Opinión Política
OPINIÓN

Frivolidad y Debate

Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

-Frivolidad política, según los maestros de Ciencia Política, abarca desde la simplificación excesiva de temas importantes o complejos hasta la personalización exagerada de la política. Obviamente incluye una evidente falta de atención a las responsabilidades primarias de los funcionarios públicos.

“Estamos rodeados de políticos superficiales, que se alejan de los debates sustanciales, le dan la vuelta a comunicar su compromiso con políticas concretas y poco les importa el fortalecimiento de la democracia.

“Expertos como Michael Hanchard y Susan Banducci han identificado esta frivolidad como un desafío para la salud de la democracia. Se manifiesta a través de diversas formas, como la polarización excesiva en torno a temas sin relevancia sustancial y el enfoque excesivo en los escándalos personales de los políticos, con exageradas discusiones mediáticas que desvían la atención de los problemas reales.

“Un aspecto fundamental de la frivolidad política es la simplificación excesiva de temas complejos. Los científicos políticos señalan que la sociedad contemporánea está expuesta a una sobreabundancia de información, lo que a menudo lleva a una simplificación excesiva de temas complejos para hacerlos más atractivos o fáciles de digerir.

“Esto puede llevar a una comprensión superficial de asuntos cruciales que requieren un análisis más profundo y una discusión informada”.

Con esta reflexión, Martha arranca la charla en la cafetería del barrio. Abogada de profesión y cafetera por afición, en esta mañana se acompaña de Jorge, su pareja desde hace 4 años. Jorge solicita al barista una nueva ronda de cafés para continuar con la charla argumentando:

-Por eso yo insisto que el debate político es un proceso fundamental en cualquier sociedad democrática; la discusión abierta y argumentativa sobre cuestiones políticas, sociales y económicas. El intercambio de ideas entre distintas perspectivas contribuye a la formación de opiniones informadas y al desarrollo de políticas públicas que reflejen las necesidades y valores de la sociedad.

“El debate de ideas permite que una diversidad de opiniones y posturas sean escuchadas y consideradas en la formulación de políticas. Refleja la pluralidad de la sociedad y garantiza que se tengan en cuenta diferentes perspectivas al abordar problemas y construir soluciones.

“El debate político informado y constructivo tiene el poder de moldear la opinión pública. A través de discusiones bien fundamentadas se puede educar a la población sobre cuestiones complejas y ayudar a las personas a comprender mejor los asuntos políticos. Permite a los representantes políticos explicar sus decisiones, justificar sus políticas y ser responsables ante la ciudadanía. Esto promueve la transparencia y la rendición de cuentas en el ejercicio del poder.

“Confrontar ideas y argumentos puede generar soluciones más sólidas y efectivas para los problemas que enfrenta una sociedad. Porque a través de la discusión, se pueden identificar y evaluar diferentes enfoques para abordar desafíos complejos. Insisto, el debate es un pilar fundamental de las democracias saludables; promueve la participación ciudadana, fomenta el pensamiento crítico y ayuda a mantener un equilibrio de poderes, lo que en conjunto fortalece el sistema democrático. Es esencial para la salud y el funcionamiento de una sociedad democrática”.

Martha alza la mano y con una seña solicita la cuenta al barista. A manera de conclusión, y antes de partir, Martha afirma:

-El desprecio por los debates serios y la falta de atención a políticas públicas relevantes es una forma clara de frivolidad política. Hoy los debates se centran más en el «espectáculo político» que en las propuestas concretas, están dejando de abordar problemas sociales, económicos o incluso ambientales; con eso, se corre el riesgo de descuidar temas esenciales para el bienestar de la sociedad.

“Los candidatos insisten en la personalización excesiva de la política, se centran en la imagen de los líderes en lugar de sus acciones o propuestas, es un elemento de frivolidad destacado por expertos como Pippa Norris.

“Esta tendencia desvía la atención del trabajo político y su impacto real en la vida de las personas, genera una cultura política más basada en la celebridad que en la sustancia. Las campañas políticas deberían ser arenas de debate donde los candidatos enfrentan las preguntas que buscan revelar su idoneidad, su visión y sus capacidades de liderazgo”.

 

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