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Adiós a Tatiana

Por Alfonso Gómez Godínez

@ponchogomezg

Tatiana Clouthier fue pieza clave en el triunfo electoral del 2018 de Andrés Manuel López Obrador. Siendo hija de Manuel J. Clouthier, un ícono de la lucha contra los abusos del estatismo depredador e impulsor de la libertad económica y política, su cercanía con el candidato López Obrador trataba de mandar un mensaje de cercanía, confianza y certidumbre a las clases medias y grupos empresariales tradicionalmente renuentes al político tabasqueño.

Bajo dicha lógica, Tatiana fue nombrada coordinadora general de la campaña obradorista y junto a Alfonso Romo, que posteriormente ocuparía la coordinación de la Oficina de la Presidencia, fueron puentes invaluables de comunicación con los hombres de negocios del país.

La renuncia de Tatiana Clouthier a la Secretaría de Economía genera muchas dudas e inquietudes. Aunque su llegada a dicha secretaria generó también múltiples comentarios, principalmente por su formación profesional (Licenciatura en Lengua Inglesa), supo aprovechar sus relaciones e imagen para ser un interlocutor con los empresarios. Así, a principios de 2021, impulsó un plan de reactivación económica con énfasis en el desarrollo de cadenas productivas y de proveedores industriales que finalmente se desvaneció por falta de apoyo del titular del Poder Ejecutivo.

Lo que fue muy bien recibido por industriales y otros sectores como los académicos y la opinión pública, fue el anuncio apenas en septiembre de este año de un plan de política industrial que despertó entusiasmo aún en las filas de sectores críticos a López Obrador como la CONCAMIN. Desde hace décadas la demanda de una política industrial estaba presente en la agenda de los organismos del sector manufacturero del país, sin embargo, la ideología y mitos a ultranza del libre mercado cerraban las puertas a dicha propuesta.

Se pensaba que aunque ya tarde en el reloj sexenal, en el resto del gobierno actual se podían consolidar las bases de una visión conjunta entre autoridades y sector privado para que con perspectiva de futuro se impulsara el sector real de la economía con incentivos para la inversión, la competitividad y la innovación. Una política industrial que relanzará las ventajas competitivas de México en el marco de su integración con Estados Unidos y Canadá.

Con la partida de Tatiana Clouthier no solo queda en el aire el destino de la propuesta de política industrial donde teníamos información de que se venía trabajando en la consolidación de las políticas sectoriales y la definición de los instrumentos e incentivos para su materialización.

La puerta abierta por Tatiana con el sector empresarial corre el riesgo de cerrarse de manera abrupta lo que, de hacerse realidad, representará una mala señal para el presente y futuro de la economía mexicana.

Sin Alfonso Romo y Tatiana Clouthier en el gabinete presidencial, se cancelan vasos comunicantes del gobierno federal. Se corre el riesgo de avanzar hacia una agenda de radicalización de posturas y con un gobierno que bajo la consigna de “primero los pobres” desdeña a los que generan la inversión que requiere el país para atender las necesidades de los pobres y ofrecerles opciones para superar tan lastimosa e inaceptable condición.

La llegada de Raquel Buenrostro como nueva titular de la Secretaría de Economía abre interrogantes. Llega con la currícula de buenos resultados en el SAT, de ser inflexible en su trato con los empresarios. Habrá que esperar sus primeras declaraciones y acciones. La Secretaría de Economía demanda capacidad de diálogo y concertación. Requiere de vocación para construir una visión conjunta y de futuro. Esperemos que no se pierda el último tramo del sexenio en materia económica. Que avance la propuesta de política industrial. Ya veremos, dijo el ciego.

 

 

 

 

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