Opinión Política
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Ganadores y perdedores

Por José Antonio Elvira de la Torre

Prof. del Departamento de Estudios Políticos y Gobierno del CUCSH de la UdeG

El cambio y la adaptación son características de los intereses de los actores políticos. Los resultados y efectos de sus decisiones y acciones son la mejor herramienta con que contamos para explicarlas y entenderlas, incluso si en apariencia pudieran parecer contrarias a la racionalidad de las organizaciones en las que participan. La decisión del presidente nacional de PRI, de proponer una iniciativa de ley en la Cámara de Diputados, a través de una integrante de su bancada afín a su liderazgo, para mantener la participación del Ejército en tareas de seguridad pública, aun cuando los resultados inmediatos y mediatos tienen costos negativos para su organización partidista, puede analizarse en varias dimensiones.

  1. Legislativa: La más inmediata de las consecuencias es ahondar la confrontación entre los diferentes grupos que integran la representación congresional del PRI en ambas cámaras. Mientras que los diputados respaldan mayoritariamente esta decisión de su líder formal, los senadores están en desacuerdo, lo que abre la posibilidad de fragmentar aún más la acción coordinada como partido en todos los temas. Esto facilita su acercamiento con el partido con mayoría de diputados en temas estratégicos y dependiendo de los incentivos, pero rompe el acuerdo de cooperación con las fracciones congresionales de los partidos de oposición que había estado funcionando.
  2. Partidista: Con un dirigencia nacional con intereses diferentes a los de sus principales liderazgos y grupos locales, no sólo potencia la desinstitucionalización en su estructura y funcionamiento partidista que ya se observa, sino que incrementa significativamente el riesgo de una ruptura en el PRI. La salvación del dirigente nacional de las denuncias e investigaciones en su contra y su posible permanencia en el cargo, son excesivamente costosas para el partido en su relación con otros partidos y con los ciudadanos.
  3. Elecciones locales: Las elecciones locales de 2023 tienen una relevancia más allá de su resultado. Una actuación no cooperativa de la dirigencia nacional del PRI con los estados, premeditada o no, puede terminar por romper la coalición y más aún, dejarlo sin gobiernos estatales por primera vez en su historia, reduciendo el incentivo de muchos militantes y organizaciones que aún lo integran y aumentando la posibilidad de que más de ellos abandonen en definitiva la organización partidista. El principal beneficiario de este resultado sería el partido en el gobierno, que representaría la opción más racional para alcanzar sus intereses particulares.
  4. Elección presidencial: El peor escenario del PRI para enfrentar la elección presidencial de 2024 sería un partido fragmentado, sin gobiernos estatales, con desbandada de militantes y organizaciones y sin coalición opositora. El mayor costo sería para el PRI, aunque todos los integrantes pierden, ya que ninguno tiene en este momento la fuerza suficiente para enfrentar la contienda individualmente, a menos que factores inesperados y de alto impacto se produzcan y alteren el juego.

Los mayores ganadores en este escenario son el Presidente, el Gobierno federal y el partido del que provienen, que habrán logrado uno de sus objetivos estratégicos.

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