Por Sergio Carmona Ruvalcaba
Ex Secretario de Desarrollo Urbano del Gobierno del Estado de Jalisco
“Guadalajara” es el ícono y referencia de una zona conurbada cuyo desproporcional crecimiento ha generado “grandes oportunidades” de vida, trabajo y educación para muchos jaliscienses, vecinos de otros estados e incluso hasta algunos extranjeros. Es, sin duda, una región de la República que se ha llegado a convertir en una alternativa a la “caótica”, en términos movilidad y calidad de vida, Ciudad de México debido a su descomunal crecimiento como “mancha urbana”; Guadalajara, por su calidad de vida se ha convertido en una opción de localización poblacional y de inversión junto con Monterrey y en menor medida Aguascalientes, Querétaro, Cancún, entre otras ciudades del país.
Nuestra ciudad ha sido, sobre todo en los últimos 40 años, el lugar donde se han brindado grandes oportunidades de educación gracias a la expansión de universidades públicas y privadas de gran reconocimiento y calidad académica. Lo anterior viene aparejado con oportunidades de trabajo gracias al establecimiento de corporativos, industrias y empresas que han brindado fuentes de empleo con sueldos que sin ser los deseables han sostenido la economía de miles de familias.
Problema fundamental
Guadalajara es solo el nombre y referencia de una zona conurbada (que en lo sucesivo mencionaré como Guadalajara) que aglutina de manera orgánica y compartiendo problemas urbanos a seis Municipios: Guadalajara Zapopan, San Pedro Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco y El Salto y de manera oficial y legal a cuatro más como Juanacatlán, Zapotlanejo, Ixtlahuacán de los Membrillos y Acatlán, transformándose de Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) a Área Metropolitana de Guadalajara (AMG). Esto que pudiera sonar como un modelo ejemplar de organización, es la clara manifestación de lo que no se debiera hacer en materia de planeación urbana.
Lo que tenemos es un crecimiento desenfrenado de población que demanda servicios y satisfactores que la autoridad se ve impedida de saciar dado que los recursos económicos de que se disponen están muy por debajo de la exigencia de recursos que se requieren para atender a la población, convirtiendo a las autoridades en una especie de “jefe” de mantenimiento de la Ciudad, prometiendo resolver los problemas que se van suscitando con programas emergentes para los diferentes rubros que se requieren
Es decir, sí ya los seis municipios señalados enfrentan vastos y grandes problemas, imagine usted que pasará cuando el crecimiento alcance a los otros cuatro y que, en una mala ocurrencia de alguien, en otras épocas, sumó a la Metrópoli. Sin duda fue por la codicia de participar en la obtención de los recursos económicos que hasta hace un decenio existían de un Fondo Metropolitano que sumaba recursos federales, estatales y municipales que se repartían en función de población entre otros factores y que se distribuían en una especie de “sanedrín” compuesto por: gobernador, presidentes municipales y funcionarios estatales.
Algunos números en agua y movilidad
Para darse una idea de lo que ha pasado en Guadalajara, primero hay que hablar de población: Para 1950 en la Capital vivía el 23% de la población del Estado, para 1980 ya era el 35% y, para asustar a cualquiera, en Guadalajara (área metropolitana) para 2025 es del 62 al 65% la población. En materia de agua según datos públicos (no hay precisión, pero si aproximación) para 1950 la demanda de agua era de 1 m3/seg, para 1980 creció a 4.5 m3/seg y, para 2025, se habla ya de 15 m3/seg, y que con el nuevo acueducto se pueda llegar a una oferta de 20 m3/segundo, lo que representa un desproporcionado crecimiento en la demanda.
En materia de Movilidad no hay mejores datos: Para 1950 la principal movilidad se lograba con camiones urbanos ofrecidos por la alianza de Camioneros con 7 rutas y apenas de 1 centenar de camiones que cubrían las principales rutas de la Ciudad y dadas las distancias, otras se lograban “a pie” y el uso de los llamados “taxis” era ocasional; para 1980 ya estaba formalizado el transporte con un crecimiento de oferta y la creación de la empresa paraestatal SISTECOZOME (nótese ya se empezaba a hablar de zona metropolitana), para finales de los noventas se requería de 2 líneas de tren ligero y otras empresas subrogadas y a pesar de todo sin satisfacer de manera digna y adecuada la demanda.
Por otra parte, en 2009 ya se hace necesario alternativas como el BRT por la Calzada Independencia y para 2020 se tuvo que poner en servicio el tren ligero, asimismo se empieza a hablar de la línea 4 y de iniciar una quinta línea. En el período que abarca los años 2007 – 2009 se construyó el BRT por la Calzada Independencia y el planteamiento del mismo BRT para el periférico no tenía “masa crítica” para justificar la inversión. Hoy, en 2025, a 15 años después de terminada y construida ya es totalmente indispensable. Sin duda, la oferta de servicio de transporte nunca logra ser satisfecha cabalmente, la demanda siempre va por arriba de la oferta. En infraestructura para la vialidad no hay mucha diferencia; en 1950 se logra la Calzada Independencia y Circunvalación (no concluida por invasión vecinal), en 1970 Anillo Periférico, 1980 Par Vial y primeros túneles, ya que a partir de 2010 han seguido innumerables túneles, nuevo periférico, circuito metropolitano sur, etc., la historia sigue y no termina de parar.
La espeluznante inundación de “La Martinica”, los problemas recurrentes de lluvia que golpean “Arroyo Seco”, el Mante, Plaza del Sol, Zona Industrial, Parque de “La Solidaridad” y más de 500 puntos susceptibles de inundación (según U. de G.), los consecuentes socavones por doquier debido a lo añoso, deteriorado y bajo mantenimiento de la red de drenaje, la autoridad convertido en “jefe de mantenimiento” se plantea como alternativa un añejo planteamiento de un drenaje profundo invirtiendo la friolera de 9 mil millones de pesos.
Conclusión y planteamiento:
Si se analiza lo anterior, los problemas de Guadalajara son generados por la ausencia de Planeación. Se ha confundido el crecimiento con el desarrollo, se han desmantelado todos los organismos de planeación desde los municipios y en el Estado se creó un Instituto que tiene su principal foco en Guadalajara y habla sin tapujos de sumar y llegar hasta Acatlán, Zapotlanejo, Ixtlahuacán. La pregunta es y ¿dónde están los urbanistas. Si se suman los miles de millones que se planea invertir en infraestructura entre líneas de tren, vialidades, drenaje profundo, etc., para ir persiguiendo el crecimiento, siempre será insuficiente. La verdadera y sustentable opción a mediano y largo plazo es aprovechar la prodiga y diversa vocación que tienen las 12 regiones del estado (por cierto, esa regionalización gran idea del sexenio 1995 – 2001) y potencializar nuevos polos de desarrollo, agrupando municipios cercanos entre sí y con misma vocación convirtiéndolos en nuevas Zona Metropolitanas.
Recurriendo a la analogía de una enfermedad endocrina humana en la que por exceso de producción de una hormona crecen sin control y de manera desproporcionada cabeza, apéndices y extremidades, habrá que decir que es impostergable aniquilar con ciencia y técnica (urbanística) la enfermedad que está padeciendo Guadalajara: UNA “ACROMEGALIA URBANA”.