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Fantasmas presentes

REFLEXIONES

Por Gonzalo Leaño Reyes

En diciembre de 2021 se hacían pronósticos sobre cómo venía el nuevo año 2022. Se hablaba de dos posibles escenarios: uno sin pandemia y otro con la presencia de Covid-19. Afortunadamente, la emergencia sanitaria se mitigó mediante la aplicación masiva de vacunas y las medidas de cuidado personal que adoptó la población en general, y la escena quedó lista para iniciar la recuperación post pandemia en México y en el mundo.

Lamentablemente, un factor no contemplado intervino decisivamente para complicar las cosas, la invasión de Rusia a Ucrania, hecho que potenció el principal peligro que ya se venía venir sobre la economía: la inflación.

En México, la subida de precios de bienes y servicios ya venía ocurriendo desde el año pasado a causa del aumento del precio del gas y de la electricidad. En la segunda quincena de diciembre la inflación anual llegó a 7.45%, cuando en 2020 estaba en 3.22%. Fue un crecimiento no visto en los últimos veinte años.

Han transcurrido prácticamente cinco meses de 2022 y la inflación se consolidó, hoy la tenemos en 7.68 por ciento y está afectando seriamente al sector laboral y a la población en general de nuestro país. Los pronósticos no son nada alentadores ya que el Banco de México y diversos organismos consideran que la inflación seguirá creciendo por lo menos hasta el tercer trimestre del año. Otros, menos optimistas, pronostican que persistirá cuando menos un año más.

La alianza que anunciaron el gobierno y algunos sectores empresariales para frenar la escalada de precios tampoco ha dado los resultados deseados.

Frente a esta situación es urgente tomar medidas preventivas. La más efectiva es ahorrar y reducir gastos. El comercio, los servicios públicos, la educación y el ocio serán muy caros, y pagar deudas y créditos será muy difícil para las clases medias y los asalariados.

El panorama en el área de la salud tampoco es muy alentador. En algunas regiones del mundo se han detectado rebrotes de coronavirus, en tanto que la hepatitis aguda infantil emerge amenazante. Es bueno recordar y tomar muy en cuenta que, durante la etapa crítica de la pandemia, surgieron numerosas voces autorizadas que dieron un mensaje de alerta sobre futuras contingencias.

Hoy, en medio de un ambiente que por fortuna es menos complicado que hace uno o dos años, es necesario que todos tomemos conciencia de que los grandes peligros globales no se han ido definitivamente; ahí están, presentes como dos fantasmas que no deseamos que vuelvan: el fantasma de la pandemia y el fantasma de la crisis económica.

Para ello es necesario mantener una disciplina solidaria, tanto en la salud como en la economía. El estado de bienestar en el cuerpo y en el bolsillo sigue prendido con alfileres, es frágil, endeble, quebradizo. Actuemos con responsabilidad.

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