Opinión Política
EDUCACIÓN E HISTORIA

La primera mujer mexicana en el poder

Griselda Álvarez fue la primera gobernadora en la historia de México. Nació en Guadalajara.

 

Por Alfredo Arnold

Hace 46 años llegó por primera vez en la historia una mujer a una gubernatura estatal. Tuvo que transcurrir casi medio siglo más para que llegara una mujer a la Presidencia de la República. Las mujeres han obtenido poco a poco la plenitud de sus derechos cívicos en nuestro país.

Fue en el estado de Colima donde ocurrió la histórica elección de Griselda Álvarez Ponce de León como primera autoridad del estado el primero de noviembre de 1979. Esto ocurrió a la mitad del gobierno del Presidente José López Portillo.

Antes, Griselda Álvarez fue senadora y ocupó diversos puestos en el gabinete presidencial. Además, era una culta lectora y escritora de libros, además de poeta pues también dejó varios versos en su historia.

No dejó claro si disfrutó el ser la primera mujer gobernadora de un estado en el país, pero dejó escrito un soneto que suena a profunda queja: “No sé si fue pírrica victoria / que ahora reflexiono y aquilato: / Metí amor y familia en un retrato / y fue el poder la línea divisoria”.

En su obra “Memoria Política de México”, Doralicia Carmona plasma una semblanza de la primera gobernadora que tuvo el país. A continuación, algunos párrafos de esa semblanza:

A los 66 años de edad asume el gobierno de Colima para el periodo 1979-1985, en una ceremonia a la que asiste el presidente de la República José López Portillo. Fue postulada por los partidos PRI y PPS. Obtuvo 72,791 votos, frente a 15,751 votos del candidato del PAN, Gabriel Salgado Aguilar. Su lema de campaña fue: “Para progresar, educar”.

En su discurso de toma de protesta se refirió a una “democracia de hombres solos” y convocó a las mujeres a “inaugurar un tiempo nuevo de plena igualdad con los hombres, sin reclamar privilegios que no requerimos ni aceptar desventajas que no merecemos”.

Así recuerda ella misma ese día en sus memorias: “Mi toma de posesión fue un evento de carácter nacional: por primera vez una mujer llegaba al cargo de gobernadora en el México independiente, y esa mujer era yo, Griselda Álvarez. La sola reflexión de este pensamiento me sacudía internamente. ¿Me había convertido en un símbolo? Muy posiblemente: el de la igualdad del hombre y la mujer en política. Sabía que podía gobernar Colima; antes que yo lo habían hecho mi padre, en 1919, y mi bisabuelo, que fue el primer gobernador de Colima, en 1857. Nunca imaginaron que yo, mujer, sería también gobernadora”.

Griselda Álvarez contaba con un amplio apoyo de la población. Pero también hubo muestras contundentes de repudio. El mismo día en que asumía el mando del Ejecutivo, en la ciudad de Colima la estatua del rey Colimán, último héroe indígena que resistió hasta morir la embestida de los españoles encabezados por Gonzalo Sandoval, amaneció con un mandil blanco.

Aquel día, el auditorio Morelos donde rendiría protesta estaba lleno de hombres de una nueva generación evolucionada, diferente, solidaria.

Griselda Álvarez vivió sola los seis años en la casa de gobierno de Colima.

Su principal preocupación como Gobernadora fue la educación pública. Reformó los Códigos Penal y Civil para que los hijos de las presas no nacieran dentro de la cárcel y abrió oportunidades para que las prostitutas cambiaran de ocupación.

“Durante mi gobierno levanté en tres ocasiones memorables la bandera blanca; cuando Colima alcanzó la alfabetización y cuando toda la población tuvo energía eléctrica y agua potable”, escribió.

La primera gobernadora nació el 5 de abril de 1913 en Guadalajara; hija de Dolores Ponce de León, que falleció a temprana edad y de Miguel Álvarez García, quien fue el primer gobernador de Colima que terminó un periodo completo y bisnieta del primer gobernador de Colima, Manuel Álvarez, constituyente de 1857, asesinado en una revuelta por su acendrado juarismo.

Estudió en la Escuela Normal de Maestros. Se especializó en atención a débiles mentales y menores infractores. En la Normal impartió cátedra hasta 1951. Se graduó en Letras Españolas en la UNAM. También estudió estadigrafía, biblioteconomía e idiomas.

Trabajó en la SEP, en la SSA, en el IMSS y en Sectur; fundó el Centro de Atención a la Mujer. A.C., la Alianza de Mujeres de México y de la Asociación Mexicana de Bienestar Social, y fue senadora de 1977 a 1979.

Colaboró en los periódicos Excélsior, Novedades y Ovaciones y en las revistas Kena y ¡Siempre! Escribió una docena de libros: “Cementerio de pájaros”, “Dos cantos”, “Desierta compañía”, “La sombra niña”, “Letanía erótica para la paz”, “Anatomía superficial” y “Estación sin nombre”.

Después de su paso por el gobierno, escribiría “Cuesta arriba: memorias de la primera gobernadora”, “Sonetos terminales”, “Erótica”, “Glosa de la Constitución” y “Los versos de la Constitución mexicana”.

Recibió la Medalla “Belisario Domínguez” y reconocimientos de la Federación de Mujeres Universitarias, de la Universidad de las Américas, del INBA y del gobierno de su estado, entre otras muchas distinciones.

Falleció el jueves 26 de marzo del año de 2009, en su casa de la colonia Pedregal de la ciudad de México. Tenía 95 años de edad.

 

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