas para que adopten la forma que les conviene a sus grupos”.

-Entonces -concluye Sara-, para salir adelante no necesariamente dependemos de un Fox, Calderón, Peña o Andrés Manuel. No se trata de que nos cambien el mundo, se trata de cambiar nosotros. Mi vida, mi hogar, mi familia, mi barrio y así la ciudad, el Estado, el País. Y eso solo empieza por nosotros, dando a las aguas la forma de nuestro propio envase.

 

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