Opinión Política
ENTREVISTA

La vorágine política del aquel 22 de abril

El ex presidente del Patronato de Reconstrucción del Sector Reforma, don Gabriel Covarrubias Ibarra, rememora los turbulentos momentos de la caída del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri y del alcalde Enrique Dau Flores, y la actuación del jefe de Gabinete de Salinas de Gortari, José Córdoba Montoya, y el senador José Luis Lamadrid Sauza.

 

Por Julio César Hernández

El pasado viernes 22 se cumplieron tres décadas de una tragedia que marcó la historia de Guadalajara y de cientos de familias para siempre: las explosiones en el sector Reforma a causa del hidrocarburo que corría por el drenaje de esta zona. En 2007, al cumplirse 15 años de la trágica explosión, el ex alcalde de Guadalajara, Gabriel Covarrubias Ibarra, concedió una entrevista publicada en el periódico Ocho Columnas el 22 de abril de aquel año, en la que nos reseñó las decisiones políticas que se tomaron con motivo de este suceso que conmovió no sólo a Jalisco y éxico, sino al mundo entero, y cómo es que él fue presidente del Patronato para la Reconstrucción. Para recordar aquellos momentos, recuperamos para Opinión Política esta entrevista concedida por don “Gabo”, como le decían de cariño.

Don Gabriel Covarrubias Ibarra fue tesorero del Estado, presidente municipal de Guadalajara, senador de la República y diputado local en la LVII Legislatura. Falleció el 2 de agosto de 2018, a la edad de 88 años.

 

Aquel 22 de abril de 1992, Gabriel Covarrubias Ibarra cumplía con su compromiso público: cuidar a sus nietos y convivir con sus hijos. Ocho días después de la tragedia en el Sector Reforma, tras la explosión y destrucción de ocho kilómetros a lo largo de la calle Gante, recibió una llamada telefónica. Del otro lado de la línea estaba el entonces secretario de Desarrollo Social, Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien le extendió la invitación a encabezar lo que sería el Patronato de Reconstrucción del Sector Reforma.

Colosio le indicó que al día siguiente -Día del Trabajo- estuviera en el despacho del gobernador a donde le hablaría el presidente Carlos Salinas de Gortari.

 

Salinas al teléfono

Ahí estaba cuando llegó el nuevo mandatario, Carlos Rivera Aceves, quien acababa de rendir protesta en el Congreso del Estado en un ambiente tenso y de protestas ciudadanas en las calles. Hora y media después sonó el famoso “teléfono rojo”. Rivera Aceves levantó el auricular y posteriormente se lo pasó a Covarrubias Ibarra. Era Salinas de Gortari:

“Don Gabriel, quiero felicitarlo por haber aceptado esa propuesta de que usted se haga cargo de ese organismo que solvente y resuelva ese problema tan grave, de esa negligencia… lo felicito. Se hizo una encuesta y la gente lo ve bien, y creo que usted es el indicado para solventar ese problema.

“Usted no se dedique a investigar porque usted no es investigador -le ordenó el presidente-. Usted dedíquese a resolver”.

“Bueno presidente -acotó don Gabriel-, pero debe salir un decreto para crear ese organismo…”

“Eso es cosa de ustedes -dijo Salinas-. La forma ustedes la hacen, pero el organismo que se cree, que sea de acuerdo con usted. Nada más póngase de acuerdo con el señor Gobernador”.

Los integrantes del Patronato, encabezados por Covarrubias Ibarra, rindieron protesta el 15 de mayo de 1992.

HOMENAJE. El Ayuntamiento de Guadalajara le rindió homenaje por su trayectoria, durante la administración de Enrique Alfaro.

Lamadrid, Cosío y Dau

Don Gabriel Covarrubias hace memoria y recuerda los tintes políticos de esta tragedia que arrojó la obligada licencia del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri -que estaba a la mitad de su mandato-, y del presidente municipal de Guadalajara, Enrique Dau Flores, quien cumplía apenas un mes en el cargo.

“En su momento, como buen abogado y como buen político, él (Cosío Vidaurri) tenía que defender su nombre y su honra, porque definitivamente él no fue responsable. Ni Enrique Dau tampoco. Fueron las circunstancias. Pero como era un asunto político, entonces le pidieron que hiciera su solicitud de licencia y no renuncia, porque hubiera implicado elecciones extraordinarias.

“El secretario de Gobernación (Fernando Gutiérrez Barrios) presentó algunas propuestas (de candidatos a sustituir a Cosío), pero había un senador de Jalisco (José Luis Lamadrid), que en paz descanse y no digo su nombre por respeto porque fuimos compañeros de colegio, que pedía en el Senado la desaparición de Poderes. Había esa intención…

“Pero, entonces, al pedir licencia (Cosío) se dejó sin materia (para desaparecer los Poderes), y creo que el ingeniero Dau, eso no me consta, fue obligado también a pedir licencia, igual que todos los regidores. Los que no quisieron fueron los de oposición (del PAN). Y entonces se desintegró el Ayuntamiento de Guadalajara y el Congreso creó el Concejo Municipal”.

TRAGEDIA. “El día lo puso el diablo, la hora la puso Dios”, refirió don Gabriel.

Eugenio, Córdoba y Mora

Para encabezar este Concejo Municipal se invitó inicialmente a Eugenio Ruiz Orozco, entonces funcionario de Banobras, tras dejar la Contraloría de la Procuraduría General de la República con don Enrique Álvarez del Castillo. Finalmente, el ingeniero Alberto Mora López fue el elegido.

Don Gabriel Covarrubias rememora:

“Según eso, alguien se movió allá arriba (Los Pinos), como dicen los políticos, y se cambió la señal de la noche a la mañana. Y eso lo sabe muy bien Eugenio, no tenemos por qué guardar ningún secreto.

“Ya estaba previsto que el licenciado Ruiz Orozco se venía como presidente del Concejo Municipal, pero se cambió la señal por un señor de origen francés-español (José Córdoba Montoya), a través de ese senador (Lamadrid) que fue mi compañero en el colegio, porque era muy amigo de este señor que era un hombre muy inteligente, muy astuto…

“Y, entonces, se cambió la señal y de la noche a la mañana llegó otro (a presidir el Concejo Municipal), pero no lo hizo mal. Trabajó bien el ingeniero Alberto Mora López”.

 

DÉCADAS. A 30 años de la tragedia social y política.

Influencia panista

Durante este torbellino político provocado por la explosión en Gante, muchas cosas extrañas sucedieron como fue la detención bajo engaño de Enrique Dau; el deslinde para el entonces director del SIAPA, Gualberto Limón, pero la detención de algunos de sus subalternos; y la insistencia del entonces subprocurador, Everardo Moreno (fallido precandidato a la presidencia de la República contra Roberto Madrazo) para que don Gabriel Covarrubias declarara ante el Ministerio Público de un hecho sucedido en su ausencia.

“Hubo circunstancias extrañas del procurador (Ignacio) Morales Lechuga, a quien conozco muy bien porque lo traté varias veces. El ingeniero Dau fue llamado a declarar, pero fueron por él a su casa, eso es cierto, pero ya no regresó a su casa, quedó detenido.

“Y una cosa, que al cabo ya es historia: detuvieron también al ingeniero Aristeo (Mejía Durán) que era secretario de Desarrollo Urbano, un cargo que él no quería aceptar, pero que tuvo que hacerlo porque quien lo era, el ingeniero Dau, había renunciado. En ese entonces el director del SIAPA era Gualberto Limón, pero a él lo respetaron. O sea, metieron a la cárcel a varios funcionarios del SIAPA menos al jefe, por alguna circunstancia… Bueno, al cabo que ya pasó: que porque era familiar de alguien del partido de la oposición (PAN)”.

 

Conciencia tranquila

Covarrubias Ibarra niega que haber encabezado el Patronato de Reconstrucción del Sector Reforma (del 15 de mayo de 1992 a mediados de mayo de 1994), lo haya dejado marcado.

“No, yo no lo hice con fines de lucho ni de presunción ni de nada. Simplemente por servir y por atender a mi gente, porque yo no percibí ningún sueldo. La faena me duró dos años, del 92 al 94, cuando volví a la carrera política (el Senado de la República), y que no me fue tan mal, porque todavía estoy aquí.

“Yo estoy satisfecho y no tengo problemas de conciencia. Hice lo que debía de hacer y lo mejor que pude”, concluyó don Gabriel Covarrubias Ibarra.

TRAGEDIA. “El día lo puso el diablo, la hora la puso Dios”, refirió don Gabriel.

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